Cala
Tomo asiento en la silla frente a su escritorio y él hace lo mismo, me mira fijamente, esperando a que empiece a hablar. Le miro de igual forma, tratando de ver en sus ojos si lo que me va a decir es bueno o malo. Me mantengo firme y serena, esperando que él hable primero.
- ¿Y bien? ¿Qué quieres saber, exactamente? – dice haciéndose el tonto y tratando de no encararme directamente.
- Sabes perfectamente que quiero saber, Malcom, - digo cruzando mis piernas y alzando mi mentón en su dirección. Necesito que hable de una vez, no tengo paciencia para sus jueguecitos de poder. Siempre le ha gustado llevar las conversaciones como más le conviene, pero hoy no será posible.
- Dime, Cala. ¿Estás dispuesta a escuchar todo lo que te voy a decir? – dice inclinándose en mi dirección, a la vez que entrecruza los dedos por encima de la mesa.
- La pregunta es otra, Greco. ¿Estás dispuesto a contarme todo lo que sabes, sin omitir ningún tipo de detalle? Sé que le eres leal a mi esposo, pero ahora mismo me importa una mierda tu lealtad hacia él, quiero saberlo todo y tú me lo vas a decir. – Se tensa un poco, sabe que no me ando con juegos.
Se mantiene unos segundos en silencio, impasible. Está pensando que decirme y que ocultarme, lo sé perfectamente. A pesar de eso, me mantengo en silencio, imperturbable, pues no estoy nerviosa. Si me oculta algo no lo presionaré, solo buscaré otra forma de averiguarlo todo. No quiero que Alex se entere de que estoy buscando la razón de su compromiso y si insisto, Malcom se lo acabará diciendo.
Al cabo de un rato decide hablar, pero antes de que lo hiciera, dos voces llamas nuestra atención. Alex y su ex prometida están enzarzados en una fuerte discusión y no sé cómo sentirme al respecto. Nunca había visto a Alex tan cabreado con alguien y por el tono que está utilizando, no parece tener muchas ganas de hablar.
Decido levantarme con cuidado y abrir la puerta, pero Malcolm me para a tiempo y con señas me dice que no es una buena idea. Si salgo ahora, Alex se dará cuenta de inmediata que estaba haciendo aquí y seguramente discutiremos por ello. A pesar de eso, decido hacer caso omiso y abrir la puerta.
Alex está de frente a mí, por lo que me ve de inmediato y la expresión que se le plasma en el rostro, es incluso más dura que la que tenía cuando discutimos en el despacho. Su atención se desvía por completo de Kristel y la centra en mí, cosa que alerta a la mujer y hace que se gire al ver que no le estaba prestando atención.
La mirada que ella me dedica es completamente oscura y llena de odio, le he jodido el matrimonio, aunque no me arrepiento de haberlo hecho, al fin de cuentas Alex es mi marido. Trato de ignorarla, pero cuando se acerca a mí y me propina una bofetada, pierdo los estribos.
Se la devuelvo con ganas, tanto que mi mano acaba marcada en su rostro. No tengo mucha fuerza, por lo que acabo lastimándome algo la muñeca con el movimiento. Trata de devolvérmela, pero Malcom la detiene cogiéndola por la espalda y ahí me doy cuenta de que tengo a Alex en mi espalda.
Se pega a mí y me coge fuertemente de la cintura, impidiendo que me mueva. Tampoco iba a hacerlo, pero aun así, me quedo quieta, disfrutando del calor de su pecho. Sonrío cuando ella me señala con el dedo y antes de que se vaya consigo pronunciar:
- Es mío. - digo solo moviendo los labios, no hablo, pero sé que me entiende por la expresión que se le queda plasmada en el rostro.
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El regreso
Novela JuvenilUn secuestro que les cambió la vida. Él pensaba que ella estaba muerta. Ella solo quiere cobrar venganza. ¿Volverán a ser los que se amaron en el pasado?