Capitulo 13. Hermana o mujer ¿ ?

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Zena es la primera sirvienta en venir a despertarla, abre la finas cortinas del gran ventanal dando paso al ingreso de los rayos del Sol.

—Buenos días princesa ¿cómo ha amanecido?

Pregunta con entusiasmo. Está soñolienta, sus ojos difícilmente se abren volviendo a cerrarse de nuevo.

La claridad es una tortura, la brillantez la ciega y es que el sol resplandece la oscuridad que los ojos de Serena añoran en éste momento.

—Quiero volver a dormir —murmura soñolienta, escondiendo su rostro debajo de las sábanas.

Anoche no pudo dormir temprano por más que se lo pidió. Se vio obligada a resistir una vez más una noche intensa de pasión que comenzó con unas manos grandes recorrer cada rincón de su cuerpo y que terminó hundiéndose en lo más profundo de su interior.

La escena de anoche aparece en su mente como una vívida imagen que la vergüenza, por lo que sacude la cabeza y quita esos pensamiento de su cabeza.

Lo que menos quiere es despertar recordándolo.

—Vuelve a cerrar las cortinas y déjame sola —pide.

—Imagino que anoche volvió a ocurrir. —oye que Zena suelta un suspiro pero no se va.

—Déjame dormir un poco más.

—¡Es una linda mañana! —exclama quitándole la sábana de encima —Mire los pájaros asentados en la barandilla —indica el balcón —Son criaturas preciosas que vienen a despertarla.

Desde la cama puede ver los coloridos pájaros que seguramente se acercan a la terraza por curiosidad.

Son hermosos y tienen la libertad que ella anhela tener. Por primera vez siente envidia, y si no fuera que se siente perezosa para levantarse de la cama, iría hacia el balcón, metería a los pájaros en la habitación y cerraría las ventanas para que todos estén encerrados y cautivos junto con ella.

—Al menos ellos pueden volar a donde quieran.

—Si —asiente Zena —Vuelan libres como el viento siguiendo sus instintos.

La mañana pasa rápido y la tarde toma su curso con el afán de su doncella personal. Zena se dispone a preparar el baño sola, no hubo necesidad de esperar al resto de las doncellas, por lo que una vez listo el baño Serena se mete a la bañera.

Su doncella le da privacidad y se va hacia al vestidor. Agarra la esponja y se enjabona las partes de su cuerpo que él tocó para borrar sus rastros pero no puede borrar las imágenes.

—Ashh —se queja mientras refriega su entre pierna.

Zena vuelve al baño con varias prendas en las manos, su cara denota que no sabe que atuendo elegir por lo que le pregunta cuál debería l usar y Serena que conoce a su doncella sin el buen sentido de la moda, le sugiere que elija un atuendo del mismo color que el de los pájaros.

Es lo primero que se le ocurrió. Serena tampoco sabe elegir atuendos, de ese trabajo se encargaban las sirvientas personales que tenía en el palacio de su madre.

—Éstos no son sus vestidos —expresa Zena con curiosidad — ¿De dónde los obtuvo?

—No tengo idea —responde, recostando la nuca en el borde de la tina —Cuando me trajeron aquí estaba inconsciente, mi ropa estaba manchada de sangre así que supongo que son ropas que las doncellas consiguieron para mí.

—Son diferentes a la tela del imperio de su abuelo —Zena examina la tela con minuciosidad.

—No puedo traer mi ropa tampoco los vestidos de mi abuelo.

La Princesa Del EmperadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora