Sasuke
La puerta de mi despacho se abre y Naruto, mi colega y cofundador de la empresa que dirigimos juntos, entra y se sienta en la silla aposentada frente a mí con una sonrisa en los labios.
Como siempre, no ha llamado antes de entrar.
Como siempre, yo le dedico una mirada asesina.
Odio muchas cosas en esta vida, pero que entren en mi despacho sin pedir permiso ocupa un puesto muy alto en esa lista.
—¿Vamos a tomarnos una copa?
—No. —Mi respuesta es rotunda, no deja lugar a la duda. Los clubes nocturnos no me gustan. Los lugares con aglomeraciones de gente son un infierno en la Tierra para mí.
—Pero ¿por qué siempre dices que no? —Las facciones de su rostro se contraen en una mueca de fastidio.
—Y tú ¿por qué siempre insistes si sabes que voy a decir que no?
—Porque eres joven y deberías divertirte. —Me mira muy serio y yo no puedo evitar pensar que debería regalarle un peine, porque lleva el pelo tan alborotado que en lugar del hombre de negocios que es, parece un rockero venido a menos después de haber dado el concierto de su vida.
Naruto y yo somos opuestos en todos los sentidos. Nos conocimos en la universidad y, a pesar de todas nuestras diferencias, nos hicimos inseparables desde el principio. Si yo soy reservado, hermético y de pocas palabras, él es risueño, sociable y un gran conversador.
Nuestros carácteres se reflejan en nuestro físico, lo que hace que seamos muy distintos también. Ambos somos altos, Naruto un poco más que yo, y de complexión atlética, pero yo siempre visto trajes a medida que combino con camisas, corbatas y mocasines italianos, mientras que Naruto lleva trajes informales que combina con camisetas y zapatillas deportivas.
Yo me esfuerzo en mantener el cabello en su sitio con productos capilares, y me afeito a diario para mantener mi mentón libre de vello facial. Naruto tiene el pelo rubio, algo rizado, y sombrea su rostro, podría parecer desarreglado pero que a él le queda bien.
Muchos podrían pensar que dos personas tan diferentes no pueden llevarse bien, pero no es nuestro caso. Supongo que, de alguna manera, nos compensamos el uno al otro y eso hace que formemos un buen equipo.
Frente a mí, Naruto espera una respuesta a su comentario sobre mi incapacidad para divertirme y yo se la ofrezco con una sonrisa sardónica.
—Sí que me divierto, solo que de forma diferente a ti.
—A correr por el parque Golden Gate no se le puede llamar divertirse. —Naruto es la persona que más me conoce después de mí mismo, así que sabe perfectamente que eso es lo que pienso hacer esta tarde cuando llegue a casa después del trabajo.
—Esa es tu opinión.
—Una opinión que comparte gran parte de la población mundial.
—Conclusión a la que has llegado tras preguntar a cada una de las personas que pueblan este mundo —digo con sarcasmo. Me cruzo de brazos antes de decir—: Por mucho que insistas, no voy a acompañarte hoy, Naruto. Ha sido un día largo, no me apetece encerrarme en un sitio repleto de gente mientras tú bebes hasta la inconsciencia y ligas con todas las mujeres que se cruzan por tu camino.
—Oh, pero eso no va a pasar. También viene Moegi. —Se encoge de hombros y suspira al mencionar a su hermana pequeña, una de las pocas personas en el mundo frente a la cuál Naruto no se comporta como un vividor descontrolado. Bromeando suele decir que sufre el síndrome del hermano mayor.
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💌 Un novio para Sakura 💘
Ficção CientíficaCuando me inventé que Sasuke Uchiha era mi novio, pensé que tendría tiempo más adelante para desmentir aquella inofensiva mentirijilla. Yo solo quería dejar de sentirme insignificante delante de mi exitosa hermana, y tener como novio al atractivo y...