DÍA 2

6 1 0
                                    

Me has robado un día. Ayer me escribiste, aún cuando te pedí no saber nada del otro ayer, me escribiste. Es por eso que tengo que empezar en el día dos. Tú sabes lo mucho que me cuesta empezar algo cuando no es el día primero o la hora en punto, pero esta vez, las circunstancias me han obligado.

No tomes esto como un reclamo, la verdad es que no he podido decidir si este hurto me ha molestado o me hace amarte más. Y que quede claro que no ha sido por pereza, desde el momento que vi ese mensaje tuyo ha sido mi ferviente tarea descubrirlo. Pero no logro descifrar que me habría lastimado más, la profunda tristeza de no poder responderte más que un mísero "lo sé, gracias" o el saber que preferías no hablar conmigo, que no me extrañas.

Y te lo confieso, esa es la razón de pedirte esta pausa. Nuestro tiempo juntos no me hacía cuestionarme si me había hecho feliz, triste o enojada. De un tiempo para acá las preguntas que ocupaban mi mente eran: ¿Qué me habría dolido más? O en su defecto ¿Qué me habría lastimado menos?... verte o no verte.

Se volvió mi rutina. Emocionarme porque nos íbamos a ver. Contarle con una sonrisa en la cara nuestros planes a cualquier persona que se me cruzara enfrente. Esperar ansiosa por ese día. Dirigirme al punto de encuentro casi corriendo. Frenar antes de cruzar la puerta. Sentir como toda aquella alegría era opacado por el miedo. Miedo a que surgiera otro problema, miedo a otra platica dañina pero necesaria, miedo de saber que habría otra despedida. Miedo. Abrazarte y olvidar todo. Impregnarme de tu olor y de la seguridad que me dan tus brazos. Besarte. Convertirme en la persona más feliz del mundo. Chismear, reír, disfrutar. Abrazos. Besos. Insinuaciones. Caricias. Mas besos. Mas abrazos. Mas risas. Momentos de silencio donde el miedo regresaba. Sentirme completa. Darme cuenta de que se acercaba el momento de tu partida. Nudo en la garganta. Manos entumidas. Lagrimar reprimidas. Sonreír para que no te des cuenta. Despedirnos. Ser conscientes de que esa despedida me rompe cada vez. "Nos vemos". Derivar mi mirada. Un último beso. Un último abrazo. Una ultima risa. Te vas sin mirar atrás y yo lloro. A veces mucho. A veces poco. A veces las lágrimas no llegan a los ojos. A veces no logro detenerlas. Pero siempre. Duele.

No se si pedirte este tiempo haya sido lo correcto. He querido llamarte y decirte que me arrepentí al menos 7 veces (las conté).

Solo espero que me extrañes como yo lo hago.

Te amo.
A pesar de todo.

Los días hasta tu regresoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora