Escuchaba a lo lejos pisadas por aquel pasillo, sentía el frío material del vidrio. En algún momento se había quedado profundamente dormida, recordando las palabras de aquel niño.
"¿Que tiene que ver Petunia? "
Sintió como unas manos le tocaban los hombros para moverla. Estaba despierta pero no quería abrir los ojos. Al sentir como el tren bajaba de velocidad decidio levantarse. Ahí agachado aún lado de ella se encontraba Elliot.
-No creíste que te dejaría sola- vio como estiraba su mano para ayudarla a levantar. La tomó sin pensar, se asomo para ver cuantos estudiantes corrían con su túnica negra. Ella se la habia puesto para no hacerlo en último minuto. Sin demora el tren paro. Las trampilla iban bajando.
-He oído que nos espera un gran festín, tengo tanta curiosidad que creo no poder dormir esta noche, sabes cuantas historias hay atrapada en las viejas paredes de ese castillo-
-Mi tía me contó como los cuadros pueden moverse, hay grandes mesas llenas de toda clase de comida-
-Pues querida amiga vamos- caminaron juntos hasta ver a varios estudiantes organizarse en filas. -Primer año por acá mencionaron- la tomó fuertemente de la mano y camino con ella a la par, sin dejarla atrás.
Vieron a varios profesores con faroles levantar sus manos indicando su camino. Era sorprendente ver que oscuro estaba, la sombra de los árboles daban una brisa helada. Varios de primer curso observaron a todas direcciones confundidos a donde ir, eso hasta que vieron como una mujer de cabellos negros caminaba apresuradamente hasta ellos.
-Bienvenidos sean todos, el día de hoy ya son parte de esta gran familia, yo soy Morgan Hall y seré su profesora de Historia- la dama se miraba llena de vida, con sus ojos cafes brillantes y sus lentes la hacían ver más joven -Vengan conmigo que los espera grandes maravillas.
-Es todo un placer profesora- Elliot y Eris fueron los únicos en acercarse lo suficiente para inclinarse en forma de respeto. La profesora Hall los vio con cariño y camino hasta llevarlos a los carruajes.
El viaje era silencioso, solo se escuchaba las ruedas moverse y el viento al mover las ramas. Eris vio hermosos ejemplares de gatitos, búhos y sapos, nunca se le ocurrió pedir uno y estaba dándose cuanta de como haría para mandar cartas a su tía Meridia. Escucho como todas emocionados miraban las luces del castillo y el lago.
-Ya se que haré mañana- susurro para ella misma.
Los carruajes estacionaron enfrente de una gran puerta, la profesora subía las gradas y tocó. Esperaron un poco hasta que la abrieron. Una mujer mayor que también utilizaba lentes los miraba a todos analizando a los futuros candidatos a Magos y brujas. Llevaba un vestido ocre largo, su sombrero negro y su cabello perfectamente amarrado en un moño.
-Bien profesora Hall, puede irse a sentar que de aquí me encargó yo- su voz era firme y su mirada sería, Eris no tenía miedo pero si nacio en ella respeto -Me presentó, soy la subdirectora Minerva McGonagall, me verán en las clase de transformaciones- cada que hablaba invocaba total silencio - Pasarán en orden y se sentarán en un banco enfrente de las cuatro mesas, les pondré el sombrero y dictará su casa. Para los que no sepan su objetivo es darle a su casa puntos que obtendrán por sus meritos. Ahora vamos a... -
-Si esa niña no se hubiera metido habria puesto en grande la casa de los leones-
Todos voltearon hasta al final de las escaleras donde el chico de gafas que Eris reconoció del accidente del tren era rodeado por otros tres. Fascinados por su relato.
-Interesante, lástima que yo estaba con mi hermano lejos, te hubiera ayudado-
-Señor Black un gran placer tener a uno más de su familia, pero daría honor a su apellido si demuestra poner atención- los cuatro niños la miraron apenados.
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¡Algo mas sencillo que la vida!
RandomLo que mas la lastimo no fue el rechazo, las traiciones, ni siquiera el dolor. Fueron sus propias acciones, juro nunca ser un monstruo pero hasta el ser vivo mas vulnerable sabe cuando debe mostrar su garras para sobrevivir.