Canto I: IRA.

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En el abismo del alma, la ira arde,

Tormenta feroz, rugiendo sin tregua,

Como un volcán en erupción se entrega,

Consumiendo con furor cuanto le arde.

Sus llamas, voraces, destruyen la calma,

Transformando el amor en sombra y pena,

El corazón, preso de su condena,

Late en frenesí, presa de la palma.

La ira es un huracán que todo arrasa,

Cegando la razón, nublando el juicio,

En sus garras, la paz se hace despojo,

Y la calma en tormenta se traspasa.

Pero en su furia también se revela,

Un espejo oscuro que nos desvela,

Los demonios internos que esconde el ser,

Y quizás, al domarla, podamos aprender.

A canalizarla, transformarla en calma,

Que no consuma el corazón, y no desgarre nuestra esencia.

Y hallar en el perdón, la verdadera alma,

Que nos libere, trayéndonos paz.

Que lastimosamente, yo no hallé a tiempo,

Por hundirme en el rencor y la ira que me abrumaba,

Apretando mi pecho, haciéndome rabiar,

Desquitándome con cualquiera que me topara.

Llevando al caos, alejando a la gente,

Que me quiere y la que podría quererme,

Pero que alejo, al enojarme de repente,

Sintiendo insoportable, las actitudes de la muchedumbre.

Que hace hervir mi sangre, mostrándome imprudente,

Terco, impulsivo y necio, algo insoportable para el resto de los seres,

Que ven mi ira como algo malo, cuando puede ser el principio del cambio.

Un cambio bueno o malo, pero que podría mejorarlo todo o empeorarlo.

👿MIS TORMENTOSOS PECADOS.👿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora