¡𝙎𝙤𝙧𝙥𝙧𝙚𝙨𝙖!

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El inicio de un vínculo es sólido

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El inicio de un vínculo es sólido. Admitiendo los sentimientos de cada uno y su valor por igual.
Sucedió entre las gruesas paredes que componen al ministerio. En un principio fue un secreto muy bien guardado. Luego dejamos que la voluntad de lucifer guíe nuestros corazones encontrando el balance perfecto.
Una vez que Copia fue sincero con su amor y extendió su mano en unión, no volví a soltarla en todo ese período de primeros meses.
Su agenda de Cardenal moderada permitió que pudiésemos compartir mucho tiempo. Los paseos y cenas fueron los protagonistas cada fin de semana. Y las salidas de entre semana a los bellos jardines del lugar, regalaban una paz necesaria para desconectar de vez en cuando de las labores diarias.
Disfrutaba de la compañía de ese tímido cardenal, en cada ocasión se aparecía con algún regalo curioso, o incluso se atrevía a traer alguna de sus ratas mascotas para hacer compañia y divertirnos con las ocurrencias del pequeño animalito. Fue mágico, parecía estar viviendo un sueño de amor del cual no quería despertar.

No obstante, eso cambio al momento en que comenzó su papado. Ninguno creyó que el ser papa demandaría tanto trabajo.
Tal era el caso que apenas nos cruzamos ocasionalmente por algún pasillo o salón.
Fui testigo de como Copia, ahora Emeritus IV, pasaba de ser un alegre y risueño hombre enamorado a un ser agobiado por sus labores y exigencias de sus superiores, lleno de oscuridad a su alrededor.
Sufrí con él ese periodo, tristemente a la distancia.
El tormento se alargó hasta que me di cuenta que no podía permitir que mi amor siguiera de ese modo. Así que comencé a darle pequeñas sorpresas cada día para que sus horarios fueran un poco más amenos.
Me empeñaba en terminar mis labores de limpieza o cocina lo más rápido posible para obtener tiempo libre y buscarlo. En cierta parte era divertido, buscarlo por todo el enorme monasterio para entregarle ese regalo tan esperado.

En esta ocasión en particular se encontraba en la biblioteca. El día anterior lo intercepte en la cocina, y el día anterior a ese en el cuarto de servicio.
Buscaba atentamente entre las filas de antiguos manuscritos polvorientos. Su dedo viajaba de un lado a otro en su búsqueda junto a su seriedad que le daba ese toque místico que se le concede a aquellos que tienen el honor de usar el prestigioso manto sagrado.
Fui dando pequeños pasos, intentando hacer el mínimo sonido mientras me adentraba entre las estanterías hasta que lo atrapé por la espalda.
Un grito ahogado salió de él, acompañado de la caída de una numerosa pila de libros.

-¡Sorpresa! -salude, apoyando mi rostro en sus suaves telas papales.

-Buenos días amore -respondió entre risas.
Se tomó el tiempo para agacharse y tomar los libros del suelo dejándolos en una estante cercano, luego se dió media vuelta para recibirme.

-¿Como has estado hoy? -pregunte.

Un suspiro pausado confirmo que ese día también tenía bastantes tareas. Dedico una media sonrisa antes de finalmente responder:

Vísperas de una nueva impERA [One-shots of Ghost]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora