Sonrisa.

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«Hoy era esa noche» se dijo a si misma, mirando su reflejo en el espejo, sin dejar de revisar cada uno de sus rizos por si alguno le había salido disparejo como hace dos horas atrás. Si, tal vez no debió de haber comenzando de nuevo cuando tenía una fiesta a la cual asistir, pero no podían culparla de querer verse bien aunque sea por esa noche, debían de volver a la escuela en menos de unas horas. Quedó viendo detrás de ella a su reflejo, las cortinas blancas de baño dieron un movimiento que se estaba haciendo costumbre por esas horas de la noche, apenas siendo las diez. Apartó las cortinas y se quedó mirando la ducha, esperando a que cualquier cosa pudiera aparecer por ahí para darle un susto de muerte, pero no pasó, ni siquiera pudo seguir pensando en ello cuando los gritos de una de sus amigas la llamaba desde la sala.

—Muévete Miranda, se nos hará tarde —exclamó, de seguro revisando su reloj dorado que siempre llevaba a todos lados, dejo escapar un suspiro mientras daba otro vistazo al espejo y luego a la cortina, entorno los ojos en busca de lo que tenía en mente, pero esto jamás aparecio y salió del baño, siendo halagada al instante por Fernanda (o Fer para los amigos)—, preciosa y todos los sustantivos que no encuentro ahora —le dió una sonrisa antes de tomarla de los hombros y darle una sacudida—, vamos a buscar algunos hombres esta noche —levantó sus hombros, pero Miranda no tenía eso en mente, simplemente tomo las llaves de su auto en la mesita al lado de la puerta y salió de su casa, vacía luego de que la dejarán ir por su cuenta a esta extraña manera de convivir con los de su edad.

—Me preguntó porque insististe en que te acompañará cuando podías ir con Tatiana —alzó las cejas apenas subieron al Kia rojo, regalado por su abuelo hace un año, introdujo la llave, reviso los espejos, y arranco al momento de que amiga termino de verse en el espejo arriba de su asiento.

—Eso es porque Tatiana tenía que estar con los locos esos de sus amigos y tú sabes cómo son —dijo con una mueca, ella asintió del mismo modo, mucha energía para soportar en una noche—, y no te hagas, se que Logan anda queriendo picarte la costilla —levantó las cejas sin querer ocultar lo que quiso decir con aquello.

—Pero no lo digas así que suena feo —soltó una carcajada, logrando controlarse al ver que la luz del semáforo se ponía en rojo y dos vehículos frente e ella se detenían—, tenía planeado quedarme dormida hasta mañana, no quería tener que estar rodeada de tantos ruidos y todo eso, ya lo sabes —apretó el manubrio con los nervios a flor de piel, no se sentía muy bien y no paraba de sudor, ¿qué sería?

—Eres correcta en pocas cosas —suspiró, volviendo a verse en el espejo, arreglando los mechones de su pelo castaño—, quisiera que en esta fueras… —su voz se fue apagando con cada silaba cuando algo detrás llamo su atención—, ¿qué mierda? —murmuró con genuina sorpresa, entreabriendo la boca apenas perdió el color de su piel, volviéndose más pálida.

—Fer, no tienes porque insultar —rodó los ojos, volviendo a arrancar el auto por el color verde.

—¡No Miranda, mira detrás! —la sostuvo del brazo y la hizo ver hasta atrás, la mencionada detuvo el automóvil de golpe y se quedó mirando lo que ella señalaba. Entre la oscuridad de los árboles en esa ruta, se podían ver globos blancos flotando entre las ramas, pero cuando parecían estar lejos, estos daban un giro que los acercaban cada vez más. Tenían cuerpos. Miranda tembló de pies a cabeza al ver a esos seres humanoides caminar hasta ellas, solo ellas pues sentían esa mirada encima que Miranda sentía por las noches, largas piernas y brazos, cuerpos oscuros con los rostros perlados, tan blancos como la cal, siendo uno de ellos el que más resaltaba por el resplandor de sus dientes cuando llegó a mitad de la calle y se quedó parado, expectante. Este parecía verlas, saboreando cada segundo en que ningúna pudo reaccionar y se marinaban en su propio miedo, ni siquiera pudieron ver qué más de uno se había acercado cuando Miranda piso el acelerador y se dirigió hasta el instituto con Fer gritando que estos «seres las estaban siguiendo», no tuvo tiempo ni de apagar el motor cuando salieron disparadas apenas llegaron a la acera. Tatiana, una de sus amigas, las vio llegar con una sonrisa junto con otros chicos y Clara, la otra del grupo, pero estos estaban dando pasos atrás hasta que echaron a correr del mismo modo que ellas y uno tuvo que cargar a Tatiana porque seguía congelada como Miranda y Fer al principio.

