Rain.

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The rain falls on a cold night.

Los instintos animales están presentes en todos los seres humanos, en lo más profundo de las personas, de las cuales muchas se dejan llevar por sus instintos, ya sea por imponer poder, o a la hora de sobrevivir.

Las calles estaban vacías y era de noche, el único sonido era el de la fuerte lluvia que caía y el sonido que las pisadas creaban al contactar con los charcos que se formaban en el suelo.

- Amama~ -

- Shhh bebé - Sus piernas se sentían muy débiles, no solo por todo lo que había corrido y con la velocidad con la que seguía corriendo con un pequeño peso adicional y la falta de alimento, también por el miedo que invade sus huesos de solo pensar en ser encontrado por él - No te as-sustes, m-mami te pro-teje del monstruo -

Cuando sintió que estaba lo suficientemente lejos de ese infierno que se supone era su casa paró de correr al llegar a un callejón, se apoyó en una pared resbalando y se dejó caer despacio hasta el piso. Sólo hasta ese momento, pudo apartar un poco al pequeño bulto que se aferraba a su camiseta y escondía la carita en su pecho.

El Omega aún con la respiración alterada se permitió contemplar a su cachorro que lo observaba con ojitos inocentes y después le sonrió dejando ver sus apenas dos dientes chiquitos de leche, eso lleno el corazón del omega, le sonrió a su cachorro y le dejó un gran beso en sus rechonchas mejillas.

- ¿Que se supone que haremos ahora? - El Omega de ojos avellana, le habló a su cachorro de apenas un año como si tuviera la respuesta a su pregunta -

El cachorro como única respuesta lo único que hizo fue jalar la camiseta de su mamá en busca de algo, el omega suspiró y levantó su camiseta hasta la altura de su pecho. El cachorro pegó su boquita del pezón donde empezó a succionar la leche materna de su mamá.

La lluvia había cesado, pero aún caía llovizna. El Omega tendría que buscar rápido un lugar donde resguardarse, no por él, pero si por su cachorro que fácilmente podría enfermar.

El problema era que no tenía un centavo, ni tampoco conocía a nadie en la ciudad. Su cuerpo estaba débil, no recuerda la última vez que comió buena comida, su cabello estaba áspero y de seguro con más olor, sus zapatos no le durarían mucho, estaban muy desgastados igual que su ropa, pero una vez más eso no le importaba, al menos su bebé tenía ropa decente y estaba bastante limpio comparado con él, y era normal que tuviera hambre, era un bebé que comía mucho.

Un automóvil pasó a alta velocidad por el frente del callejón encendiendo nuevamente los instintos del omega, despegó a su cachorro de su pezón que afortunadamente se había quedado dormido y lo acomodó en su pecho. Lentamente se levantó, se asomó por el callejón y a duras penas pudo reconocer el automóvil.

Su lobo chilló con miedo y sus latidos se aceleraron nuevamente alterados.

- Oh nonono - Lamentó con terror negando con su cabeza aferrándose más al pequeño bulto entre sus brazos -

Cuando el auto cruzó en una esquina el Omega no perdió ni un segundo y corrió en dirección contraria del auto.

Tenía que alejarse, no podía volver con él, si no le quitaría a su bebé y cumpliría su amenaza, probablemente lo mataría, y si lo mataba...

....¿Que sería de su cachorro?

Corrió y corrió sin dirección alguna, no tenía idea de dónde estaba ni adónde se dirigía, lo único que sabía era que tenía que alejarse de ese hombre, de ese Alfa que es peor que un monstruo, que acabó con su vida.

— ¿Que? ¿Enserio pensabas que viviríamos en un cuento de hadas? —

Ese monstruo acabó con todas sus iluciones.

Rain to be.   ♡   Showki. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora