Pietro observaba en silencio la nueva clase de Nolan, le tuvo que insistir durante un par de hora s para que el doncel se presentara al pequeño salón, junto a Lennox. Tan solo acepto la propuesta cuando el guardián les dijo que los acompañaría.
-Señor Fiore, puedo ofrecerle otro asiento más cómodo. – sonrió Rudolf, Pietro se estaba teniendo que acostumbrar a que lo trataran como a sus señores, pero en una medida menor. – El doctor dijo que debía tener la pierna en alto cada vez que se sentara.
-El señorito se ha encargado de darme el mejor asiento que ha encontrado. – rio, Nolan apenas lo dejaba un par de minutos solo. – No te preocupes, Rudolf, puedes relajarte un poco.
Rudolf busco una silla que fuera lo suficientemente alta para que su compañero no tuviera que esforzarse demasiado, con cuidado lo ayudo a apoyar la pierna. El joven guardián había sido provocado por Drystan en un par de ocasiones, Pietro siempre ponía los ojos en blanco cuando su compañero comenzaba a burlarse de Rudolf, mintiéndole vilmente.
-Eres un buen guardián, Rudolf. – sonrió. – No le hagas caso a Drystan, él ha tenido que ser regañado con frecuencia para tener al menos una de sus neuronas conectadas.
-Si hubiera estado con usted, no estaría herido. – respondió apenado. – Hui como un cobarde, y por eso se quedó solo. No entiendo como el señorito no se ha enfadado realmente conmigo.
-El pequeño doncel está en contra de los castigos. – le confesó con ternura. – Por eso busco la manera de vengarse, sin usar la violencia. Drystan me contó que se enfadó mucho contigo, en aquel momento el pequeño doncel no pensaba con claridad, según la señorita Evangeline.
Pietro había asistido a varios de los castigos de Rudolf durante la cena, el joven guardián bailaba por un par de minutos con la música que había elegido Nolan, muchas veces acompañado de Drystan o Simba hasta que conseguían hacer al doncel. Evangeline y Nolan los acompañaron la noche anterior para enseñarle un nuevo baile a Lennox.
Nolan no pensaba en ningún momento en causarle dolor a Rudolf, tampoco se burlaba de él. Pietro vio como lo acompaño en uno de sus bailes para enseñarle bien los pasos, Evangeline había sido una maestra muy estricta con él, así que de alguna forma él también quería tener un alumno.
-Está será la última noche del castigo. – le recordó Pietro. – El señorito ha sido muy gentil al rebajarlo a tan solo dos semanas.
Rudolf se ruborizo cuando su compañero lo vio de reojo, aún le causaba cierta vergüenza bailar delante del doncel, aunque Nolan lo tomaba como un simple entretenimiento. Pietro también lo había tenido que hacer en un par de ocasiones, junto a Drystan y Tristán. Fue Edlynne quien le dio aquella idea la primera vez que se enfadó enserio con los guardianes, así que Nolan lo tomo como uno de los peores castigos a los que podía someter a los guardianes.
-Al menos no te hizo quitarte los guantes. – se burló. – Recuerdo que nada más llegar a Borsir, nos hizo quitar los guantes a Zayer y a mí, porque le molestaban, tuvimos que estar un día entero sin ellos. Llegue a pensar que Zayer se desmayaría, y...
Se quedó en silencio al recordar lo que paso en Borsir, Edevane se enteró cuando llegaron, durante días, Pietro tuvo prohibido hablar de Zayer, ya que Lennox no quería que Nolan se sintiera mal por lo sucedido. No fue hasta que el propio doncel hablo sobre él, que quitaron la prohibición. Drystan le pidió en varias ocasiones que le contara que había pasado en realidad, pero no era capaz de responderle.
-Sé que soy el sustito del antiguo guardián del duque. – contesto con seriedad. – Estoy seguro de que el señor no se hubiera fijado en mí, si no hubiera ocurrido todo aquello. No me siento para nada orgulloso de haber conseguido este privilegio de esta forma.
