Sangre

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Pasaron unos días desde que me puse en contacto con Mycroft.

Aquella mañana estaba sola en el piso cuando el señor del paraguas llamó a mi puerta acompañado de algunos hombres.
-Buenos días querida- dijo Mycroft sonriendo.
-Hola querido- dije dejandoles paso -tened cuidado de no desordenar nada-
-Por supuesto- dijo él creo que no os conoceis aún. (T/N)____ este es...-
-Philip- dijo el hombre con barba -Philip Anderson-
-¡Ah si!- reí -Sherlock me habló de ti los primeros meses ¿Diriges su "Club de fans" no?-
-Si- dijo orgulloso -aunque ahora tú también tienes muchos en el club-
-Me siento halagada- dije sonriendo.

Comenzaron a esconder unas pequeñas cámaras en rincones de la casa donde no se veían pero tenían muy buena visibilidad.
Con suerte Sherlock no las vería y averiguaría que era lo que estaba pasando realmente.
-Tú manten la calma- dijo Mycroft -mi hermano no debe saber nada de esto-
-Lo sé Mycroft- dije -parece que no pero... te importa más de lo que la gente piensa-
-Es mi hermano al fin y al cabo- dijo con una leve sonrisa -tengo que preocuparme-
-Informadme si veis algo raro- dije.
-De acuerdo- dijo antes de irse con los demás.

Cuando todos se fueron comprobé que todo estaba como Sherlock lo dejó, incluso comprobé que todas las motas de polvo estuvieran en su lugar correspondiente.
A las tres de la tarde, Sherlock llegó completamente cubierto de sangre.
-¡Dios mío Sherlock!- dije alterada -¿Estás bien?-
-Perfectamente- dijo -he tenido que arponear un cerdo para resolver este caso -es raro que estés en casa-
-Terminé antes de tiempo- dije mirando el reloj -Uy tengo que ir a arreglarme-
-¿Arreglarte?- dijo extrañado-
-Mi cita con James- dije sonriendo -¿No lo recuerdas?-
-Ah- dijo él con una sonrisa ladeada -pásatelo bien-
-Gracias Sherlock- dije besando su mejilla para luego escupir debido a la sangre -tu deberías de ducharte-
-Está bien- dijo él -¿Me acompañas?-
-No- dije riendo antes de subir a mi habitación.

El agua caía por mi cuerpo haciendo que me olvidase de todos los problemas que habí tenido durante aquella semana.
Comencé a pensar en lo que sucedería durante aquella cita con James y una sonrisa tonta iluminó mi rostro.
Estaba aclarándome el pelo cuando noté unos brazos rodear mi cintura y como alguien mordía mi oreja con suavidad haciendo que un escalofrío recorriese mi espalda.
Me giré sobresalta y pude contemplar a un Sherlock completamente desnudo y con una sonrisa ladeada en su perfecto rostro.
-¿Qué haces aquí?- dije cubriéndome con los brazos -mi puerta estaba cerrada-
-Te dije que sé como abrirlas- dijo agarrando mis nalgas -y no solo sé abrir puertas-
-Sherlock- dije seria.
-Vamos- dijo juntando su nariz con la mía haciendo que el agua comenzase a caer por su cabello -llevas meses deseando esto-
-¿Cómo lo sabes?- dije.

Lentamente tomo mi muñeca y se acercó a mi oído donde susurró.
-Porque te tomé el pulso- dijo con una sonrisa ladeada para juntar mi frente con la suya -acelerado, pupilas dilatadas, respiración agitada... ¿Vas a negarme que cada vez que me ves no te mueres de ganas de venirte conmigo a mi cama?-
-No te lo voy a negar- dije sonrojada -pero no quiero-
-Shhh- dijo poniendo su dedo indice sobre mis labios suavemente -no digas nada y solo disfruta-

De pronto sus labios se unieron con los míos en un apasionado e intenso beso al cual no me pude oponer.
Me alzó entre sus brazos apoyándome contra la pared, sus fuertes manos sujetaban mi cintura mientras sus labios recorrían todo mi cuerpo.
Mis gemidos eran suaves y yo me aferraba a sus hombros para no resbalarme mientras el agua caía por nuestros cuerpos.

Cuando me penetró con fuerza sentí como el placer invadía mi cuerpo con una gran sacudida.
Cuando comenzó a moverse con rapidez comencé a sentir un dolor muy intenso, parecía que todos y cada uno de mis huesos se partían.
Comencé a suplicarle que parase pero él no me escuchaba y sus gruñidos sonaban como si fuese un animal.
Las lágrimas salían de mis ojos como dos cascadas y mis gemidos antes placenteros ahora eran puros gritos de dolor, parecía que mi interior se estaba desgarrando lentamente.

Cuando Sherlock llegó al orgasmo me dejó en el suelo para besarme.
Mis piernas no soportaban aquel dolor y hicieron que me cayese al suelo donde pude ver como la sangre corría hacia el desagüe saliendo del interior de mi vagina.
Mientras Sherlock mostraba una sonrisa de orgullo en su rostro, yo lloraba de dolor.
No dijo nada y se fue de nuevo a su habitación dejándome allí mientras el agua caía sobre mí y poco a poco iba perdiendo sangre.

Después de un rato la hemorragia paró y abandoné la ducha poniéndome un albornoz.
Me dolía el simple echo de estar de pie por lo que decidí que aquella noche iría con unas sandalias planas y en lugar de vestido llevaría unos shorts con una blusa roja.
Me maquillé y me ondulé el cabello antes de ordenar todas mis cosas.

Cuando bajé el primer escalón de las escaleras noté un fuerte pinchazo en mi vientre, el dolor fue tan intenso que incluso me mareé.
Me senté sobre el pasamanos de la escalera y me deslicé hasta el rellano del salón con mucho cuidado.
Al entrar en el salón, Sherlock estaba tocando "La danza macabra de Saint-Saëns" (Multimedia) en su violín lo cual era muy raro.
Agarré mi abrigo y le empujé con fuerza haciendo que su nariz se estrellase con la ventana haciéndole sangrar.
-Au- dijo él dejando el violín en su caja -¿Por qué lo hiciste?-
-No vuelvas a tocarme nunca más- dije evitando llorar -en tu vida vuelvas a ponerme una sola mano encima Sherlock-
-¿A qué te refieres?- dijo extrañado.
-Lo sabes perfectamente- dije molesta -te estaba suplicando que parases pero no me hiciste caso-
-No te estoy entendiendo- dijo y parecía sincero en lo que decía -¿Qué hice?-
-Te acostaste conmigo- dije viendo como empalidecía- y me dejaste en la ducha sangrando-

El caso 666: El hogar del Diablo (Sherlock Holmes y Tú) [Demonlock]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora