La dicha de sentirte.

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-¿Recuerdas cómo me convertí en hermana del pecado? -preguntaste de manera repentina, desviando la conversación de su tema central

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-¿Recuerdas cómo me convertí en hermana del pecado? -preguntaste de manera repentina, desviando la conversación de su tema central.

Emeritus IV permaneció en silencio, sin hacer contacto visual. Con la mirada fría, distante, sin ser consciente de tu nueva estrategia.
No obstante, continúo escuchando.

-Tu me trajiste, más bien me invitaste. aquella tarde que nos cruzamos en el pueblo, en el mercado central -Te detuviste un momento para recordarlo, lo hacías a la perfección, como si hubiese sido ayer. Tu mente trajo por completo ese momento. Cada sonido, cada color, cada olor primaveral alrededor cuando viste por primera vez al cardenal comprando una que otra fruta con su magnética elegancia.
Luego volviste a tierra, al presente y consigo trajeron de vuelta las desafortunadas cuestiones-. A veces, en silencio maldigo el día en que llegué aquí. ¿Sabes? -admitiste desviando la mirada-. Es chistoso por qué vine por ti. Alabándote, creyendo en ti. Creyendo en las esperanzas que me dabas y el futuro prometedor que me hacías ver. ¿Lo recuerdas?

-Lo hago -hablo Copia con ese nuevo tono oscuro en su voz que lo acompañaba-. Lo que no entiendo es por qué lo estás haciendo ver justamente ahora.
Su rostro se tensó. Inexpresivo, con la vista perdida en unos cuantos manuscritos que tenía enfrente sobre su escritorio.

-Porque lo veo en tus ojos -Sentiste tus labios ásperos, doliendo por cada paso que dabas en esta conversación. Y antes de que pudieras continuar, te tomaste tu tiempo para ordenarte-. Ya no me amas. ¿No es así?

Copia cerró sus ojos, procesando esas palabras de gran dimensión, haciendo lo posible por no explotar e iniciar otra pelea que estaba destinada a no tener un ganador.
Te desgarro profundamente al pronunciarlo: 'Ya no me amas'. Sobre todo por qué aún en su estado de enfado, Copia se veía tan elegante y guapo como siempre con su vestidura papal.
Su relación había iniciado con tanta intencidad cuando conociste a ese cardenal lleno de curiosidad e interés por la literatura e historia. Sus gustos coincidieron de inmediato, tanto que no dudaste mucho en dar el si a unirte al clero satánico.
Como nueva hermana del pecado te adentraste a un mundo fascinante, una perspectiva que sorprendió a todos tus sentidos y sacudió a tu psiquis amoldada a la religión convencional, eso te ató más a él. No solo por agradecimiento, también por ser tu sostén en todo momento, inclusive en los rituales de iniciación.

Pero esos tiempo habían cambiado, Copia ahora era papa. Papá Emeritus IV.
Sus deberes y ocupaciones le consumían las horas y sumado a las giras con Ghost, apenas tenía tiempo para tí. Eso fue desgastando la relación y sumando los rumores de mujeres persiguiendo y seduciendo al papa en todo momento complicaron tu serenidad, llevándote a un terreno donde ni tú misma te reconocias.
Reinó la desconfianza y la incertidumbre.
El hecho de que Sister Imperator consideró a otra hermana, a tu ojos mucho más bonita que tú, como secretaria personal de Copia, terminó por fundirte en un mar de malestar constante.

Vísperas de una nueva impERA [One-shots of Ghost]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora