Limerencia +21 © [Bilogia Obsesiones] #PGP2024 | Completa ✔

55:☆Ellipsism☆

Significado:
"Esa tristeza de no tener la capacidad de saber el cómo terminará esa historia".

—¡No, déjala maldito, no la toques! —esa voz la reconocía, así que me obligué a dejar mi delirio y comencé a abrir lentamente los ojos.

Lo primero que me encontré, fue la tubería vieja que goteaba por algunos puntos en especifico de este inhóspito lugar. Era un lugar hostil y sucio para que alguien estuviese aquí.

Mi mirada aturdida comenzó a detallar el lugar, hasta que me topé con unos ojos grisáceos que me miraban con perversión. Era un hombre gordo y calvo con dientes de plata y oro.

Quise alejarme de su depravación, pero me encontré con que mis manos y mis pies, estaban atados a cada lado de la cama individual en la que me olvidé que estaba recostada.

—Hola, preciosa. —se acercó tanto a mi rostro, que me obligué a girar la cara y el tipo terminó oliendo mi cuello y oreja. Su aliento me asqueó.

—¡No te atrevas, Thiago!

El hombre se alejó de mí y miró a Izan, a quien hasta ahora no podía ver. Sobre mi había una gran luz, pero en el resto del cuarto había oscuridad y no lograba ver nada.

—No te enfades, Ilian. Solo quiero saber que es eso que te enloqueció de ella para desearla tanto y cometer error tras error —sentí las yemas de sus dedos recorrer mis muslos, jadeé con el nudo en la garganta —. Incluso le perdonaste que se mudara con otro tipo, mientras tú te revolcabas en la mierda. Y sabrá Dios que habrán estado haciendo, solo imagínate, un hombre y una mujer juntos en una misma casa, dale vuelo a tu imaginación, pequeño cornudo. Debe de ser muy buena en la cama para tenerte a ti y ese colombiano, dispuestos a recibir un tiro por ella. ¿La piensas perdonar?

—Vete a la mierda. No es asunto tuyo. —la voz de Izan era agotada, como si le costara mucho emitir palabras.

—Lo es, por que ella y tú hicieron sufrir mucho a Lenka. Todo por la culpa de esta pequeña putita que no tardaría en abrirle las piernas al marica colombiano que le habló bonito. Y tú, como todo un cabezón, drogaste a tu esposa para ir de tóxico a buscar a la ramera que esta hoy aquí. Por que la muy cabrona se había mudado al apartamento de un hombre que era mil veces mejor que tú y eso no te gustó.

Volteé la cabeza y me encontré con Izan y una mirada tan furiosa que nunca antes le ví. No había notado que la luz se había extendido y podía verlo finalmente.

—¡Izan! —lo llamé, su mirada ámbar cayó sobre mí.

—Déjenla ir, dejen que vuelva con ese tipo, ya no me importa. No la volveré a buscar, lo prometo, pero no la lastimen. —su voz estaba entrecortada, como si aguantara las ganas de llorar.