Por supuesto, mis amigos quisieron saber sobre la misión. Les conté todo, desde nuestra emboscada en la lavandería hasta mi última pelea con Trenak. Solo esperaba nunca tener que verlo de nuevo.
—Un noni con una múnima— meditó Veraz— qué envidia, me habría gustado estar ahí.
—Sí, ya lo has dicho como siete veces— le recordé.
—¡Es que me da mucha envidia!
—Esa María es una idiota— comentó Gretos.
—Al menos ya aprendió su lección— le espeté.
—Eso esperemos. Primero el asunto de Érica, ahora esta misión irresponsable. Quién sabe a qué locura te arrastrará la próxima vez.
No lo había pensado de esa manera. Gretos tenía un punto, desde ahora iba a necesitar cuidado con lo que me ofreciera María.
—¡Y peleaste contra toda una mafia!— continuó Veraz— ¡No lo puedo creer!
—Pero tú has hecho lo mismo— le recordé— En la prueba de ingreso ¿Recuerdas? No fue hace tanto tiempo.
—¡Eso no cuenta, nos tomaron por sorpresa!— alegó.
—Nosotros los tomamos por sorpresa y aun así nos ganaron— le corrigió Gretos— solo estás celoso porque para Liliana no es un reto.
—¡No estoy celoso!— protestó— ¡¿Quieres pelear, flacucho?!
Gretos se cruzó de brazos.
—A diferencia de ti, a mí no me interesa pelear con todo el mundo— le espetó— además, la última vez que tuvimos un duelo de práctica, te gané.
—¡Solo me engañaste! ¡No fue una victoria digna!
—¿Ustedes tuvieron un combate de práctica?— inquirí, sorprendida.
—A veces lo hacemos para entrenar— me espetó Gretos— duele admitirlo, pero fallar la prueba a principio de año nos hizo recapacitar sobre nuestra fuerza. No queríamos quedarnos atrás, así que mientras ustedes iban a sus misiones, nosotros practicamos algo de sigilo y continuamos con nuestro entrenamiento físico.
—Sin mi maestro, ha sido difícil avanzar en mi técnica de la wea— aseguró Veraz— pero creo que he mejorado desde nuestra prueba de ingreso.
—Podrías dejar de practicarla en nuestros entrenamientos. La última vez casi me matas con uno de esos combos— le alegó Gretos.
—No sabes lo que pasará en el campo de batalla. Debe estar preparado para todo en cualquier momento.
—Eres el único weador que haya visto en mi vida, pico estúpido.
—¡Te quejas de mi fuerza en un duelo! ¡¿Qué se supone que haga?!
—¡No matarme!
Mi mente se distrajo un momento de su disputa diaria y divagó en los alrededores. Tenía una sensación extraña, faltaba algo, como un instrumento en una orquesta. Entonces lo vi; el instrumento que faltaba era la voz de Cecil. Este se hallaba sentado detrás de Gretenos, pensativo. Lo miré un buen rato, preguntándome qué lo tendría así.
—¿Cecil?— lo llamé.
Él levantó la mirada, se fijó en mí y recordó que se encontraba entre sus amigos. Me sonrió como cualquier día.
—¿Qué sucede, bombón? ¿Extrañabas mi dulce voz?
—Siempre es un agrado escucharte — le espeté— si no quieres hablar, también está bien, pero me pareció que algo te tenía preocupado.
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La Helada Garra de la Muerte
ПриключенияSecuela de De las Sombras al Corazón. La Helada Garra de la Muerte continúa la historia de Liliana poco tiempo después del final del libro anterior. Esta vez, deberá probarse y entrenar para convertirse en una sombra.