Capítulo 37 ( La morada )

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Nickolas se giró hacia mi y se notaba molesto, tenía los ojos de color rojo como las mismas fresas tan rojos como las manzanas que le gustaban a Sofi. Cuando lo noté de inmediato me giré y comencé a caminar hacia mi habitación. Sabía que me diría, sabía que me reclamaría el porque no me había quedado en la habitación como el pidio.

— Mía espera, detente ahí —dijo detrás de mi. No le hice caso a su voz que se escuchaba irritada y bastante cerca de mi. No le di importancia ni a sus ojos, ni a su voz, ni a lo que mi cabeza me decía. No me importaba que Miller quisiera matarme no me importaba tener que ir hasta su castillo y asesinar a su familia también.

— No me sigas Nickolas no quiero escucharte, no pienso discutir solo quiero dormir mañana será un dia muy largo para mi —. Mi cabeza quería estallar con todas las ideas y planes que por ella pasaban. Mi cerebro sentía unas pequeñas corrientes y podía jurar que sentía mi sangre correr por las venas.

— Mia por favor detente —. Me detuve pero ya estaba frente a mi habitación lista para cerrarle la puerta en la cara a mi hermano. El me miraba con los ojos rojos aún. Quería hablar, quería decir algo, yo lo notaba. Se quedó mirándome un par de segundos sin decir ni una sola palabra. De su boca no salió nada.
Sus ojos se tornaban grises como le solía pasar a Ryan cuando estaba triste.

— Nickolas para esto me entrenaste. Para esto practiqué y espere tanto. Deja de protegerme tanto, hay vampiros tras mi y yo no me puedo quedar de brazos cruzados, te das cuenta? —. Sus ojos se tornaban más claros, grises como ceniza. Esa era la señal de que su volcán ya estaba apagado. Su enojo se convirtió en tristeza.

— Si, si me doy cuenta Mía pero yo te quiero proteger, eres mi hermanita no te puede pasar nada. Yo lo prometi, yo prometi cuidarte, yo se lo dije a Dios. Yo le pedí una familia, y si el me la daba yo la protegeria con mi vida. No puedo permitir que nada te pase, ni a nuestros padres ni a Sofi —. Yo lo entendía, claro que lo hacia pero esta pelea ya no es solo de el, también es mia.

— Confía en mi Nicko nada pasara, estaremos unidos en esto. Nos protegeremos —. Me daba un poco de pena mi hermano, yo sabía que el era fuerte, pero ser huerfano a de ser lo más duro que le a pasado y el tener una familia ahora y perderla también lo afectaría demaciado.

— Mía no será tan fácil llegar a Miller, que tienes en mente —. Realmente no tenía nada en mente por ahora. No sabía donde buscarlo, ni como matarlo o como llegar a él. Tenía que tomarme unos días para pensar, para investigar sobre el. Que tipo de vampiro es, alguna leyenda o historia de el, alguna debilidad que tenga.

— Hasta ahora solo tengo ganas de dormir. Mañana investigaré así tenga que saber cuantos pelos de cabello tiene en la cabeza. Pero ahora estoy cansada, quiero descansar y dormir, temprano en la mañana iré a investigar —. Nickolas asintió con la cabeza dio media vuelta y se fue. Me acosté en mi cama que por cierto era muy cómoda. Me sentía como en las nubes.
Tan suave y blanda como un algodón de circo. En la mañana me desperté tempranisimo como nunca antes. Pase por la habitación de mi hermano que ya se encontraba listo.

— A la biblioteca? — preguntó. Parecía que mi hermano podía leer mi mente aún sabiendo que a mi era a la única persona que no podía leérsela. Nos encaminamos hacia la biblioteca a ver que encontrábamos. Luego llamaríamos a Jay para contarle y que nos ayudara como pudiera.

— Que comes que adivinas? —.

— Creo que es mejor que no preguntes —. Nickolas comenzó a reír mientras pasabamos por un pasillo donde no se sentía ni un alma. Era el silencio más largo de mi vida. Alguien posó su mano en mi hombro la cual tomé, torzi y jale hacia abajo haciendo que la persona hiciera un mortal y callera adolorido en el suelo.

El chico vestido de negro { 1 }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora