Capítulo 10 | Alas

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Bianca Ackerman

Creo que me transformé, estoy consciente. Escucho... gritos.

— ¡Bianca! ¡Bianca! ¿Me oyes? — era la voz de Hange.

Cuando enfoque bien la vista, veo a todos mis amigos, más pequeñitos que de costumbre, todos con sus cuchillas en mano. Hange movía los brazos haciendo señas algo extrañas.

Hola, que chiquitos que están. — hablé. Todos quedaron mudos y muy sorprendidos.

Un momento. ¿Yo hablé? ¿Mi Titán habló en voz alta?

— ¿Puedes hablar? — preguntó Hange tan sorprendida como emocionada.

Eso parece. —

Todos me observaban completamente sorprendidos. Respiraron profundamente y aliviados. Guardaron sus armas y con cautela algunos se acercaron a mi.
Vi que Jean se puso a dibujar y Hange tenía unos papeles en sus manos, los estaba leyendo.

— ¿Puedo tocarte? — pregunta Marco acercándose a mi.

Claro, no hay problema.

Todos se acercaron y acariciaron mis piel. En este momento me doy cuenta que estoy en cuatro patas.

Estas hirviendo. — dice Marco, estaba acariciando mi piel con mucha suavidad.

— Pero aquí arriba, donde están las plumas, no. — gritó Armin, se había subido a mi espalda.

¿Plumas?

En ese momento vi que en algunas partes de mi cuerpo, había plumas negras. Cierto, recuerdo haberlas visto cuando desperté en Paradis.

— Tus plumas son muy suaves. — dice Mikasa, acariciando todo mi plumaje.

En ese momento, sentí un poco de dolor.

— ¡Las plumas son enormes! — exclamó Connie. Me había arrancado una pluma.

¡No me arranquen las plumas! ¡Duele! —

Aunque se regeneraban muy rápidamente, me dolía. Es como si me arrancarán pelo por pelo.

— Bueno, Bianca escúchame. — dijo de repente Hange. — ¿Puedes ponerte de pie? — En ese momento, Armin bajo de mi espalda y todos se alejaron un poco.

Hice caso a la petición de Hange y me pare en dos patas.

— ¿Caminar? — preguntó entusiasmada.

Camine, incluso podía correr y saltar.

— Haz lo mismo, pero en cuatro patas. — ordenó Hange, su ojo brillaba de la emoción.

En cuatro patas podía correr más rápido y saltar más alto.

— Excelente, mides 15 metros de pie y 7 cuando estás en cuatro patas. Tienes plumas en toda tu espalda, hasta los brazos, piernas y alas. ¿Puedes estirar las alas? — preguntó Hange.

Me senté en el suelo y estiré mis alas, fue como desperezarme cuando recién me despierto.

— ¡Increíble! Tus alas son casi tan largas como tu cuerpo. Prueba volar. — yo escuchaba atentamente todo lo que ella decía.

Salté y volé bastante alto. No era muy difícil. Volví a aterrizar y me quedé sentada en el suelo. Cómo si fuese un perro.
Hange estaba anotando todo lo que veía y analizaba sobre mi. Supongo que para el informe que le daré a Zackly.

— Tienes la misma cara que el Mandíbula. — dijo Mikasa, que me observaba fijamente.

En ese momento recordé una conversación que tuve con Porco.

Cicatrices en MarleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora