II: Mientes muy bien

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Sus ojos azules miran con un fingido desinterés lo que sucede a unas mesas de donde él se encuentra, hace una mueca de desagrado cuando oye la risa risueña de aquel joven, casi con enojo lleva el bocado de su comida a la boca.

Si alguien lo viera diría sin duda que es evidente el odio que siente por el castaño de ultimo año de carrera, algunos concuerdan con el sentimiento y otros dice que simplemente es un envidioso.

Kageyama desconoce en que momento su nombre se llenó de tantos rumores en la universidad, desde que estuvo en la cárcel por golpear a un alumno de primer año hasta que odia a muerte a Oikawa, tal vez en alguna ocasión trata de desmentir todo eso, pero era más cansado decir la verdad que simplemente dejar que la gente pensara lo que quisiera, a él realmente no le afectaba.

Para su fortuna lo maestros eran lo suficientemente maduros para no dejarse llevar por rumores de jóvenes hormonales.

Sin embargo, ellos estaban demasiado lejanos a la verdad, no envidia a Oikawa, tampoco le desagrada, pero sin duda varias actitudes del castaño no son de su agrado, aunque eso es algo común, o al menos él lo considera así, por más que te agrade cualquier persona siempre habrá algo que no te guste.

Lo malo, es que él no odia ni nada por el estilo a Oikawa, al contrario tiene en extraño y tóxico enamoramiento hacia el castaño, el cual es desconocido por todos menos el propio ser que provoca sentimientos extraños en su interior.

Puede que su relación sea bastante rara, lo cual si lo es, pero se encuentra enganchado y no puede pensar en simplemente dejar de tener la atención de Oikawa fuera de su persona, es casi como respirar que Oikawa le dirigía la mirada y, además sabe que el chico lo necesita.

Posiblemente Oikawa tenga un poder sobre sus acciones, pero eso no le importa, él mismo le dio ese poder, y ama tanto al castaño que él mismo haría cualquier cosa que el chico deseara solo por hacerlo feliz, aunque eso signifique perderse y nunca obtener nada a cambio.

Alguien le dijo que él mismo se estaba engañando, creyendo que una fantasía podía volverse realidad, lo cual no sucedería nunca y él lo sabe, pero Kageyama concluye que si eso lo hace un poco feliz no le importa vivir en una completa mentira, tampoco era la primera vez que decidía mentirse a sí mismo y menos que alguien más le miente.

Esta todo mal, pero que importa.

No le importa lo que piensen de él, tampoco sobre su manera de actuar o a que cada momento deba vivir con el creciente arrepentimiento, con ese pequeño y persistente malestar en su pecho, nada le importa mientras Oikawa este ahí, aunque solo sea a escondidas y cuando discute con su novio.

A veces, puede decir que desea que Iwaizumi pelee más continuamente con el castaño de carismática personalidad porque es la única manera de que este cauda a él, entiende que esta mal el pensamiento, pero no puede evitar desear eso, se frustra consigo mismo y entiende que debe parar, pero no quiere.

—¿Tienes planes para el fin de semana? —unos ojos esmeralda que trasmiten la aura más paciente y calmada lo mira. Akashi es demasiado tranquilo.

—Nada —responde y el otro asistente lentamente antes de acomodarse a su lado.

—Quiero ir a comprar material para un proyecto, pensé que tal vez quieres ir y comprar algo.

—No tengo ánimos —dice y aunque el joven que lo acompaña asiente con calma no puede evitar sentirse algo mal— Pero te acompañaré.

Akashi es tranquilo como la corriente en un lago, fluye como el agua y nunca deja de hacerlo, no parece molestarle casi nada y siempre parece dispuesto a cooperar, su rostro sereno te hace entrar en confianza rápidamente.

Torre de Italia [Haikyuu!!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora