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El almuerzo transcurrió con normalidad, no inportaba la cantidad de comida que ingiriesen el hambre era insaciable y el cansancio mucho menos.

Aimar sentía que se desmayaría en la mesa, Lionel realmente se mataba entrenando, y aquel desayuno no fue lo mas potente que tendrían que haber comido, definitivamente Pablo y Lionel eran dos chabones completamente distintos.

Por otro lado Lionel iba por su sexto plato, estaba comiendo carne de vaca y ensalada por segunda vez en el mediodía, ya había tomado dos garras de agua solo, y por su comportamiento, iba por mas.

Palermo y Roman charlaban sobre los jugadores de serbia, y su modo de juego, como ambos atacarían y sobre quienes tendrían que jugar.

Para Aimar era todo un desafío, no era el mas alto de sus compañeros, tampoco el mas fuerte, mucho menos el mas musculoso, la mayoría de jugadores de Serbia eran grandes, altos y robustos, jugaban sucio, y eran buenos en crear faltas, también solían marcar a los delanteros, siguiéndolos por el campo sin otra razón que la de molestar, buscando que cometan alguna falta grave. Por lo que debían estar atentos y seguir con su juego, apretar y hacer goles, todos los que puedan.

Al todos terminar, Pekerman les dejaría descansar hasta las 7:30 P.M, después de eso tendrían entrenamiento, y Aimar agradeció al cielo por aquella decisión, tendría toda la tarde para estar hechado en la cama, pero recordó que no estaba en su casa, compartir habitación con el pibe que casi lo mata hace unas horas le ponia los pelos de punta, aquella ultima amenaza dejo una marca en Aimar que jamás había pensado, mucho menos viniendo de parte del Lionel callado que conoció hace una semana, y que desde entonces, no le dirigía nada mas que esas miradas que le transmitían escalofríos.

Por primera vez sintió algo de miedo, pero tenia que mantener su postura, no podía estar todo el mundial peleando con su roomie, su mediocampista, definitivamente tendría que llevar el peso de arreglar ese lazo que cada vez se desborda mas.

Cuando Pekerman anunció el momento en que podían retirarse, todos empezaron a levantarse, entre sus compañeros que se levantaban, Pablo sonriéndole a Scaloni le avisaba que podrían ir a su habitación, pero por otro lado sólo recibió una cara de culo, ¿Por cuánto tiempo mas sería asi?

Ambos se levantaron sincronizados, Aimar trotó entre los muchachos hasta Saviola, acercando su boca al oído de su compañero.

—" Me tiene cansado el pajero de Scaloni"— Observo con cara de cansancio a su amigo.

—" No le des pelota, es de esos que se creen mil, es mejor que lo pelees"— Sugirió de forma vil, sin pensarlo dos veces.

—" vos sabes que"— Se vio interrumpido por una pechada por parte de Lionel, nisiquiera se dió vuelta para pedirle perdon.

Y Aimar tomo la peor decisión, hacerle caso a Saviola, si su amabilidad no servía, entonces solamente estaría para desmotivarlo y pelearlo, enfrentarlo pensó.
Era un problema típico del cordobés, era prepotente para las decisiones peligrosas, no pensaba dos veces, nisiquiera una, y era raro que se dejara aconsejar por Saviola, conocido por sus infinitas travesuras que siempre terminan mal.

Siguió la caminata hasta su habitación, saludando a Saviola y Palermo, quienes también volvían a su habitación.


No tardo en llegar y notar que Lionel había llegado primero, cerro la puerta con llave, sin considerar que tenía un compañero de cuarto.

Toco la puerta dos veces, no recibió respuesta, intento una vez mas, esta vez con mas fuerza y potencia, tampoco obtuvo alguna reacción.
Los toques eran cada vez mas fuertes y escandalosos, ademas de que en algún momento tendria que gritar su nombre.

nunca quise ♱ aimar x scaloniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora