La tarde cayó y el cielo antes rosado se tornó repentinamente gris, el cúmulo de nubes cubrió el sol dejando un ambiente algo frío, la corriente marina se volvió algo agresiva, pero aquello no fue impedimento para quedarse un rato más.
Egan iba y venía cada vez que quería a la roca donde Agatha había decidido descansar un rato, pues un leve dolor de cabeza le atacó de repente y se hizo más fuerte conforme los minutos pasaban. Aquella ya era la quinta vez que el ateniense se acercaba.
—Egan, ve y diviértete con los chicos. Yo estoy bien— Dijo de una manera sutil y suave, se sentía culpable de que el joven guerrero no estuviera disfrutando como era merecido aquel viaje por cuestiones de salud de ella.
—Esta bien, a ellos no les molesta— Con aquella respuesta se alzó dejando un besos en los labios resecos de la chica para luego esbozar una sonrisa, escuchó que Dafne le gritaba estando sobre los hombros de su hermano. El chico miró a su pareja antes de darse la vuelta y palmear sus hombros.— Venga sube.
Agatha no estaba muy segura, sin embargo, tragándose la vergüenza subió a los hombros del ateniense, se tenso cuando Egan comenzó a caminar y busco algún lugar para aferrarse dándose cuenta que no había absolutamente nada, en ese instante percibió cómo el joven de cabellos cafés le tomaba de las manos entrelazándolas y dándole confianza.
Calixto se aproximo a donde ellos se encontraban con Dafne sobre él y sonrió de una manera retadora, la menor imito su acción antes de alzar sus manos e instando a la castaña hacer lo mismo; comenzaron un pequeño jaleo entre los cuatros donde las risas y empujones hicieron terminar a todos en el agua.
Esta vez la delfiense no sintió miedo, entre las burbujas sonrió antes de aferrarse al heleno de ojos avellanos que le ayudaba volver a estabilizarse. La chica soltó una carcajada, sin saber muy bien por qué demonios se reía, pero no le importo, solamente quiso hacerlo y no se contuvo.
Jugaron un rato más, entre risas la castaña fue sorprendida cuando Egan la tomó al estilo nupcial.
—¿Que pasa si me sumerjo contigo en brazos?
—Ni se te ocurra.
Ambos se observaron de una manera recelosa, antes de que el ateniense formara una sonrisa en sus labios y la joven de tez trigueña cerrara los párpados con pánico, sin embargo, nunca llegaron a sumergirse. En un rápido movimiento Egan tomo a la delfiense para subirla a su regazo, sintiéndose satisfecho cuando la femenina pasó sus brazos dejando apoyado los codos en los hombros para acariciar el cabello ensortijado que caía por la frente, en eso percibo que las piernas de la castaña se deslizaban; por lo que frunciendo el ceño paso sus manos por los muslos de Agatha para tomarla con fuerza y colocar las piernas en su cintura impidiéndole que quitara las extremidades de aquel lugar.
—Si seras— El rostro de la joven tez trigueña fue azotado con un tono rosado que se esparció hasta la punta de las orejas y la parte posterior del cuello, se sintió realmente apenada por aquella acción tan posesiva del contrario que solamente atino a esconder el rostro en el espacio que quedaba entre la clavícula y el cuello del ateniense. Dejo que Egan deslizara sus manos por al espalda, y se mantuvo alerta siempre, pero con una calma realmente extraña, sus ojos se fijaron en el vasto horizonte donde el mar se unía con el cielo y el corazón se le oprimió de repente.— Hey, Egan... ¿Tu realmente me quieres?Los Oráculos son tontos,
No hay voz, ni tarareo espantosoLa pregunta tomó por sorpresa al más alto, espero todo menos aquello por lo que suspirando un poquito, asintió.
—Si, te quiero— Susurro bajamente, sintiendo como la femenina se aferraba él con fuerza, de soslayo vio como Adara y los demás se percataron de que algo pasaba por lo que haciendo un ademán les indico que todo estaba en orden.— Te quiero mucho.Corre a través del techo abovedado con palabras engañosas.
La joven de tez trigueña asintió, pero su corazón dolía mientras aquellas palabras fueron pronunciadas, no entendía el porqué; así que haciendo caso omiso siguió disfrutando de aquel viaje del cual presentía que sería el primer y último que haría en compañía del lindo chico de ojos avellanos.
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ᴛᴡᴏ ᴛᴡɪɴ ғʟᴀᴍᴇs ᴅᴇsᴛɪɴᴇᴅ ɴᴏᴛ ᴛᴏ ʙᴇ ᴛᴏɢᴇᴛʜᴇʀ
أدب المراهقين«𝐅𝐢𝐠𝐮𝐫𝐚́𝐬𝐞𝐦𝐞, 𝐪𝐮𝐞 𝐡𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐚𝐡𝐨𝐫𝐚 𝐥𝐨𝐬 𝐡𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞𝐬 𝐡𝐚𝐧 𝐢𝐠𝐧𝐨𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐞𝐧𝐭𝐞𝐫𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐞𝐥 𝐩𝐨𝐝𝐞𝐫 𝐝𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫; 𝐩𝐨𝐫𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐢 𝐥𝐨 𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐢𝐞𝐬𝐞𝐧, 𝐥𝐞 𝐥𝐞𝐯𝐚𝐧𝐭𝐚𝐫𝐢́𝐚𝐧 𝐭𝐞𝐦𝐩𝐥𝐨𝐬 𝐲 𝐚...