HASTA EL ÚLTIMO SUSPIRO

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La cafetería donde se conocieron se llamaba B&W Coffee, por las siglas Black & White, esos eran los colores que conformaban la mayor parte de la identidad del lugar. El entorno era minimalista y conceptual, por ende el coste del café era elevado así como su calidad, pero la ubicación fue lo que una década más tarde le conduciría a una ruina financiera. Si hubieran elegido echar raíces junto a la UCLA (la Universidad de California, Los Ángeles), quizá hubiera podido resistir la crisis económica de los años venideros, sin embargo, solo duró lo suficiente para que un par de almas, que estaban destinadas a encontrarse, escribieran el primer capítulo de su historia de amor.


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En aquel entonces era habitual ver a Willy y Vegetta en el lugar. Aquel par de buenos amigos disfrutaba de tomar café a eso de las tres de la tarde. La cafetería les quedaba a unas calles del departamento que compartían y se les hizo costumbre dedicar unos minutos a charlar en el ambiente monótono y tranquilo de B&W.

Este dúo no era originario de LA, de hecho su acento y dominio del idioma dejaba mucho que desear. Los dos venían de España, donde trabajaban en una empresa constructora en la que por un par de años no tuvieron la suerte de cruzarse por los pasillos. Casualmente ambos decidieron renunciar al mismo tiempo por lo que les hicieron esperar juntos y, como si estuviera escrito en piedra, que debían conocerse, una sólida y duradera amistad surgió ese día. Se volvieron íntimos rápidamente y para cuando Willy decidió mudarse a Los Ángeles, Vegetta se fue detrás de él, aunque su verdadera motivación para huir de su país fue Rubius, su exnovio. Desde el inicio de su relación habían caído en una racha de idas y vueltas que no los llevaba a ningún lado, un círculo de la muerte que solo podía ser detenido por un océano de diferencia.

En la cafetería decidieron ocupar la misma mesa cada vez, en realidad fue solo idea de Vegetta, algo había dicho sobre la corriente de aire y la luz del sol que cruzaba la ventana a esas horas, la verdad es que Willy estaba acostumbrado a no conservar mucha información de la que su compañero le compartía, pues era un tipo que hablaba demasiado y no todo eran cosas cruciales.

Sus visitas constantes y puntuales ocasionaron que los empleados del local los conocieran bien, hasta el punto de que el gerente ordenó a un par de meseros que tuvieran listas sus bebidas favoritas y que apartaran la mesa del rincón antes de la hora de su llegada.

Para Vegetta fue obvió suponer que ese trato preferencial no era desinteresado y es que era evidente que el joven jefe estaba enamorado de su mejor amigo. Lo que lo delató fue esa excesiva cordialidad y esa sonrisa coqueta que le dedicaba a su despistado compañero WillyRex, quien afortunadamente siempre fue ajeno a todo el cortejo que el encargado volcaba sobre él. Porque, si lo hubiera notado, no habrían vuelto jamás y la verdad era que a Vegetta le gustaba la cortesía que provocaba esa situación. Lo correcto sería poner al tanto a su camarada pero, mientras no llegara a más, obviamente no haría algo que arruinara esa experiencia premium.

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Foolish era un universitario insensato que adoraba la arquitectura. Se mudó a Los Ángeles porque la mayoría de sus amigos de High School también habían decidido buscar un campus dentro de esa misma ciudad, algunos incluso entraron a la UCLA con él.  Solía reunirse con sus compañeros en un Starbucks que tenía la distancia perfecta entre las demás universidades. El establecimiento tuvo que expandirse por el flujo abundante de estudiantes que usaban el local como punto de reunión. Ese ritmo de vida estuvo bien para él los primeros semestres, pues le gustaba compartir con sus amigos y con Mariana, su novio. Pero para cuando la carrera entró en un estadio avanzado, dichas reuniones le sentaron mal a sus calificaciones y se volvieron una forma segura de perder el tiempo.

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