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Los gemidos del blondo eran retenidos por los largos y gruesos dedos de su mano derecha, dedos los cuales Draco chupaba con devoción como si su vida dependiese de aquello, mientras su mano izquierda se encargaba de ensanchar su entrada para la penetración.

Cedric bajó la mirada hasta el cuerpo de su novio para deleitarse con tal escena erótica que le regalaba Draco; sus piernas abiertas de par en par, su miembro erecto, su pecho lleno de mordidas y chupones, al igual que su cuello, sus manos atadas sobre su cabeza con la corbata de Hufflepuff.

—¿Así o más rápido, amor? –preguntó el castaño con voz gruesa y grave, producto del placer y la excitación que sentía en aquellos momentos–

Para permitir que el rubio le respondiese, sacó sus dedos de su boca para luego llevarlos a la propia y chuparlos, quitando todo rastro de la saliva del menor, quien jadeaba en busca de aire.

—Mhn –se quejó el rubio al sentir una presión en su próstata, arqueó su espalda en una perfecta curva– Rápido –logró hablar luego de minutos–

Cedric se permitió sonreír satisfecho al oír como su pequeña serpiente gemía en alto al sentir como aceleraba los movimientos de sus dedos. Draco soltaba jadeos y gemidos a la par que movía su cabeza hacia ambos lados, dejándose llevar por el éxtasis que solía sentir cada vez que estaba en aquellas situaciones con Cedric.

Para todo el mundo, Cedric Diggory era un caballero honrado y educado, que jamas alzaba la voz fuera de ser completamente necesario, un sangre pura que a pesar de ir a la caja de los tejones demostró una de las principales cualidades de un león; su valentía.

Pero aun bajo toda aquella mascara de fino caballero, Cedric podía llegar a muy celoso y dominante cuando se trataba de sus parejas, sin llegar a rozar lo molesto claro. Pero en la cama se solía transformar a un hombre vulgar, deseoso de marcar cada pequeña fracción de piel que tuviese a su alcance; un hombre que solo vivía para dominar y satisfacer a su pareja sexual.

La verdad sea dicha, Draco al inicio se desconcertó y sorprendió ante el cambio que presento su pareja a la hora de llegar al acto sexual, pero con el tiempo llegó a acostumbrarse pronto y acabó amando aquella faceta de su novio, era demasiado caliente a su parecer.

Cedric Diggory era un doble cara y sin duda amaba esa faceta del tejón.

Sin dudar o esperar otro segundo más, se abalanzó a los rojos y gruesos labios del rubio, quien correspondió al beso con demanda y necesidad. Quería que Diggory le follara solo como él sabia hacerlo...

—Ce... Cedric –gimió Draco al sentir otro golpe en su próstata– t...te –comenzó a hablar de manera entre cortada, debido a los jadeos en busca de aire– quier...ro... A ti

El Hufflepuff al oír aquello sonrió en grande para luego quitar sus dedos de la entrada del blondo, quien se quejó al sentir como su entrada estaba necesitada de algo que llenase su interior.

Llevó su mano directamente a sus labios para comenzar a chuparlos con gula, escuchando un sonido estrangulado que soltó el menor, claramente complacido ante la escena del castaño chupando sus dedos llenos de su propio lubricante natural.

Quien sea que haya inventado el rumor de que los Hufflepuff eran unos santos, vaya que metió la pata.

O tal vez su novio era la excepción a la regla... Al sentir como posicionaba la punta de su miembro en su entrada, Draco soltó un jadeo tembloroso a la par que abría aun más las piernas.

Cedric mordió levemente su labio inferior mientras comenzaba a adentrarse cada vez más y más adentro de la estrecha entrada de Draco, al llegar a la base soltó un jadeo.

El rubio estaba tembloroso, de sus labios entreabiertos salían suspiros y jadeos cortados, apretó con algo de fuerza sus muslos al rededor de la cintura del castaño, dándole a entender que podía moverse. Cedric se dobló sobre el cuerpo del menor para llegar directo a sus labios y comenzar a besarlos con hambre, siendo correspondido de inmediato por el rubio.

Se hizo hacia atrás, dejando apenas la punta de su pene dentro del menor, para luego mover sus caderas con dureza y llegar hasta el fondo, provocando un gemido agudo en el Slytherin.

—¿Así está bien, tesoro? –pregunta Diggory a la par que comienza a mover sus caderas frenéticamente, deleitándose al ver como el rubio solo gemía en alto y asentía a lo dicho por él– palabras, Draco, palabras –dijo mientras subía su mano hasta su cuello, sujetándolo con firmeza pero casi sin fuerza–

El rubio sentía que estaba en el paraíso, y al sentir como Cedric le sujetaba del cuello, sintió su piel quemar, ardía con demasía y le gustaba, respiró unos segundos antes de hablar.

—M... Me gust... Ah~ –dijo con esfuerzo– Sig... Sigue, Cedric, D... Duro, lo quiero du...ro –completó entre jadeos y gemidos–

El Hufflepuff al oír lo que quería, quitó su mano del cuello del menor y la llevó hasta su pierna derecha, la besó y la acomodó en su hombro, su otra mano la dejó firme en su caderas y la sujetó con fuerza, comenzando más movimientos bruscos.

Los gritos de Draco no se hicieron esperar, hace semanas que necesitaba un buen sexo y su novio había estado tan ocupado que apenas y tenían tiempo para verse entre clases.

—Oh, Salazar... –exclamó en alto al sentir un golpe directo en su próstata– ¡Ahí, ahí! ¡Cedric, dame ahí! –pidió entre lloriqueos, sentía como se comenzaba a formar su orgasmo–

Cedric dio una embestida certera, sacándole otro gemido alto al rubio.

Ambos estaban ya al borde del orgasmo, había pasado un buen tiempo desde que habían podido tener sexo a gusto y sin interrupciones.

La última vez que casi tuvieron sexo, Blaise entró a la habitación del rubio debido a que Snape están buscando a Draco y si no se dignaba a ir en ese momento, él mismo iría a buscarlo.

Fue cosa de unas cuantas embestidas para que Cedric se vaciara en el interior de Draco, que al sentir como era llenado por aquel viscoso y caliente líquido soltó un último grito antes de soltar toda su corrida sobre su propio abdomen.

Ambos adolescentes estaban jadeando, uno sobre el otro, sus cuerpos sudados estaban en pleno contacto, la única razón por la que Draco no se quejaba por eso era porque la garganta le dolía horrores.

—Quitate, pesas –se quejó el rubio mientras empujaba levemente el pecho del castaño, quien se comenzaba a parar– cielos... Creo que te amo

Cedric abrió los ojos y la boca mientras sonreía

—Aww, corazón, creo que también te amo –dijo con una sonrisa coqueta–

Al final, ambos se vistieron entre risas y besos cariñosos.

Antes de las 8, Draco estaba en su sala común ya que Cedric lo acompañó hasta allá. Después de todo, Cedric era un caballero con modales y carácter...

One Shot dedicado a mi amorcito lindo Plantitazoft ya que me retó por no subir nada

GentlemanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora