Después del debate presidencial, la sala estaba llena de flashes de cámaras y periodistas curiosos.
Javier y Myriam se mantenían en lados opuestos de la sala, tratando de aparentar indiferencia, pero sus miradas enojadas se cruzaban de tanto en tanto.
Javier Milei estaba furioso. ¿Cómo esa zurda del orto le podía decir "gatito mimoso"? Le hervía la sangre de la bronca, pero al mismo tiempo, algo lo incomodaba. Recordaba perfectamente esas palabras y la sensación en su estómago. Se le hacía un nudo y sus cachetes se ponían rojos como un tomate. No entendía por qué esa provocación lo había afectado de esa manera.
Myriam, por su parte, intentaba mantener la calma, pero no podía evitar sentir una extraña emoción. Había visto la expresión en el rostro de Javier cuando pronunció esas palabras, y algo en su interior le decía que había tocado una fibra sensible. Aunque había sido sarcástica, no pudo evitar notar que sus palabras habían tenido un efecto inesperado en él.
Eso le causó ternura, pero no tanta como para que ella deje de pensar que el es un machirulo producto del patriarcado.
Después del caos mediático, finalmente quedaron solos en el vestuario del debate, y se encontraron ya que accidentalmente Myriam entro al Cameron de Milei, la tensión era palpable. Se miraron en silencio durante un momento antes de que Javier rompiera el hielo.
Miriam, creo que te equivocaste, igual no entiendo por qué dijiste eso durante el debate. Sos una zurda asquerosa.—Dijo Milei con voz nerviosa
—Fue solo una provocación, Javier. No pensé que te afectaría de esa manera. Estás delicado gatito?—Myriam se acercaba a Milei y el retrocedía nervioso.
—M.me gu, gusta un poco que me digas así señorita Bregman—dijo Milei aún más nervioso.
—¿Así cómo?—Myriam se acercó a él, sus ojos buscando los suyos con curiosidad—Te gusta que te diga Gatito mimoso?
—Contigo puedo ser un gatito mimoso, pero en realidad soy un León que ruge fuerte—dijo Milei está vez seguro de si mismo pero susurrandolo.
Sin decir una palabra más, Myriam se acercó a Javier y, en medio de la tensión y el temor a ser descubiertos en la pequeña y calurosa habitación, sus labios se encontraron en un beso cargado de pasión. El mundo parecía desvanecerse a su alrededor mientras se entregaban a la intensidad del momento.
La respiración de los dos se estaba agitando, queriéndose quitar esa ropa que tanto les estaba dando calor.
Sin embargo, el temor de ser descubiertos les hizo separarse con rapidez. Sus corazones latían descontroladamente, y la adrenalina recorría sus venas. Sabían que esta conexión iba más allá de la política y que estaban dispuestos a explorarla, pero también entendían los riesgos de esto.
Esa noche, mientras volvían por su cuenta a Buenos Aires, Javier y Myriam sabían que habían cruzado una línea que no podían deshacer.
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soy tu GATITO MIMOSO (Javier Milei X Myriam Bregman)
ПоэзияDetrás de todo ese odio hay amor heterosexual entre la zurda y el león. De enemigos a amantes.