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Habían pasado una semana increíble

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Habían pasado una semana increíble. Gakuhoū ni siquiera había preguntado por su hijo, y el menor y Karma no podían pensar menos en ello.

La casa de Karma era igual de grande que la suya —vivían muy cerca, después de todo y las casas estaban construidas de manera similar—, y había reído mucho la primera noche que durmió ahí, en navidad, cuando su novio fingió ser un guía turístico, llevándolo a visitar cada rincón de su vivienda y fingiendo una voz graciosa mientras hablaba de los objetos de valor.

El resto de la semana había pasado entre risas, empujones cariñosos, películas, mucha comida y sobre todo, comentarios perspicaces de parte del pelirrojo. A pesar de la vergüenza que habían pasado ambos decidiendo si debían dormir juntos o no, había sido divertido.

Gakushū salió de la recamara de visitas después de darse una ducha, todavía con el cabello mojado y bostezando.

—Que me bese el cumpleañero —Akabane salía de la habitación contigua, la suya y única realmente habitada en la gran casa, con una sonrisa brillante.

—Buenos días a ti también. —Rodó los ojos con diversión.

—Nada de buenos días. —Caminó hacia su pareja, pasando sus brazos alrededor del cuello ajeno. Casi por instinto, Gakushū lo abrazó por la cintura—. Buenos días puedes decirle a cualquiera, yo soy tu lindo novio que se levantó a las seis de la mañana para hornearte un pastel.

Su pecho se sintió cálido. No recordaba la última vez que había festejado su cumpleaños, o recibido un pastel hecho con verdadero cariño.

—¿En serio? —El pelirrojo asintió con felicidad—. Gracias, Karma.

Unieron sus labios en un gesto de cariño puro, comenzando a acostumbrarse al contrario; a la forma de sus labios, al agarre de sus manos y a la explosión de emociones que sentían con el más mínimo roce. Una semana viviendo juntos los había hecho mucho más unidos.

—Soy el mejor novio, ya lo sé~. Ahora vamos a comer pastel antes de que me quede dormido. —Le dio un pequeño beso fugaz antes de safarse del agarre contrario y salir corriendo en dirección a las escaleras como niño a punto de recibir un regalo.

Sí; Gakushū realmente podía decir que tenía el mejor novio del mundo.

Cuando llegó a la sala, su pareja ya tenía todo listo; había dos platos en la mesa y dos vasos con leche. Un pastel de zanahoria con diecisiete velitas estaba en el centro de la mesa, decorado con betún blanco y con letras grandes y naranjas de glaseado en el centro "Feliz cumpleaños, Gakushito".

No pudo evitar reír ante las ocurrencias de su novio.

—¿Desde cuándo sabes hornear pasteles? No vas a intoxicarme, ¿O sí? —bromeó.

—Y aunque el pastel estuviera malo, tendrías que comertelo —amenazó con un cuchillo en mano—. No pasé tres horas haciéndolo y decorándolo para nada.

—Ya qué. —Sonrió—. Tendré que arriesgarme. —Tomó su plato y lo acercó a dónde estaba su pareja con el cuchillo.

—Así me gusta. —Partió el pastel y sirvió una rebanada en cada plato.

El día no podía ir mejor. Tenía a su novio, que le había hecho y decorado un pastel con sus propias manos, que jugueteaba con su cabello o se colgaba de su cuello constantemente y que le robaba besos cada que podía. Tenía a su lado a una persona que realmente lo amaba. Y aún así no podía dejar de pensar en otra que no lo hacía.

Su padre no había llamado. No había enviado mensajes, ni había dado rastros de vida desde que Gakushū se había salido de casa. Había mantenido la esperanza de que, al menos en su cumpleaños, se dignara a mandarle una felicitación, pero eran ya las seis de la tarde y no había recibido más que un par de mensajes de Ren —reclamando que, como ya tenía novio, no iba a pasar su cumpleaños con su mejor amigo— y el resto de los cinco virtuosos.

—Él te quiere, Gakushū.

La repentina declaración le hizo volver a la realidad, apartando la mirada de la película y dirigiendola a su pareja.

—¿Qué?

—Tu padre. Él te quiere, lo sé —habló despacio, con cuidado y con la cabeza gacha—. Lamento ser yo la razón por la que no ha llamado.

—No, Karma, no digas eso. —Extendió su mano para tomar la de su pareja, quien aceptó el gesto—. Mi pa… El director y yo siempre hemos tenido una relación complicada. No es nada personal. No es tu culpa.

El pelirrojo asintió, no muy convencido, pero no insistió más en el tema, solo se acomodó en el sofá de manera que pudiera recargar su cabeza en el hombro ajeno.

Ninguno volvió a hablar de Asano Gakuhoū el resto del día, a pesar de que cuando se fueron a dormir, juntos en la habitación de Akabane como supuesta parte de su regalo, permaneció un rato mirando su teléfono, esperando un mensaje que jamás llegó.

Helloooo, ¿Cómo están?

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Helloooo, ¿Cómo están?

Mi semana fue de locoooos; tuve exámenes parciales, fue mi cumpleaños, me tumbé una uña de la mano derecha... En fin JAJAJA una locura.

Espero que les haya gustado el capítulo, porque a mí sí <3 Amo mucho las interacciones entre estos dos y aunque tal vez no son personajes "100% fieles" a la personalidad que tenían en el anime, yo soy delulu y digo que se aman y se dan mimitos cada que pueden 🤸

No olviden dejar su voto y sus comentarios (amo leerlos 24/7, me hacen el día)~

—Les ama mucho, Jenn ❤️

1.11 [Karushuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora