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El rubio de ojos verdosos y el castaño se dirigían a paso tranquilo hacia la cocina, donde solían comer todos los empleados del casino y del hotel. Entre ambos existía un silencio qué para Luzu era un tanto cómodo pero el ambiente se vio interrumpido cuando el de piel dorada decidió soltar un audible suspiro.
-No caigas en los juegos de Big Q o terminarás arrepintiendote -dijo un poco apenado.
Luzu levantó una de sus cejas con extrañeza pero no cambió la expresión seria de su rostro.
-Ya veremos quien termina arrepintiendose, Foolish -dijo serio.
El de cabello rubio negó haciendo movimientos suaves de cabeza- No me estas entendiendo, Luzu -tomó al castaño del brazo para detener su caminar- Qua... Big Q puede parecer inofensivo pero está desquiciado, es un peligro para todo el mundo -arrugó ligeramente el entrecejo- Él y Wilbur son como una bomba de tiempo, en cualquier momento pueden llegar a explotar y acabar con todo a su paso sin importarles nada.
-Me iré en unos días, Foolish -frunció el ceño- Lo que esos dos hagan o dejen de hacer no es mi problema -bajó su mirada hacia la mano que aún lo sostenía- Te estás preocupando demasiado por personas que olvidarás -se soltó del agarre del rubio.
-Me agradas -se encogió de hombros.
-Supongo que eres el único que puede llamarse "ser humano" en este lugar -sonrió levemente.
-Tú y tu amigo son personas problemáticas pero muy agradables -se cruzó de brazos mientras sonreía sinceramente.
El de mirada carmín soltó una pequeña risita- Lo dices porque no conoces realmente a Rubén, es un dolor de culo.
-He notado que es un poco intenso y exagerado con algunas cosas -reanudaron su camino.
-¿Algunas cosas? Exagera y llora por todo -puso los ojos en blanco.
-Aún así te agrada... -sonrió burlon.
-Estoy intentando que me agrade -desvío la mirada hacia la ventana por la que pasaban.
-¿Intentando? -preguntó curioso.
-Otra de las cualidades de Rubén... -los rubíes se encontraron con las esmeraldas- Es que le gusta jugar y aprovecharse de los sentimientos de las personas.
El chico de piel dorada se quedó callado por varios segundos, pensando en las palabras que acababa de soltar el castaño, llegando a una sola conclusión.
-¿Tú y él tuvieron algo? -preguntó curioso.
De forma inmediata, el castaño volteó a mirar al rubio- Ya te he dicho que no tuve nada que ver con ese soquete.