-Zayer te golpearía si te escuchará decir esas palabras, no sé qué has escuchado sobre él, pero no hubiera permitido que te hablaras así. – rio. – Creó que lo primero que hubiera echo seria medir tu fuerza, no hubiera tenido piedad contra ti, aunque hubieras sido un aprendiz.
-A mí el que realmente me asustada es el hermano mayor del señor Picard. – le temblaron las manos al hablar de Tristán. – No me gustaría enfadarlo, escuche decir a los guardianes mayores que era un tutor terrible.
Pietro se aguantó la risa, estaba seguro que Drystan hubiera empezado a hablar de Tristán sin tapujos sobre el duro entrenamiento a que los sometió. Dando punzadas a que ni por ser su hermano menor tenía compasión por él. Tristán se había relajado bastante desde que estaba con Edlynne, le hubiera gustado que los nuevos aprendices lo hubiesen conocido de verdad, y no su versión más sutil.
-Tristán no es tan temible ahora. – se burló. – Desde que cuida de la señora Edlynne se ha ablandado bastante. – Rudolf lo miró sorprendido. – Drystan diría que su hermano se ha convertido en un anciano con la edad, después huiría para que no lo encontrará, negando ante todos que lo ha llamado anciano.
No se esperaba que Rudolf se riera, Pietro se sorprendió bastante cuando el joven guardián cubrió su rostro con las manos para que no lo vieran. Decidió provocarle un poco más para seguir escuchándolo, Drystan ya tendría tiempo de burlarse de su hermano cuando se volvieran a ver, era su momento de disfrutar.
-Cuando Drystan y yo éramos unos aprendices, pasaron muchas cosas. – sonrió. – En aquella época aún estaban los castigos del anciano, el duque Lennox fue lo primero que quito cuando lo nombraron. – suspiro. – Normalmente era Tristán quien ejercía los castigos, nuestros brazos y piernas están marcadas por él.
-A mi tan solo me castigaron una vez. – confeso avergonzado. – Tenía mucha hambre, así que robe unas manzanas. No lo volveré a hacer, aprendí la lección.
-Rudolf, si tienes hambre en algún momento, tan solo debes avisar al pequeño doncel. – Nolan podía ser cabezota, pero no dejaría que nadie que estuviera cerca de él sufriera de hambre. – Eso sí, no lo hagas enfadar de nuevo, es bastante rencoroso, creo es por ser el hijo del señor Gardener, la señora Edlynne nos explicó que de joven solía ser una persona muy celosa.
-El padre del señorito está desaparecido ¿verdad? – Pietro asintió. – El duque lo está buscando, he visto muchos papeles sobre el señor Gardener sobre su mesa, él dice que lo encontrará para hacer feliz al señorito.
-El señor Gardener es un buen hombre. Aunque la primera vez que los vi quisieron matarme y vender mi ropa en el mercado. – rio, en aquel momento temió por su vida. – Creo que si él no hubiera sabido que venía de parte del duque lo hubiera hecho.
-¿Es cierto que el señor Gardener había sido guardián? – Pietro asintió.
-¿Quién te lo ha contado? – Rudolf miro a Nolan, el doncel había empezado a discutir con Lennox, Pietro no podía saber sobre que era, apenas los podía escuchar. – El señor Gardener fue el guardián de la señora Edlynne antes que el duque Lennox naciera, él se mudó a Phoenix para alejarse de la familia Edevane.
-El pequeño doncel es su verdadero hijo ¿no? Escuche que su mujer murió cuando le dio a luz. – Pietro asintió. – El señorito nunca la conoció, el duque no quiere que nadie le pregunte por ella.
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Pietro no sabe que Drystan ha sido castigado por Evangeline por burlarse de Rudolf.
Pietro conoce la historia verdadera de Garth, pero Lennox le ha pedido que no se la cuente a nadie, quiere que lo mantenga en secreto hasta que llegue el momento adecuado. Lo único que no sabe es quien es el verdadero padre de Nolan.
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¡Maldito, pequeño doncel!
RomantikUn doncel debe ser respetuoso, callado y delicado. Esa explicación no convence demasiado a Nolan. Cuando escucho que debía de ser sumiso hacía su prometido, empezó a reír. Y la guinda del pastel fue que tenía terminalmente prohíbo subirse a los árbo...