⚠️ Hanahaki (Deathduo/Pissa)

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pedido de AO3

"Pissa - ⚠️Angst (talvez Fluff al final si así lo deseas)
Dónde Missa se enamora de Philza pero no tiene el valor para decirlo/confesarse, lo que con el pasar de los días empieza a generar Hanahaki por lo que intenta ocultarlo de los demás de la isla"
- daka_13

Esa dulce sensación de estar enamorado, una de las mejores sensaciones descritas por el ser humano, mariposas en el estomago y mejillas sonrojadas, era dulce, era cálido, era... una mierda.

Lo único que tenia Missa en mente era lo asqueroso que era el amor, tan cruel, tan doloroso, era injusto, ¿acaso él merecía esto?, ¿merecía mirar a los lejos sin poder soñar en algo real?, lo odiaba, hace tiempo que perdió la cuenta de las veces lloró al saber que jamás podría tener algo como en los libros, algo hermoso, algo correspondido.

"No seas culón" dice Roier, asando algunos panes cortado en el jardín de su castillo, ni siquiera tenia que mirar a su amigo y compatriota para ver las lagrimas de sus ojos a punto de salir.

"No lo entiendes, no puedo, es imposible, Roier" dice el hibrido de esqueleto, secando las lágrimas que se habían escapados de sus ojos, mirando al suelo mientras mordía su labio inferior, estaba frustrado, cada segundo en esta situación era una tortura para él.

"A ver, Missa, pendejo, ¿tu crees que yo me hubiera casado con mi sexy, hermoso, millonario, guapo..." tosió un poco avergonzado al ver la mirada celosa de Missa "... Cellbit, si jamás nos hubiéramos confesado?" dice Roier, volviendo a dar su atención a esparcir un poco de aguacate en la gran cantidad de tostadas que preparó.

"Jamás se confesaron" responde Missa, recordando como Roier le contaba su espontáneo compromiso.

"Eso no importa, yo al menos coqueteaba con él, lo intentaba, estoy seguro que tu ni le guiñas un ojo ni nada, pendejo." la mirada avergonzada de Missa le da la razón al de la bandana, tenia miedo, nunca se había sentido así por alguien, era tan frustrante no saber qué hacer, ugh, era tan agobiante, hasta podía sentir a su estómago retorcerse del estrés.

Pasos lentos solo hacían reflexionar a Missa, hace minutos su mejor amigo lo había dejado a la deriva para ir a ser cursi con su esposo extranjero; suspira y se sienta bajo la sombra de un árbol, mirando y apreciando el paisaje, era tranquilo, lindo, melancólico, pequeñas lagrimas volvían a bajar poco a poco, era difícil controlarlas, era difícil controlar algo, ni sus sentimiento, ni sus lágrimas, ni su respiración, hiperventilando entre lagrimas comienza a alarmar a Missa, tosiendo por aire, sosteniendo su garganta y enterrando sus dedos en el pasto.

Pétalos, hermosos pétalos rosas.

¿Qué?

...

No fue la ultima vez que pasó, siempre que su cerebro decidía darle ideas, pensamientos, recuerdos, esos pétalos rosas salían por su boca, aumentando la cantidad con cada vez que esto sucedía, ya no eran dos o tres, eran demasiadas como para contarlas, tampoco es como que lo intentara, solo lo hacía sentir peor. Sabia porque era, no era tonto, los cuervos no dejaban de hablar de eso, cada uno de sus malditos murmullos burlándose o mostrándole lastima, eso lo estaba matando.

"¿Puedo entrar?" esa dulce voz que había enamorado a Missa, junto a la puerta, ese hermoso cabello dorado que su hijo había heredado, mas bien, imitado, esos ojos azules mirándolo con... ¿amor?, no, compasión, pesar, lastima.

"Philza... claro, entra" responde a duras penas, acurrucándose en su cama, ocultando la gran cantidad de pétalos junto a él con la manta, fingiendo un temblor para excusar su nueva posición, su voz apagada solo hizo preocupar al mayor.

"¿Te sientes mejor? Este resfriado esta durando demasiado" Philza se sienta junto a Missa, poniendo el dorso de su mano en la frente del chico esqueleto, sonrojándolo ligeramente, provocando nuevamente a esos tontos pétalos a salir, no ahora, no con Philza enfrente, resistir eso solo provocaba más ganas de llorar, no podía.

ʀᴇǫᴜᴇsᴛ | ǫsᴍᴘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora