Ella era la debilidad de thomas shelby.
La única con el poder de herirlo.
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☆ Historia sin editar.
☆ Prohibida su copia o adaptación.
☆ Portada by: me.
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La joven di marco se observo al espejo antes de salir de casa. Analizando si almenos parecía una persona decente para salir a la calle. Llevaba puesto; una falda negra y una camisa blanca, unos pequeños tacones negros y su largo cabello estaba suelto. Le gustaba, creía que en ese día realmente estaba linda y eso no solía pasar mucho o almenos, no en su cabeza.
Polly siempre le dijo que vestía como una muñeca de porcelana. Que era delicada y frágil.
No estaba tan segura de cuanto le gustaba eso, pero tampoco le parecía algo malo aunque aveces quisiera verse más poderosa, como polly, pero no sabía si ese era su estilo o si era ese tipo de mujer.
Si bien, era firme e inteligente, tenía un corazón demasiado sensible para el mundo de thomas, aunque lo disimulaba bastante bien.
Salió de casa intentando no ponerse a pensar en esas cosas y antes de siquiera darse cuenta, ya estaba ingresando al garrison donde estaba la familia shelby reunida y esperando por ella
Tomo asiento junto a thomas, como en cada reunión. Siempre estaban juntos, ya sea directamente o indirectamente, siempre buscaban la forma de estarlo.
A la mesa se acercó, Grace. Para hacer el pedido.
—¿Van a pedir algo?—Pregunto con una sonrisa amable, mirando directamente y solo a thomas.
Iris primero miro a polly intentando saber que no era la única que había notado eso y cuando supo que no era la única, miró a thomas en silenció, esperando su respuesta.
Todo se torno un poco incómodo. Haciendo que la rubia se diera cuenta de la situación.
—Soy grace, un gusto.—Poso su mirada en la castaña, quien le sonrió, aceptando su mano.—Tú debes ser la famosa..
—Iris.—Terminó su frase con una sonrisa fingida. Grace no le cerraba en lo absoluto y nada la iba a hacer cambiar de opinión.
No le agradaba, ni lo iba a hacer.
—Es un gusto.—Le sonrió.
—Lo mismo digo, grace.—La miro de forma breve.—Yo quiero un whisky, por favor.—Pidió volviendo a su semblante serio, pero cálido.
Iris era una copia exacta de thomas. Se parecían en todos los aspectos habidos y por haber. Tenían la misma mirada, la misma tranquilidad y la misma inteligencia para los negocios, pero Iris era buena, amable y cálida con casi todos.
Thomas no era así, pero de todas formas eran un dúo que conectaba a la perfección y que cuando actuaban juntos hacían magia.
A nadie le convenía que ellos dos estuvieran juntos. Se potenciaban de una manera que nunca antes se había visto, era una conexión de otro universo o eso decía polly.
Eran almas gemelas, según polly gray.
Almas gemelas que no estaban destinadas a estar juntas y eso era lo peor.
Se amaban, pero no podían amarse y eso era doloroso.
—¿Qué te parece?—Murmuro en un tono bajo, apoyando su mano sobre el regazo de la castaña.
La joven de ojos azules mantuvo su mirada al frente, observando como todos hablaban con todos y no le prestaban atención a ellos. Soltó un suspiro y lo miro.
—¿Qué crees que me parece?—Le pregunto en un tono suave, mirándolo. Sintiendo una ligera palmada en su pierna.
Thomas la conocía tanto como para saber que grace no iba a ser del agrado de la castaña. Se lo esperaba, pero no perdía nada con preguntarle.
—Lo entiendo.—Se relamio los labios antes de seguir.—No creo que sea una mala chica, Iris. Confía en mi, no tenemos que preocuparnos.—Le aseguro.
—Ya lo veremos, Tom.—Contesto sin mirarlo.—Luego no te arrepientas de tus palabras, cariño.—Murmuro con una sonrisa ligera.
