<DESOBEDECER>

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—DUQUESA STARK
ROSE MECLEK DE STARK

—Si-responde el duque directamente mientras me sigue viendo- siento como mi corazón palpita como se me quisiera salir en este instante, bajo la cabeza con timidez y me muerdo los labios.

Siento como el duque toma mis manos ahora y agacha algo su cabeza

—Puedo enseñarte a castigar a la gente que te haya insultado, lastimado, usado, para que ya no seas una rosa sin espinas que no se puede defender-propone mientras sus palabras me llegan hasta el alma-

—Solo dime que si-indica susurrándomelo-

Pero y si no puedo? Nunca e podido castigar a alguien incluso mis padres no me castigaban si no me regañaban y eso es distinto, regañar es estar enojado y decir algo para corregir lo que hayan hecho por medio de palabras, pero castigar es lo mismo pero en vez de corregirlo con palabras se hará con una acción.

Yo solo puedo regañar, regañarme a mi misma por mis acciones o regañar a alguien.

—Es por tu bien, debes ser dura en especial conmigo-agrega con un tono tranquilo y neutro-

Él deja de sostener mis manos y pone de nuevo sus manos en mi cintura y se juntó hacia mi, al tenerlo cerca siento su olor, su aroma a colonia y a frescura, un olor que me hipnotiza mucho y me hace olerlo directamente.

Pongo mis manos en su pecho y recuesto mi cabeza en su pecho, escucho su respiración que es simple y relajada, el duque acaricia mi cabello mientras yo sigo escuchando su respiración y sintiendo su temperatura corporal.

Él quiere que haga esto para defenderme, castigarlos para que me teman como a él, quiere que me vuelva igual a él, alguien que castiga por la mínima traición.

—Eres buena Rose-comenta mientras sigue acariciando mi cabello- —Eres muy buena-repite-

Permanezco callada mientras escucho sus palabras que cada vez se simpatizan.

—Duque-menciono mientras tocó su pecho con mis manos- el duque deja de acariciar mi cabello y respira hondo
—Enséñeme-comentó convencida levantando mi cabeza para verlo  a los ojos- el duque voltea a verme y besa mi frente pero ahora la besa de una manera amorosa.

Cierro mis ojos y respiro tranquila, él deja de besarme la frente y pone sus manos en mi rostro.

—Te enseñaré a ser la mujer del Duque Stark, no lady Meclek si no, Duquesa Stark-propone mirándome los ojos- el acaricia mi rostro mientras yo lo sigo viendo, mi mirada lo puede decir todo y el ya sabe lo que quiero decir en este momento.

Aquellos días de odio han desaparecido como arte de magia, el rencor y el odio se han desvanecido pero el miedo y el terror todavía permanecen pero no son muy visibles.

«Siento otro sentimiento que no puedo identificar ahora mismo»

El duque junta mis labios con los suyos y me besa, él me besa haciéndome sentir satisfecha.

—Mi duquesa-me susurra mientras me besa-
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RICHARD SOMMERS WHITE
BAHÍA DEL OESTE—

Tiro todas las cosas de mi cuarto mientras escucho los pasos de mi madre que cada vez se escuchan más de cerca, estoy intentado contenerme pero es imposible, el dolor que siento que no es físico si no mental me está cada día acabando, no aguanto esto, es como si me sacara yo mismo una daga del corazón sintiendo el dolor y la sangre corriendo en todo mi cuerpo, todo es culpa de Lizeth, es su maldita culpa que todos tenemos que arder en el infierno con ella.

«Odio vivir así»

Mi madre entra a mi habitación mirando las cosas tiradas en el suelo, todo es un desorden total.

—¡Richard!-me grita en la cara- —¡Que te pasa, pareces un niño que tira todo en su paso!-comenta regañándome por el desastre-

Me doy la vuelta ignorando a mi madre mientras ella llega a mi, no quiero verla a la cara ni menos quiero hablar de qué pasó, ella es igual que mi padre están de acuerdo con este matrimonio, no quiero casarme ni siquiera quiero que cuando nazca ese niño tenga mi apellido.

Me quieren obligar a casarme con alguien que odio, alguien que tan solo verla mi estomago se retuerce. Por que no la venden al duque, a un hombre que busca tener hijos aunque no sean suyos, como lo que hicieron con Rose, venderla como una yegua, una vaca.

Mi madre me agarra de la mano y me doy la vuelta para verla, ella frunce el ceño con enojo.

—¿Que te sucede?-pregunta intentado calmarme- la empujo y intento salirme de la habitación pero mi padre llega colocándose en la puerta impidiéndome el paso.

—¿No le vas a responder a tu madre?-pregunta levantado una ceja mientras da dos pasos hacia mi- retrocedo al mirar a mi padre.

—No necesito responder-contestó-
—No necesito responder por que me dirán lo mismo-agrego-

—¿A que te refieres con, lo mismo?-vuelve a preguntar- me quedó callado mientras mi madre respira hondo intentado mantener la calma, ellos actúan igual, nadie aquí me defiende, no hay nadie aquí que pueda decirles que yo si tengo razón, que yo puedo ser feliz.

Que si me caso con Lizeth mi vida será un infierno total, si Rose estuviera aquí ella fuera la única persona que me entendería, incluso creo que me perdonaría por mis actos de cobardía, ella nunca sería capaz de dejarme solo, ella le importa mi felicidad.

—Ustedes no piensan en mi felicidad, en mi vida-argumento enojado— mi padre se acerca a mi y me da un empujón pequeño

—Claro que pensamos en tu felicidad tanto en cómo tienes que tomar la responsabilidad de tus estupideces- comenta mientras mi madre se acerca hacia mi-

—Cariño, lo hacemos por tu bien-comenta-

—¿Bien?-repito enojado- —¡Bien en separarme de Rose!-se los grito en sus caras- ellos se quedan callados y mi padre solo pone la mirada en mi.

Todos aguardamos silencio haciendo que su silencio responda, ya lo sabía, ellos solo buscan hacerme sentir culpable no hacerme sentir bien, ellos solo quieren que tome acción de mis errores que no son importantes, ir por Rose es una acción a todos los inicios de mis errores, no hacerme responsable de Lizeth.

Empujo a mi padre y salgo de la puerta mientras escucho sus pasos detrás mío, los ignoro y empiezo a sacar mi ropa y meterla en una pequeña maleta

—¿A donde mierda crees que vas?-me pregunta cerrándome la maleta- tiro mi ropa en mi cama mientras veo a mi madre observando todo.

—Me largare-respondo-

—No, no puedes- me niega-

—¡Bien puedo!-le grito en su cara- —No viviré con una puta que me engaño y me uso-argumento-

—¡Recuerda que esa puta como tú la llamas tendrá a tu hijo!-exclama empujándome hacia la cama y gritándome—

—Los únicos hijos que tendré serán de Rose y míos-argumento levantándome de la cama-

Ella será la única mujer con quien tendré hijos, ella será la única que podrá llevar mi apellido, no Lizbeth.

La duquesa y el destripador [SIN CORREGIR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora