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No recuerdo bien cuando fue la última vez que vi a ese sujeto, tengo recuerdos borrosos de él, no logro recordar su rostro, no logro recordar su voz. Solamente recuerdo lo último que conversamos antes de marcharse, "¿No le dirás nada a tus padres? Sobre esto", me preguntó mientras estaba sentado al borde de la cama abotonado su camisa.
"No", le contesté con mí voz apagada, me encontraba acostado en la cama tapado por sábanas grises (o tal vez eran blancas no lo recuerdo bien) las cuales cubrirían mí cuerpo desnudo.
"Matías, eres un niño grande, así que cuando me vaya...", se dio la vuelta y acaricio mí cabello con delicadeza. "Quiero que guardes bien este secreto y no se lo cuentes a nadie, ¿Entendido?".
"Sí, no se lo diré a nadie, porque soy un niño grande y se guardar secretos", le afirmé, el me sonrió y yo le devolví la sonrisa.
"Me gustaría quedarme contigo, pero no puedo", me dijo, no sé porque se iba no me lo dijo. "Por tentaciones como tú, hay pecadores como yo".
Nunca comprendí lo que quería decir y sigo sin entender.

Miro por la ventana del auto, mientras mí madre escucha "Que nadie sepa de mí sufrir", miro los árboles pasar mientras los cuento, pasaron 21 árboles. Nos dirijamos a mí secundaria, la odio, la odio. La. Odio.

Mamá me dejó frente de la entrada de la secundaria para después marcharse, me quedé quieto mirando la entrada del colegio. No quiero tener que entrar y ver a esas personas los cuales tengo que llamar compañeros.
Di un leve suspiro para después entrar al lugar, me dirijo a mí salón para dejar mí mochila y después ir a la biblioteca, ese lugar tan silencioso, tan calmado y con tantos libros.
Mire las estanterías con libros de historia, geografía, literatura, etc. No agarré ninguno de ellos, solo me senté una silla la cual estaba al lado de la ventana. No tengo nada interesante que hacer.
Soy aburrido, todos los de mí edad piensan eso, los profesores dicen que soy muy maduro para mí edad, soy un niño grande asi que sí, sí lo soy.

Siento que alguien me está mirando, pero no le voy a tomar importancia. Mira todo lo que quieras, no me importa y no me va a importar.

Mire quien era el que me estaba observando y no había nadie.

No me importa.

Fui a mí salón 3°A, me senté en mí lugar, ignorando que faltaba mí mochila que de seguro uno de mis compañeros la tiró al inodoro. Los maldigo a todos.

Mire mi escritorio tenía cosas escritas. Está vez si que se lucieron, habían escribido "chupala imbécil", "pudrete ratito", "eres un anormal", "puto". Lo último no sé si debería preocuparme o no, ya que es raro ver una verga deforme y al lado que esté escrito "te esperamos en la salida".

En fin, supongo que solo buscan hacer algo con sus vidas aburridas o tal vez están tan podridos en su propia mierda que solo lo hacen para no sentirse mal consigo mismos.

Miraba la mesa mientras escuchaba como los chicos se reían, hablaban de sexo, etc, cosas normales de adolescentes... Creerse adultos por solo ser adolescentes, no son adultos.

Después de un rato escuché como abrían la puerta del aula y el sonido de unos tacones entrando. Era mí profesora...
No me agrada, una vez me reto y me hizo hacer un afiche sobre Roma el cual tuve que presentar frente toda la clase, no fue tan malo, supongo.

Empezó la clase de historia.


...

"Eres un niño muy maduro para tu edad".

Lo soy, pero ¿Por qué? –pregunte.

"Porque eres el único que perdió su virginidad a los ocho años de edad"

–Tu me quitaste la virginidad... –dije con voz átona.

...

Me desperté de golpe, mire a mí alrededor y todos mis compañeros ya habían levantado las sillas (a lo que me refiero con "levantaron las sillas"  que colocaron las sillas patas para arriba sobre sus mesas).

Era el único que se encontraba en el aula, todos se fueron.

Mire la hora en mí celular, 13:57 p.m.

Me había quedado dormido, tendré que pedirle a alguien que me pase lo que escribieron hoy.

Me levanté para después levantar la silla, fui a buscar mí mochila, al baño y la encontré dentro del inodoro, mojada, aún que posiblemente orinada.

Supongo que mis días siempre seguirán así.



Llegué a casa con la mochila mojada y mí espalda humedad por la mochila. Subí las escaleras para encerrarme en mí habitación y tirar mí mochila al suelo con pereza, me senté en la cama mirando por la ventana.
Al lado de mí casa hay otra casa (obviamente) que está en venta, pero al parecer ya la han comprado, porque hay un vehículo estacionado frente de ella...


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⏰ Última actualización: Jan 04 ⏰

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