𝓟𝓪𝓻𝓽𝔂 𝓰𝓪𝓶𝓮

Party Game

Siete minutos en el infierno. Eso es lo que fue, y todo fue culpa de Sumo.

Era una fiesta normal en casa de Clarence como cualquier otra, llena de chicos que apenas conocía del colegio, y mi "supuesto" amigo: Sumo. 

Durante la mayor parte de la noche, yo, como la mariposa social que soy, me permití charlar un poco con los otros chicos. Palabra clave: Was. 

Todo iba bien hasta que alguien nos propuso jugar un partido de 7 minutos en el cielo. Claro, suena inocente al principio, pero no te dejes engañar por su encantador nombre. 

Se seleccionan dos personas al azar para entrar juntas en un armario durante siete minutos y... Bueno, besarse. Aunque no estaba seguro de si la mayoría de los otros niños sabían de qué se trataba este juego.

"No puedo creer que me quedé atrapado aquí contigo". 

Hago puchero, acercando mis rodillas a mi pecho. El olor de Clarence era húmedo mientras su ropa colgaba apenas encima de mí, débilmente iluminada por una pequeña bombilla muy por encima de mi cabeza. Se podían escuchar conversaciones ahogadas y risas desde fuera de la habitación.

"Oye, ni siquiera quería jugar a este estúpido juego". 

Sumo escupió, sentándose en una posición igualmente cerrada. Me señala con el dedo y frunce el ceño mientras me alejo. 

"Además, tú eres quien nos dejó atrapados aquí".

"¿¡Yo!?" Grito y aparto su dedo acusador de mi cara. "¡Tú fuiste quien sacó mi nombre del sombrero!"

"Nah ah." Gruñidos de sumo.

"¡Si lo hiciste!" Frunzo el ceño.

"No, no lo hice". Él sisea entre dientes.

"¡Lo hiciste!" Grito.

"¡Que no!" Él le grita.

"¡Sí lo hiciste!" Levanto la mano y él me da una palmada, así que yo también le doy una palmada a la suya, hasta que entramos en un ataque de abofetearnos sin rumbo fijo.

" No. Yo no... " Él farfulla a través del sonido de fuertes bofetadas y aleteos de brazos.

"¡Muy bien, suficiente!" Con un resoplido agarro sus muñecas. Los dos nos congelamos, mirándonos mutuamente. Lentamente, retraigo mis manos y froto suavemente la sensación de ardor en mis palmas. La ira se agita en mis entrañas. 

Después de unos segundos, cierro los ojos y respiro profundamente, luego apoyo las manos en mi regazo. "Digamos que fue culpa de ambos".

Sumo, todavía entrecerrando los ojos, se cruza de brazos y pronuncia en voz baja. "Bien."

El silencio regresa a la habitación nuevamente, salvo por las voces susurradas a una puerta de distancia. Mi cara está sonrojada por la vergüenza mientras me agacho detrás de mis rodillas. No importaba de quién fuera la culpa, ambos estábamos atrapados aquí de cualquier manera, así que tendríamos que aceptarlo. 

Sólo quedan... Miro mi reloj... Seis minutos. Sólo seis minutos para no hacer absolutamente nada mientras todos los demás seguían divirtiéndose. 

Mi estómago hierve de frustración.

"Has estado realmente insoportable hoy, ¿Lo sabías?" Digo y puedo ver a Sumo mirándome por encima de mis rodillas, parece igual de irritado.

"Sí, como si fueras mejor. Lo único que quieres jugar son juegos tontos y aburridos. Y tu camisa es fea". Mantiene los brazos apretados sobre el pecho.