La frialdad de la muerte me persigue todas las noches, como un lamento que se enreda en las sombras. Quiero olvidar esos últimos minutos tuyos con vida, como si pudiera borrarlos con un soplo de viento. Quiero que desaparezcan esos pensamientos que me recuerdan tu risa y tus manos cálidas, como si pudiera arrancarlos de mi mente como pétalos marchitos.
Pero será imposible, porque tú me conociste a los veintiún años, cuando el mundo aún era un lienzo en blanco y nuestras almas se entrelazaron como hilos de un destino compartido. Yo te he conocido durante toda mi vida, desde los primeros latidos de mi corazón hasta los suspiros que escapan de mis labios en la noche. No ha existido y no existirá nadie que me ame de manera incondicional, sin esperar nada a cambio, justo como tú lo hacías.
En las noches solitarias, las estrellas parecen tus ojos parpadeando desde el más allá. La luna, como un faro en la oscuridad, me susurra que el amor trasciende la muerte. Y yo, como un navegante perdido en un mar de recuerdos, sigo buscando tu esencia en cada rincón de mi alma.
Tus manos cálidas, como un refugio en medio de la tormenta, aún acarician mi piel en los sueños. Tu risa, como un eco que reverbera en mi corazón, me recuerda que el tiempo no puede borrar lo que fue real. Y aunque no puedo abrazarte físicamente, nuestros lazos siguen intactos en el tejido invisible del universo.
Así que sí...
Voy a recordarte toda mi vida.
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Susúrrame en la oscuridad
PuisiEste no es un poemario, sino más bien un grito silencioso, un lamento tejido con hilos de dolor. Lo escribí en las noches solitarias, cuando el mundo parecía un lugar extraño y hostil. No esperes encontrar grandes prosas aquí, ni metáforas elaborada...