—¿Qué putas son esas cosas? —gritó Logan, siendo callado por Miranda de un golpe en el brazo, ella puso un dedo en sus labios y todos guardaron silencio al entrar a los vestidores de hombres.

—Tengo un recuerdo vago de esto —murmuró Miranda cuando a uno de esos amiguitos de Tatiana se le ocurrió encender la luz y todos se metieron en distintos lugares. Un chico rubio, en la bañera que cerró con llave, Fer golpeó con fuera la puerta para que las dejará entrar, pero este solo hizo caso omiso y la mantuvo cerrada, alegando que así “estaria más seguro”. Logan entro en uno de los casilleros junto con los otros dos hombre que quedaban, Clara entro a un armario junto con Fer, apagando las luces al momento de pasar por el interruptor, quedando a oscuras mientras unas risas se escuchaba desde el pasillo seguido de unos pasos. Tatiana y Miranda quedaron en el suelo sin ningún sitio al dónde esconderse, sudorosas y con el corazón palpitando en sus costillas cuando las luces parpadearon y estás se encendieron al instante cuando la puerta fue lanzanda al otro extremo dónde seguían las dos chicas, tendidas y con el pecho adolorido, transpirando y al borde de las lágrimas de lo que podría pasarles.

El pasillo estaba oscuro, mucho más que el humo más grueso que pudieran haber visto, Miranda observaba todo desde abajo de ese asiento de madera que cuando esa mirada peculiar se posó en ella, sus extremidades quedaron rígidas, levantó la cabeza lentamente hasta el cielo raso beige y ahí estaba, lo que la seguía en sus pesadillas, ese hombre alto de gran sonrisa que apenas movía las manos al caminar, la miraba con esos ojos vacíos que goteaban ese líquido negro que le recordaba a la gasolina cruda. Observó su alrededor y estaban rodeados de todos esos seres oscuros que mostraban su forma desde las clavículas hasta arriba.

Él rubio fue el primero en gritar desde los baños, siendo su grito el que fue desapareciendo de a poco hasta que solo fue un vago recuerdo en sus tímpanos. Logan fue el siguiente, sujetado de su pierna causando un inmenso dolor que lo hizo gritar apenas entró en contacto con lo que él pensaba era una ventosa, fue elevado varios metros al aire desde el mismo casillero hasta que lo sacaron de tantos golpes que le dieron, arrastrado en el suelo con una gran abertura en su brazo derecho y su cabeza hasta desaparecer en el pasillo.
Miranda vio esto con impotencia, se sostenía de sus antebrazos y su cuerpo no dejaba de temblarle, fue tarde su reaccionó cuando la única de vestido amarillo —Tatiana— fue tomada de la pierna y su alarido fue más intenso que los primeros dos. Un hombre, canoso y bajito estaba entre todo ese caos, sonriente, siendo cubierto por unas luces blancas y negras que se arremolinaron a su alrededor hasta tragarlo vivo y dejar una copia horrosa de lo que fue. La piel estaba quemada y aún palpitaba en ciertos lugares, expulsando ese líquido rojo que le salpicó la cara —ni aún así, pudo parpadear—, podía ver el músculo y varios huesos, sus dientes que se asemejaban a los de un tiburón y su aura la aplastó, haciendo que su cabeza golpeara en las baldosas.

«—Es como ese libro que leí hace tiempo, por supuesto que lo recuerdo —se dijo a si misma la semana pasada en su cuarto cuando estaba sola—, siempre tengo fantasías de que podría yo hacer en esa situación, no me imagino viviendo lo mismo que los protagonistas y ese hombre loco, no se que me haría, que horror y que asco —tembló entre risas antes de tomar su celular y buscar lo que quería. Pero esa noche no lo pudo encontrar, ni la siguiente, ni la otra. Nada. ¿Era su culpa?

—Espero les guste la noche —le dijeron múltiples voces al mismo tiempo, un tentáculo sujeto su tobillo y la arrastraron hacía donde habían ido el resto. Al vacío.

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⏰ Última actualización: Oct 01, 2023 ⏰

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