v. RIP

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A la mañana siguiente Laura, Amy y Andrea pescaban en el lago mientras reían y hablaban alegremente, aprovechando el poco tiempo libre que tenían para pasar tiempo de calidad en familia.

Carl, Sophia y yo jugábamos cerca al agua, persiguiéndonos el uno al otro mientras que Daniela nos vigilaba.

O al menos fingía hacerlo, pues en realidad había sido forzada por mi mamá para observarnos y se encontraba leyendo una revista vieja.

Yo perseguía a Sophia y Carl me perseguía a mí, este siendo más lento que ambas debido a su poca habilidad física.

—¡Te atrapé!—grité cuando por fin logré alcanzar a Sophia, apenas tocando su espalda ya que ella era más rápida que yo.

—Parece que te falta entrenar, Carl—se burló ella, quien a pesar de ser una persona dulce, había empezado a agarrar pequeños hábitos míos. Por ejemplo, el de burlarme de Carlitos.

Ambas reímos y el menor nos sacó la lengua
—Ya cállense, las dejé ganar.

—Lo que digas, campeón.

—¡Te voy a atrapar!—gritó este molesto y empezó a correr en mi dirección, haciendo que huya de él.

Él empezó a perseguirme y me acorraló al borde del lago, por lo que fingí retroceder para entrar a este y cuando Carl saltó en mi dirección para agarrarme, corrí hacia el lado, dejando que este quede empapado debido a su caída dentro del agua.

Sophia y yo empezamos a reír al ver esta escena, sin embargo nuestras risas pararon al notar que Carl soltaba ligeros gemidos de dolor, demostrando que la caída le había dolido.

—Oh...perdón Carl, no fue mi intención que te lastimes—me acerqué a él y le ofrecí mi mano para que la utilice de apoyo, sin embargo, cuando la tomó me tumbó al agua junto a él.

—¡Tramposo!—grité.

Este empezó a reír a carcajadas, por lo que le salpiqué agua para que parara, sin embargo el menor empezó a imitar mi acción.

Carl y yo reíamos sin parar mientras jugábamos con el agua, el sol caía en nosotros, causando que achínemos los ojos ligeramente. El color azul, parecido al del agua, en las pupilas de Carl resaltó aún más cuando un rayo del sol tocó su rostro, ocasionando mi imparable deseo de admirarlos.

Pronto ambos nos encontrábamos empapados, el agua y lodo goteando por nuestra ropa, los suaves rulos de Carl cayendo sobre su rostro y gotas de agua cayendo por nuestras mejillas.

Heaven || Carl GrimesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora