Konohagakure no Sato, Mansión Uzumaki
Hinata estaba recostada mientras se sobaba el vientre arrullando una canción de cuna para un inquieto bebé en gestación, mientras Naruto mantenía la mano en el vientre sintiendo cómo el bebé pateaba.
Naruto: es algo inquieto -diría sonriendo
Hinata: es igual de inquieto que el padre -diría riendo un poquito.
Naruto: sacará lo mejor de ambos, lo aseguro.
Hinata: cumpliremos meses de relación en unos días
Naruto: No hay mejor regalo que ese amor que está creciendo en ti.
Hinata: lo mismo te dijo -besando a su prometido.
En el Distrito.
Konohamaru estaba al mando de todas las sesiones de entrenamientos en ausencia de Naruto, era quién los guiaba al resto. Cada vez más en los jóvenes que allí estaban se hacían más evidentes las marcas de un cuerpo atlético, con músculos medianamente definidos, principalmente en aquellos contemporáneos al Sarutobi Menor, los Sub 15.
El resto de los infantes, iban camino a formar el cuerpo a como los más destacados lo poseían, por lo tanto mantenían las enseñanzas de letras, música y ejercicios de lucha para las batallas. A diferencia, de las demás infancias de la aldea, estaban menos acostumbrados a las comodidades y los caprichos, resistiendo la rudeza del hambre y de las incomodidades del clima, dado que solían ir de caza con nada más que un cuchillos, y estando durante al menos 1 semana dentro del bosque de la muerte realizando supervivencia.
No hacían falta las escaramuzas con los Anbus de Danzo, que solían exigir sumisión de todos los que vivieran en ese distrito, hasta llegando a amenazar con ingresar y arrasarlos dejándolos como traidores. Konohamaru, astuto como Naruto, sencillamente devolvió al Anbu con una respuesta, una simple respuesta "Si ingresas". Más de una vez, para enseñarles y limitar los traumas de las primeras Muertes, varios Anbus de Danzo eran ingresados, creyendo que habían logrado entrar, sólo para encontrar la muerte a manos de los bravos guerreros que dentro de ese distrito eran formados.
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El Renacer del Olimpo
Fiksi PenggemarUn sólo ataque devastó el Olimpo Un gran Cataclismo separa dos eras Una profecía y la elección de un grupo pueden condenar a finalizar una era Solo las Hermanas del Destino y Khaos pueden manipular las riendas de la vida de mortales y Dioses. El Ic...