VIII

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Llegaron al país del concierto y tomaron camino al hotel, donde todos se durmieron en cuanto tocaron su habitación.

A la mañana siguiente, todos desayunaron en el restaurante del hotel.

— Maldito, ¿cómo te conservas tan bien cuando comes de esa manera? — delegó Aether viendo los tres platos llenos de comida de su amigo moreno.

— Me gusta hacer cardio — guiñó el ojo y se escuchó cómo alguien empezó a toser por ahogarse con el agua.

— ¿Estás bien, Sodo? — preguntó con preocupación Sunshine.

— Sí, muchas gracias — habló recuperando el aliento, Swiss solo sonrió por lo bajo.

— Bueno, mis ghouls, terminemos con tranquilidad porque son 3 días seguidos de mucho trabajo, no habrá descansos — todos asintieron y siguieron su desayuno, que más parecía almuerzo, pues ya era medio día.

Sodo fue el primero en terminar y luego Swiss. Ambos caminaron a sus cuartos, esta vez ellos eran vecinos, les encantaba la idea de que todo les estaba jugando a favor.

— Oye, ¿qué me ibas a decir ayer? — preguntó con curiosidad.

— ¿Ayer? ¿En qué momento? — sonrió burlón.

— No lo diré, idiota — Swiss carraspeó y Sodo rodó los ojos — adiós — aceleró el paso, el alto lo abrazó por detrás.

— Es broma — alargó la última letra — no es nada, después te lo diré... o te lo mostraré.

— ¿Cómo?

— Abono — Swiss empezó a reír y Sodo se zafó de su abrazo bruscamente, el mayor con una mano le tomó la cintura, girándolo y acorralándolo contra la pared.

— Ya, precioso, te prometo decirlo cuando sea el momento. Ahora tenemos que trabajar, ¿ok? — el menor asintió con mala gana — buen chico — empezó a besarlo.

— Te encanta decirme eso, ¿verdad? — separó el beso un momento; el otro respondió con su sonrisa y volvió a lo que estaban haciendo.

Ya abajo en el lobby, todos esperaban las camionetas para ir al lugar del evento.

— Oye, ¿cómo sigue Sodo contigo? Noté que siguen sentándose juntos en el avión — se acercó la tecladista a su alto amigo.

— Pues normal. Él aceptó que no lo hice adrede y jamás lo dañaría — explicó.

— Bueno, ¿y le gustó?

— No me preguntes eso, pervertida — la miró fingiendo asco.

— Mira, estúpido — jaló su oreja — lo digo porque anda como relajado, no sé, lo noto diferente.

— Bueno, tal vez todos necesiten algo del gran Swiss — sonrió coqueto, recibiendo una carcajada de su amiga.

Las camionetas llegaron y todos fueron al lugar. Todo transcurrió normal y perfecto; era la primera noche allí y esperaban un público emocionado.

El concierto finalizó con éxito, terminaron de madrugada y llegaron al hotel a dormir. La mañana siguiente fue rutina para todos, al igual que los dos siguientes días, incluyendo a los amantes, quienes, cada vez que encontraban el momento, se besaban y tenían pequeños roces, pero no más.

Era ya la última noche, y con un poco de nostalgia, esperaron el momento de subir al escenario.

— Swiss, amigo, tus feromonas están revoloteando. Guárdalas, sino aquí mismo te doy — menciono Mountain.

— Lo siento,pero además; yo te daría a ti. Soy más dominante que tú, lo alto no te da ventaja — sonrió y el más alto asintió dando la razón.

— ¿Estás bien? — preguntó Aether.

— Sí, es que olvidé mi pastilla y es el último día — respondió como si nada, el grande abrió los ojos.

— Swiss, ¿qué te pasa? Podrías provocar otro accidente — Aether expresó su preocupación, recordándole el incidente anterior con Sodo.

— No te preocupes, el último día es tranquilo — explico— además, la única persona que quiero, será la más feliz con esto — pensó sonriente.

Lo que dijo Swiss solo algo era verdad; es su último día, pero solo eso.

Primera de muchas (Swissxsodo Omergaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora