Dulce Tentación | Gadri OS (+18)

POV Gavi

Son las nueve de la mañana, me he despertado muy temprano por lo que imagino que Pedri aún duerme. Salgo de mi cuarto en boxers aprovechando que no hay nadie y con el rabo durísimo. Cuando entro al salón, me sorprende verle viendo la tele desayunando un tazón de cereales y en pijama. El muy cerdo no lleva nada debajo. Es la confianza que se ha creado entre nosotros dos después de tanto tiempo, supongo.

-Buenos días -digo sin preocuparme por el empalme que llevo encima abriéndome paso a la cocina.

-Buenos días, tío, veo que te has desperado bien, eh... -me responde, dándome pie a entrar en una batalla dialéctica cuyo final será él gimiendo mi nombre.

-Buf... -exagero- ¡no veas! no he terminado en sueños porque me he despertado, que si no... -le digo, y le miento, claro, porque no sé qué he soñado ni sé por qué me he despertado así.

Solo sé que quiero un donut y que la caja con los donuts no está donde siempre está. No puede ser. Me asomo al salón y le veo mojar el que interpreto que es el último en su tazón.

-Capullo, cuando quedan pocos se compran más -le reprocho.

-Esta semana te tocan a ti las compras, así que calla... -empieza a relamerse provocándome- me lo voy a comer yo además, qué rico está...

-¿No me vas a dar ni un trozo? -digo demasiado sugerente incluso para lo cachondo que estoy.

-Me lo pensaré -dice sacándome la lengua. El muy cabrón está tan cachondo como yo, y solo son las once de la mañana.

-Venga, va... dame un trozo por lo menos... -respondo haciéndole un puchero.

Veo cómo parte un trozo y muerde una de las esquinas del trozo para ofrecerme la otra. Intento cogerlo con la mano y niega con la cabeza. Vuelvo a intentarlo y se aparta...

-Pues no hay donut... qué pena.

-¿Qué no...?

Decido pasar a la acción porque estoy cachondo y porque quiero comer. Donut. O no solo un donut. Agarro su paquete por encima del pantalón y aprieto. Noto su calentón mientras intento quitarle el donut con la otra mano.

-Dame, anda... -le digo separándome y dejándole con las ganas a juzgar por su gemido.

-Eso no vale -me reprocha el mayor sentándose sobre mí e intentándome quitar el trozo que estaba a punto de digerir. Cuando estoy a punto de tragarlo, farfulla algo así como que no me lo voy a tragar y, cuando consigo entenderlo, veo que me ha agarrado del cuello y está frotando su culo en mi paquete. Buf, va fuerte.

-Cabrón, que me ahogas... -digo con el trozo de donut aún en la boca.

-Sácalo -me ordena, frotando más fuerte.

-Ni lo sueñes... -le reto con la mirada.

Mientras me muevo para intentar librarme de él, veo cómo se acerca a mí y, con un descaro impropio de la hora y de él, me mete la lengua hasta la garganta. Me tiene bien agarrado y está más fuerte que yo... o eso, o no quiero hacer mucha fuerza porque el canario me está poniendo muy cachondo. Cuando consigo tragar, se separa de mí, jadeante...

-¿Necesitas ayuda con esto...? -dice agarrándome el paquete- ¿o me voy ya...?

-¿Tan desesperado estás...? -intento picarle, sin éxito.

-Mira, chaval, ahí te quedas.

-Anda, tonto, ven... -digo agarrándole del brazo.

Le agarro del mentón para plantarle un morreo. Uno que sabe dulce. Él lo noto y pone una falsa cara de desagrado. No sé a qué pretende que sepa a estas horas. Estoy muy cachondo. Estamos muy cachondos. Casi sin que pase el tiempo, Pedri ha metido las manos por debajo de mi camiseta sin parar de besarme. Sonrío mientras le beso empezándole a mordisquear el cuello poco a poco.