Dos días después Petunia estaba de vuelta, se miraba diferente. Eris no tardó en verla con ojeras y más seria de lo habitual. Trato de hablar pero su amigo solo cambiaba el tema. Esto alertó a Eris. Llevaba en su dedo un anillo en donde estaban impresas en el partituras, Petunia llevaba en su dedo uno igual como el día en que se conocieron. Fue el regalo de cumpleaños.-Entonces no hiciste nada estos tres dias- su voz sonó dudosa.
-Estuve todos los días encerrada en la habitacion- vio como su amiga tomaba fuertemente el césped debajo de su vestido. No hablaron más, Eris saco su guitarra del estuche y comenzo a tocar una melodía suave. Estaba por comenzar otra cuando levanto la mirada y vio en los ojos de Petunia lágrimas, esto provoco un brusco movimiento en las cuerdas y un horrible rechinido salió.
-Ella... yo solo... - trato de respirar para hablar.
Eris colocó rápidamente su instrumento en el suelo y se acercó a Petunia- No llores por favor-
-No te imaginas lo que... mis padres ellos....- su amiga la abrazo para tomar los brazos de Petunia y recostarla en su pecho. Esta inmediatamente dejó de llorar para ver el césped. Sintió los dedos de Eris tocar su cabello que se había soltado por el viento.
-Tranquila Petunia, hablemos cuando estés segura-
-Mis padres juraron que no dijera nada pero no puedo ocultar te nada a ti- esto pincho el pecho de Eris. Se sintió una vez mal por ocultar su verdadero ser de su mejor amiga.
-Shhh, no digas nada entonces- la abrazo fuertemente.
-No te vayas nunca Eris- y soltó su última lagrima para escuchar los latidos del corazón de su amiga como la melodía más hermosa.
Después de ver ese episodio de Petunia llorar la llevo a casa donde esta miraba con rencor la puerta. Al final solo camino y desapareció.
"¿Que habrá pasado? "
En la sala veía sus futuros materiales escolares, su tía se había tomado muy enserio la tarea de buscarlos. Vio las túnicas negras y la tomó para sentir la fina tela. Estaba nerviosa por ir a ese lugar, ver a muchos de su edad y aún peor convivir. Nunca fue de grupos de tres o seis. Estaba muy feliz con Petunia.
Otro pensamiento la atormentada.
"Tengo que irme por un largo tiempo y no se como decírselo"
Sintió cosquillas incómodas en el estómago.
-Es hora de descansar- escucho una voz detrás de ella. Volteo y vio a su tía.
-¿Tía como le diré a Petunia que me iré un tiempo?- suspiro nerviosamente.
Meridia se acercó para sentarse en el sillón y colocar a su sobrina en su pierna. -Si ella es tu verdadera amiga entenderá, le diremos que irás al extranjero a ver a tus parientes lejanos ya que ellos te ofrecen la oportunidad de estudiar -
Eris se grababa cada palabra de su tía.
Y tal como lo menciono días después le menciono a Petunia una tarde en su escondite que se hiria pero volvería solo para verla. Esta miraba fijamente como una araña atrapada una mariposa en su telaraña.
Eris se moría de los nervios al no ver señal de emociones por parte de su amiga.-Petunia yo realmente quiero llegar a ser una gran persona como mi tía, ella fue al extranjero y obtuvo la mejor educación en medicina. Volveré cada vez que pueda- esto último lo dijo como suplica arrodillandose enfrente de su amiga que estaba sentada aún viendo la araña. Sus manos estaban heladas. Petunia vio como aquel insecto daba la mordida definitiva a ese hermosa mariposa y poso la mirada en los ojos ansiosos de Eris.
-Te esperaré con los brazos abiertos-
-¿Que?-
-Te lo dije una vez verdad, quiero que cumplas tus sueños cadete, es una orden de su comandante- aunque tenía lágrimas y un dolor profundo en su corazón por lo que vivía en su hogar sonrió honestamente. -Estaré aquí para celebrar tus victorias y consolarte en las derrotas- no espero el gran abrazo de Eris, fue tan rápido que ambas cayeron quedando una al lado de la otra en el césped. Sus manos casi se tocaban, cada una sintió el frío material del anillo y susurraron que se verían pronto.
-Podrias escribir sabes-
-Claro que lo haré, con quien más hablaría sobre los chismes de mis odiosas compañeras- Petunia miraba los ojos grises de Eris.
-Petunia me iré muy pronto, cuando me vaya quiero que hagas algo por mi-
Y su amiga escucho atentamente.
ESTÁS LEYENDO
¡Algo mas sencillo que la vida!
RandomLo que mas la lastimo no fue el rechazo, las traiciones, ni siquiera el dolor. Fueron sus propias acciones, juro nunca ser un monstruo pero hasta el ser vivo mas vulnerable sabe cuando debe mostrar su garras para sobrevivir.