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Veo uno de los frascos de pastillas de Flurazepam que tenía guardada recordando el accidente y luego a Connor.

- Puedo guardar unas cuantas, para emergencia, pero Connor se molestaría.

- ¡Charlotte! — las guardo en mi gaveta y me concentro en Donna.

- Dime, ¿por qué todo el mundo me grita?

- No deberías estar aquí, sino descansando.

- Lo hice, seis días fueron suficientes. Más bien, ponme al día, ¿ya Armando te nombró publicista?, ¿te arreglaste con Andrés?, ¿Fly sigue en sus crisis asistenciales?

- Ninguna de las tres, pero si necesitan un poco de orden porque están como conejo sin el lobo.

- Haciendo fiesta — afirma, me pongo al día con los clientes y los proyectos.

- Me sorprendo al ver que en estos días Armando ha podido resolver todo sin mí.

- ¿Cómo van las presentaciones de los pasantes?

- Armando está revisando a cada uno de ellos, hizo una reunión con cada uno por semana como habían quedado y han avanzado mucho.

- Eso es bueno, ¿dónde está?

- En los talleres, ahora le ha dado por estar supervisando las clases, los talleres y las tutorías.

- ¿Pidió alguna tutoría en especial?

- Sí, por supuesto.

- ¿A quién pidió?

- Arya Duque — ahí está.

- Voy a ir a verlo, cualquier cosa, ya sabes qué hacer.

Voy al taller y lo encuentro analizando algunos trabajos con sus ojos en una pasante.

Lo golpeó en la cabeza sin que me vea.

- ¡Auh! ¡Charlotte! — se soba la cabeza y aun sin verme me reclama haber venido — estás convaleciente, vete a casa.

- ¿Cómo sabes que soy yo?

- Eres la única persona capaz de pegarme además hueles a vainilla floral — lo miro con odio y se ríe después que le pellizco — ¡Auch!

- Insoportable, yo no huelo a flores.

- Sería un pecado, ¿Qué haces aquí?

- Trabajando ¿Tú qué haces aquí? No eres muy amante de venir a los talleres.

- Es bueno supervisar como van los pasantes, ¿No fue lo que dijiste?

- Nunca escuchas lo que digo — observo a los demás y están concentrados — creo que piensan que eres estricto, a penas respiran.

- Eso no es por mí — señala a un lado y está Fly poniendo carácter.

- No lo creo.

- Se tomó muy en serio cuando le dije que tenía que parecerse a ti y no lo hace mal.

- ¡Algo más práctico! Cuando hagan un trabajo debe ser impactante, único, sorprendente, no algo que haga un niño de escuela o en la universidad, aquí son profesionales, son licenciados y el que está a su lado es mejor que usted si no pone su creatividad ¡Muestren algo digno de esta empresa! — lo escuchamos y me sentí orgullosa.

- Vaya, me parece estar escuchándome — le digo observando del otro lado de la sala.

- Te lo dije, dice que es para que cuando llegues no se sienta el cambio para ellos, pero creo que le gusta.

- Podríamos dejarlo hacer este trabajo, lo hace bien.

- Ser tú, es agotador hasta para mí, Lotti — lo pellizco — ¡Auch! Deja de hacer eso, ya sabes que no te dejaré de decir así. Además, no te he dicho que puedes reincorporarte, vete a casa

Bajo la lluvia de estrellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora