Capítulo 26: la noche en la hoguera y el noviazgo falso

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Huí hasta encontrarme lo suficientemente apartada del patio donde todo se descontrolaba. Fue entonces cuando irónicamente me encontré con mi cojín ancho, el café y el libro que había dejado junto a la hoguera dentro del vestíbulo del hotel por aquellos momentos en los que aún planeaba tener una noche tranquila con el sabor de un buen Starbucks (que es mi marca favorita de café obviously) y el libro llenando mi conocimiento a la par que el fuego me mantenía calentita. Ojalá hubiera optado por este plan y no por esta estúpida fiesta donde se había estropeado todo. Ya podía sentir los gritos de Harry y Dove a lo lejos intentando calmar la situación.

Para mi sorpresa alguien había ocupado este espacio que dejé pues a mi lado estaba Justin Bieber, aquel mojigato aburrido. Dudé si acercarme estando él tan cerca de la que esperaba pudiera ser mi zona de confort durante la noche pero fue él mismo quien levantó su mirada chocando de casualidad con la mía para invitarme a sentarme. Al principio pensaba hacer caso omiso de su invitación pues era un rarito sin amigos pero luego recordé que estaba siendo hipócrita pues yo tampoco los tenía hasta hace apenas un año y mi vida era más sencilla cuando así era. Me encogí de hombros y me senté junto al cojín.

-Perdón por interrumpir-me disculpé sonrojada.

-No importa, con ese rimmel corrido y esa cara es evidente que necesitas esta sesión de lectura relajante más que yo y también esto-dijo ofreciéndome otro café.

-Es un detalle pero no debería aceptarlo porque no podré dormir.

-Me parece que eso no te preocupa realmente porque no podrás dormir por otros motivos-dijo reprimiendo una sonrisa.

-Tienes razón-asentí alargando mi brazo para aceptar el café-¿tú no vas a juzgarme como todos?

-Dado que he estado aquí toda la noche, ni siquiera sé lo que ha pasado en el patio, solo he escuchado de lejos el vocerio. Aunque me figuro que no debe dejarte en buen lugar.

-Dejarme en buen lugar es lo último que me ocurriría hoy-suspiré echándome hacia atrás cansada-tengo más probabilidades de que me toque la lotería a que se limpie mi desgastada reputación.

-No me extraña.

Le miré ofendida, lo cierto es que tenía razón al juzgarme con todo lo que implicaba ese "no me extraña" pero dado que parecía alguien poco informado de los acontecimientos y vida social de la secundaria pensaba que no sabría lo que me rodeaba y por ello no me vería como el resto.

-¿Qué quieres decir?-pregunté con un tono de advertencia.

-Por lo poco que sé de ti llevas todo el año rodeada de caos.

-Eso es cierto.

-Aunque a mí me pareces una chica de rutinas, algo me dice que te has visto envuelta en una serie de malentendidos y que no hay forma de salir.

-Al menos alguien lo cree y lo entiende-dije mirándole lastimeramente-¿sabes lo difícil que es ser un bicho raro y que al instante todo cambie y no sepas asimilarlo siquiera por lo que acabes fastidiando todo a todas horas?

-Nunca nada ha cambiado para mí, estoy más familiarizado con ser un bicho raro. Por eso estoy leyendo Orgullo y Prejuicio mientras todos los demás se divierten.

-Ese es mi libro favorito-añadí sonriendo.

-Tienes buen gusto.

-Obviamente, hablas con una lectora experta.

-Siempre me has recordado a Jane Austen-confesó devolviéndome una mirada suspicaz-tienes ese porte de escritora abstraída.

-Oh vamos si ni siquiera me conoces, no sabes tan siquiera si escribo-mentí no queriendo admitir que así era. Todo lo que escribo es taaan cutre.

Felices los cuatroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora