Brunk sex

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– Joder... amor... estamos muy ebrios... 

El mayor estaba que no daba más, sentía como daba vueltas y a la vez estaba seguro de que estaba sentando en su sala con su marido, quien había empezado a besar su cuello.

– Pero para tener sexo no necesitamos estar sobrios...

Sin esperar más se puso arriba de su pareja y lo tomo de la cabeza para hacer que se mirarán ambos era obvio que no se encontraba bien, pero por fin después de mucho tiempo había logrado tener un momento para ellos solos, eso de tener hijos les absorbía demasiado tiempo y ahora podían volver a disfrutar de su intimidad.

– Te amo Teach...

– Y yo a ti mi amor, pero al parecer el vino hizo de las suyas... te necesito sentir dentro ed~~

– Joder mi amor...

Empezaron lento un par de besos traviesos, un par de mordidas y un impaciente toqueteo, ambos ya estaba más que ansiosos, eso era evidente pero no querían sé pararse siquiera por un momento.

– Ed~~~ 

El rubio tomo de los cabellos a su pareja para separarlo y poder besarlo mientras sus manos iban a la ropa de su pareja para sacar su miembro y acariciarlo, el otro no espero y sin dudarlo también metió sus manos en la ropa ajena, paso sus manos por sus nalgas apretando y dos de sus dedos fueron hacia su entrada pero fue grande su sorpresa al encontrala llena por un juguete.

– Eres un maldito ansioso con razón te frotaba contra la silla, pero joder amor...

Movió el juguete mientras metía la mano libre entre los cojines, antes ahí había condones y lubricantes, ya que habían resultado unos insaciables, siempre follando como conejos dónde fuera y preferían estar preparado, saco un condón y se lo paso a su pareja para que lo abriera.

– Amor~~ ya no soy un jovencito~~~ podemos hacerlo sin eso... quiero sentir como me llenas~~~ 

El pelinegro al ver que podían hacerlo de una no espero y tomo un poco del lubricante de su pareja para lubricar su pene y tomo al otro para empezar a entrar en él, ambos gimieron joder, eso se sentía tan bien hacerlo por fin sin condón sin temor a quedar en cinta lo hacía más satisfactorio.

El rubio empezó a moverse lentamente, con la ayuda de su pareja que lo tomaba de la cintura para subir y bajar hasta que empezó a sentir que no podía, el otro lo acostó en el sillón y empezó lento al final de cuentas siempre sería un caballero pero conforme su pareja le pedía se empezaba a mover más rápido entrando y saliendo mientras que el otro enterraba sus uñas y rasguñaba la espalda ajena.

Eran una mezcla de gemidos, besos descontrolados, cuando les llegó el clímax ambos gimieron el nombre ajeno y se abrazaron quedándose ahí sin siquiera darse cuenta de que el sueño los empezaba a invadir.

No fue hasta el día siguiente cuando los mellizos acompañados de su tío Izzy los descubrieron dormidos, desnudos.

– El que diga algo y despierte a su padre está castigado... -susurro el de barba.-

– ¡Qué asco! –gritaron ambos chicos antes de subir corriendo a su habitación.–

– ¡Joder Bonnet! –el otro hizo cara de asco antes de salir azotando la puerta.–

Deep like the seaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora