Nico sintió un tirón en su cuerpo antes de caer sobre un suelo rocoso, se levantó lo más rápido que pudo y terminó por darse cuenta que ya no estaba en Campamento Mestizo, ahora estaba en Central Park; su respiración se cortó por un segundo.
El niño de piel oscura estaba unos metros más allá observando a Nico con detenimiento.
Nico sintió la ira crecer dentro de él.
—¡¿Quién carajos eres?! ¡¿Cómo me trajiste aquí?! —espetó.
El niño no respondió.
Nico apretó los dientes. Empezó a retroceder lentamente, luego se dio vuelta e intentó correr, pero un gran muro de piedra se levantó delante de él, se detuvo antes de chocar; quedó estupefacto.
—Me temo que no puedo dejar que te vayas, por ahora, Nico —dijo el niño a sus espaldas.
Nico se volvió hacia él, frunciendo el ceño, con sus ojos oscureciendo de tal manera que cualquiera hubiera huido al verlo. Dirigió ambas manos hacia abajo, luego levantó ambas y dos rocas gigantes salieron de la tierra, flotaron durante unos segundos antes de que Nico con un par de movimientos se las arrojara al niño.
Este con un ademan hizo una de las rocas a un lado, y la otra se desvaneció en el aire. Iba a contraatacar pero vio a un grupo de esqueletos emerger del suelo y empezar a atacarlo, levantó amabas manos y una especie de barrera invisible se formó frente a él, cosa que no dejaba que las espadas o lanzas de los esqueletos lo alcanzasen. Un esqueleto empezó a rodear la barrera para atacar por detrás, el niño movió su mano derecha con brusquedad y un esqueleto salió despedido. Luego movió ambos brazos hacia atrás, con ambas manos mirando al frente, luego las empujó hacia adelante y los esqueletos se hicieron ceniza al tocar el suelo.
Nico tenía la boca abierta de la impresión. Vio como el niño se tambaleó un poco y empezaba a sudar.
Probablemente es un semidiós, lo que quiere decir que sus poderes aún no son tan fuertes – pensó y lo vio como una ventaja.
Nico sonrió, luego levantó sus antebrazos y los chocó entre ellos; dos columnas de piedra se levantaron a los lados del niño y se le fueron encima, pero el niño levantó los brazos hacia ellas y se desviaron, cayendo a sus espaldas, sin tocarlo.
Miró a Nico con la ira marcada en su rostro. Nico solo sonrió descaradamente.
El suelo tembló y surgieron más esqueletos de la enorme grieta que se abrió.
Los esqueletos atacaron; el niño puedo derribar a varios y volverlos polvo, pero su cuerpo tembló. Uno de los esqueletos lo terminó por arrojar al suelo.
Nico vio su oportunidad y empezó a correr en dirección contraria.
—¡Ya basta! — gritó el niño y una enorme onda expansiva se liberó.
Los esqueletos se disolvieron y Nico cayó al suelo, intentó levantarse a los pocos segundos, pero su cuerpo se sentía presionado por una clase de energía que no lo dejaba moverse. Oyó como pasos se acercaban a él, luego empezó a flotar, y su cuerpo giró, dejándolo frente al niño.
—Ya me hartaron tus juegos —dijo este, mirándolo fijamente.
Nico intentó moverse, pero no pudo.
—¿Qué diablos quieres? —preguntó Nico, con voz tenebrosa.
El niño se sujetó el entrecejo.
—Tú conoces el inframundo, quiero que me ayudes a llegar a un lugar —dijo.
—¿Por qué te ayudaría?
—Supongo que tú también desea algo ¿No?
Nico levantó una ceja confundido.
—Allá abajo, hay una parte del inframundo, que casi nadie conoce, excepto Hades y ahora yo. Allí podríamos pedir un deseo, lo que sea...
Nico se rio en voz alta.
—¿Te volviste loco? No hay nada similar allí, lo sabría...
El niño lo interrumpió.
—No me importa si me crees o no, me ayudaras a llegar.
—¿Por qué me necesitas? ¿Por qué no bajas tu solo?
—Necesito a un hijo de Hades que controle a las cosas que hay allí abajo —explicó con simpleza.
—¿Enserio crees que mi padre...?
El niño volvió a interrumpirlo.
—Hades no está en el inframundo. No soy estúpido.
Mierda, una asamblea de Dioses – pensó Nico, frustrado.
El niño prosiguió.
—Te propongo algo...— dijo. Nico volvió a levantar una ceja—, Si el lugar existe, pediré un deseo que nos beneficie a ambos. Si no existe, te dejaré en paz.
Nico torció un labio.
—¿Qué podría querer yo? Según tú.
—A la familia que perdiste.
Nico abrió mucho los ojos, sin saber que decir. Luego cayó al suelo, se quejó en voz baja, pero se puso de pie. El niño le apuntaba con un dedo.
—No intentes nada, o veras las consecuencias, ya viste lo que puedo hacer, si te quisiera muerto ya lo estarías. Estoy siendo muy razonable. —amenazó este.
En el inframundo podré contra él, ese sitio limita bastante a quien sea – pensó Nico.
—Bien —dijo Nico, fingiendo desinterés repentino—. Ahora falta que encuentres una entrada al inframundo.
El niño sonrió con orgullo.
—Eso es fácil —dijo.
El niño miró hacia un voluminoso grupo de rocas compuesto de esquisto de Manhattan, apretó un puño y las rocas temblaron, luego se formó una grieta con forma de triángulo, con el tamaño suficiente para permitirle el paso a una persona.
—Después de ti —le dijo a Nico.
Maldita sea – dijo internamente.
—Soy Kenji, por cierto —dijo el niño.
—No me importa —respondió Nico de manera cortante, dirigiéndose a la entrada.
Nota Del Autor:
Este enemigo no es cualquier cosa. ¿Qué creen que quiera con ese deseo?
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Artemis: Deseo de Vida (2) [En Edición]
FanfictionHa pasado un año desde la batalla del Campamento Mestizo. Un año desde que Artemis descubrió de donde viene. Ahora intenta adaptarse a su nueva vida lejos de la isla; junto a sus padres y su hermana mayor, pero, la tranquilidad será interrumpida por...