Capítulo 20 ( Confío en ti )

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— Levante el arco que me había dado Amber para disparar. Pesaba muy poco así que era ligero. Las flechas finas color negras y su punta filosa.

— Todos hacia atrás — escuché gritar a Jay. Baje el arco y mire hacia atrás, todos parecían horrorizados. No creía que fuese tan malo que yo tuviera en mis manos un arco y unas flechas con punta filosa. Mire a Jay y este se encogió de hombros riendo. Cuando mire hacia el tablón al lado estaba Ryan. No parecía tener miedo ni estar asustado.

— Confió en ti — dijo con una hermosa sonrisa en su rostro lleno de pecas. Sonreí, me estaba enamorando de Ryan como nunca me he enamorado, nunca había tenido un novio o algo parecido así que esta sensación era nueva para mi. Me sentí tan relajada y confiada, era como si Ryan me estuviese transmitiendo seguridad. — Y que esperas vamos — dijo Ryan cruzandose de brazos. Eleve el arco y coloqué mis codos a nivel de mis hombros como me había dicho Amber. Acerque el arco a mi cara y cerrando un ojo mire la marca roja.

Bien Mía puedes hacerlo solo confía en ti, vamos.

Hale la cuerda y la flecha salió disparada como si no hubiera querido nunca estar en el arco. Parecía una bala que iba directo hacia Ryan. Le dispare la flecha al chico que me gusta. Mucho antes de que la flecha llegara a él , Ryan se había posicionado detrás de mi, levanto mis codos al nivel de mis hombros, puso sus manos encima de las mías junto al arco y tiro de la cuerda y sin espera la otra flecha salió disparada como cañón y se clavó en la marca roja del tablón. Cuando me gire Ryan estaba de brazos cruzados con una sonrisa.

— Discúlpame Ryan no fue mi intensión, la verdad no te quería disparar con la flecha a ti, es solo que —decía nerviosa.

— Sshhh — me interrumpió. — Tranquila no pasa nada estoy bien, aprenderás rápido ya veras —. Me gire y mire por encima del hombro de Jay y vi que Axel se reía, Catalina tapaba su boca como sorprendida y los demás estaban en total relajación como si nada hubiera pasado.

— Vamos intentalo de nuevo —. Ryan volvió a la posición en la que estaba al lado del tablón.

En el bosque se respiraba aire fresco. En los árboles no habían casi hojas, pero si ramas secas. Las hojas verdes que le quedaban a algunos árboles se movían y bailaban junto al viento como el cabello lacio de Catalina. Volví a levantar el arco, suspiré y tiré de la cuerda. Esta vez la flecha dio en el tablón pero no en la marca roja. Reí al ver que Ryan reía y escuché a los chicos aplaudir detrás de mi. Y por supuesto a Catalina gritar como si hubiera ganado una competencia.

— Muy bien Mía para ser la segunda vez esta muy bien, poco a poco veras como se te hará fácil tirar las flechas a la marca roja y no a otro lado — Amber rió. — Por ahora sigue practicando —.

Los verdes ojos de Amber me daban alegría y energía. Los chicos pensaron bien las cosas y en algo tenían razón habría que enseñarle lo mismo a Catalina porque de seguro cargaríamos con ella aveces para las noches de caza y no sería nada fácil llevarla sin ningún tipo de conocimiento por que el que conoce a Catalina sabe como es. Así que Nickolas y Steven la guiaron hasta una esquina del lugar en donde estábamos. Tratarían de relajar su mente, para que no fuera tan distraída. Seguí tirando flechas locas como les llamaba Jay ya que para poderle dar a la marca roja necesitaria tiempo y practica. Algunas flechas caían en el tablón, otras en el tronco donde estaba el tablón y otras casi traspasaban a Ryan. El se colocó en cuclillas varias veces. Tendría buena puntería si llegaba a darle un flechazo en la frente a Ryan y significaría que iría a la cárcel por asesinato o sería muy buena en arco. Ya casi terminando de entrenar con flechas Axel me ordenó correr dos vueltas en un perímetro que el había establecido.

— Pero Axel son muchas cosas a la vez — suplique hasta que no tuve otra opción.

— Mía ya entenderás, deja de quejarte —. Esas palabras fueron las que hicieron que corriera cuatro vueltas y no dos. Mientras corría Ryan también lo hacía. Dio quince vueltas y estaba segura de que podía dar más. Terminé exhausta, sudando como un lechón en una carrera de lechones, tan caliente como si hubiera estado cerca del sol. Estaba agitada por demás y mi respiración entre cortada.

El chico vestido de negro { 1 }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora