—¿Por qué no puedo llevarte a tu casa? —preguntó Javier con un ligero puchero en sus labios.
—Acepté hace una semana porque no tenía transporte, pero hoy mi amiga Juliana me llevará, como todos los sábados. —Respondió Teo caminando hacia la salida del cine.
—Esperé hasta la última función para llevarte... —murmuró Javier con una ligera decepción.
—Oye, yo no tengo ningún problema con que él te lleve, es más, mira esto —Juliana señaló su teléfono —Tengo otra emergencia.
Teo la vio con los ojos entrecerrados queriendo gritarle porque lo estaba dejando con un completo extraño con la excusa más estúpida del mundo. Su compañera se fue corriendo dejándolos a ambos.
—Lleváme entonces—Teo caminó hacia el estacionamiento.
Cuando ambos subieron al carro Teo volteó a ver a Javier que tenía una sonrisa en el rostro.
—¿Por qué tan feliz?
—Por nada en particular, de hecho, tuve un pésimo día. Pero creo que ahora el universo me está compensando —sonrió de nuevo mientras arrancaba el carro.
Teo ladeó su cabeza algo confundido, pero aun así prefirió no buscarle un significado a sus palabras.
Inevitablemente su vista a veces se desviaba hacía la mano de Javier, la cual estaba repleta de tatuajes, de hecho, iban desde su cuello hasta su muñeca, era todo un espectáculo de colores y mariposas, le pareció bastante... interesante, la primera vez, cuando conoció a Javier ni siquiera lo había notado.
Lo que sí notó es que no se había afeitado... y tal vez, solo tal vez, pensó que se ve mejor sin esa ligera barba.
—¿Por qué tuviste un mal día? —se atrevió a preguntar finalmente.
—Ah, eso, me despidieron.
—¿Qué? —soltó sin querer con mucha preocupación —¿Y estás tan tranquilo que hasta viniste al cine a ver por segunda vez una película en la que te quedaste dormido?
—¿Significa que pusiste atención a la sala entré? —dijo en un tono juguetón, pero solo se ganó la mirada asesina de Teo, entonces tosió apenado, y desvió la mirada fingiendo buscar una canción en su teléfono —Pues, no estoy tan tranquilo. Mi papá probablemente esté esperándome con un palo de escoba para amenazarme con buscar otro trabajo o que regrese a la Universidad.
—¿Y qué piensas hacer?
—Ni puta idea. —Suspiró agotado —Desde que me gradué del bachillerato mi papá me dijo que trabajara con él en su taller o que me ayudaría a pagar la Universidad si decidía estudiar Ingeniería o Medicina, pero no quería hacer ninguna de esas dos cosas.
—¿Y rechazaste sus ofertas?
—No lo digas así, me haces sentir como un mal agradecido —pidió —. Sí, lo rechacé, pero en mi defensa, busqué trabajo. La industria de los Call Center en este país ofrece una cierta estabilidad. Y con mis primeros dos años trabajando pude comprar mi carro, aun así, mi padre quería que estudiara.
—¿Pero?
—Pero me dijo que iba dejar de apoyarme si decidía estudiar la carrera que le dije que me gustaba.
—¿Qué sería?
—Cine.
—Oh —Fue lo único que pudo pronunciar Teo.
—Sí, lo sé, estoy loco ¿verdad? —Teo asintió con una sonrisa —Para mi padre... estudiar cine es como si quisiera estudiar para ser vago o algo así. Dice que me moriré de hambre y que no es una carrera real.
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Nuestra falsa primavera
Novela Juvenil«𝘎𝘶𝘢𝘵𝘦𝘮𝘢𝘭𝘢, 𝘤𝘪𝘶𝘥𝘢𝘥 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘦𝘵𝘦𝘳𝘯𝘢 𝘱𝘳𝘪𝘮𝘢𝘷𝘦𝘳𝘢 𝘺 𝘦𝘭 𝘱𝘢í𝘴 𝘥𝘰𝘯𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘨𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘤𝘢𝘥𝘢 𝘫𝘶𝘦𝘷𝘦𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘦 𝘶𝘯 𝘗𝘢𝘤𝘩𝘦 (𝘵𝘢𝘮𝘢𝘭 𝘥𝘦 𝘱𝘢𝘱𝘢) ¿𝘜𝘯 𝘦𝘯𝘤𝘢𝘯𝘵𝘢𝘥𝘰𝘳 𝘭𝘶𝘨𝘢𝘳? 𝘱𝘰𝘳 𝘴𝘶𝘱𝘶𝘦...