Quitó con rapidez todos los papeles importantes que tenía sobre su escritorio empotrado para guardarlos en su lugar correspondiente, dio un par de pasos hacia atrás encontrándose con su cama de un cuerpo, se giró notando a su minino abrir apenas un ojo que cerró de inmediato, el espacio era un poco reducido, quedaba pequeño para todas sus pertenencias, pero después de todo, era gratis, así que trataba de no quejarse, o ser una molestia para su amigo y antiguo compañero de la academia. Innumerables veces había escuchado de sus labios decir que su presencia no era una molestia, y que tampoco lo era para sus padres, le creía, era un alma noble, pero se imaginaba que a pesar de todo, sus cosas ocupaban un espacio que la familia de Tighnari podría tener libre para otros usos, o disponer de la forma en que ellos desearan.
Le habían facilitado una habitación junto al cuarto del chico, quien era hijo único, compartían el baño y a veces se quedaban pasada la madrugada charlando sobre sus planes de vida, los sueños que tenían y lo que querían lograr con sus respectivas carreras. Tigh era más del tipo idealista, tenía un fuerte sentido de la moral que era casi imposible de doblegar, pocas veces le vio rendirse ante alguna lucha, eso, aunque creyó le traería problemas a su amigo, hasta ahora le había dado bastantes oportunidades, después de todo, Sumeru estaba ligado de forma espiritual con su naturaleza, adorando a la Diosa a la que la mayor parte de la población evocaba su fe, quién había plantado y cuidado con mano propia el paraíso qué era en el día de hoy su ciudad.
Vio su reloj digital en su muñeca notando que ya iba algo atrasado, tomó su maletín despidiéndose de su pequeño gato Mehrak que dormía tranquilamente entre sus sábanas, se encaminó hacia la sala notando a la madre de Tigh servir el desayuno para la familia, se excusó comentando que tomaría algo afuera, mentira, no tenía el dinero suficiente para ello, pero eso no era algo que ellos debían saber. Su amigo aún no se levantaba, al parecer la noche anterior se quedó hasta la madrugada solucionando problemas relacionados al bosque, habían industrias tratando de construir complejos y casinos en espacios qué estaban protegidos.
La situación le dejaba un sabor agridulce en la boca, por un lado, apoyaba a su amigo, era su mejor amigo después de todo, no compartían carrera ni generación, pero sus padres habían sido muy cercanos, lo que dio naturalmente que compartieran su infancia y adolescencia, por otro lado, él era un arquitecto, asistió en su momento a las exposiciones sobre los proyectos en medio de la naturaleza, eran sublimes y sería un honor para él ser parte de algo así, le daría prestigio a su carrera, él que le faltaba luego del fracaso para su economía qué fue el palacio Alcazarzaray, estaba su nombre en una placa fuera de él, pero poco importaba eso si lo había dejado en la calle luego de un estúpido error de cálculos.
Solo habían pasado unos meses de ello, a veces quería quedarse en cama, lamentarse sobre todo lo que había perdido con ello, pero no era propio de él echarse a morir, quizás quejarse mientras trataba de avanzar sí, pero no echarse a morir. Se encontró con el cliente en la cafetería, le recibió con algo de recelo al inicio, actitud qué se esfumó bastante cuando le entregó su portafolio. Le miró de reojo mientras su atención se iba a la fila de clientes que querían pedidos para llevar, era raro que ese lugar estuviera así de repleto, el chico que tomó su pedido tapó temporalmente aquello que robó su concentración, creyó ver a alguien, pero no podía tratarse de él, el pequeño y delgado Alhaitham qué se sonrojaba cuando trataba de socializar con él o mostrarle como se pedían los libros en la biblioteca.
De repente se perdió en sus propias ilusiones y recuerdos, ¿Tendría aún los audífonos esmeralda qué le había regalado en su primer año? Recordaba cuando los compró con la mitad de su presupuesto de la semana, y cómo papá le había ayudado a reponer el dinero de ellos, todo para que un pequeño chiquillo sin mucho más que ganas de salir adelante, no escuchara los comentarios venenosos de los demás. Al salir de la carrera le perdió la pista, apenas compartió un año con el, ya que cuando él estaba saliendo, Alhaitham estaba terminando su primer año de varios más que vendrían de estudios lingüísticos. En alguna ocasión un conocido que tenían con Tighnari, un chico que estudiaba leyes llamado Cyno le comentó que Alhaitham estaba bien, aunque se transformó en alguien más hermético y silencioso, luego de ello no supo noticias de su persona, a esas alturas de la vida ya debía estar saliendo, o fuera si su rendimiento fuera impecable o sobresaliente.