Yiaxus era el campamento de entrenamiento que mencionaban, viajamos casi 6 horas para llegar, aunque claro que íbamos haciendo paradas para que los dragones descansaran y comieran o bebieran algo, supongo que si aquí existieran los autos nos habría llevado solo 3 horas o menos en llegar. No pudimos teletransportarnos ya que según lo que me dijeron, Yiaxus está protegida por una barrera mágica que no permite que las personas entren o salgan cuando se les da la gana.
Antes de entrar a Yiaxus, decidimos quedarnos alojados en un pueblo cercano al campamento, ya que antes necesitábamos el permiso del oficial al mando, de lo cual se encargaría Aylin y Asth, sin embargo eso sería en otro día, después de todo viajar en dragón era cansado, sobre todo porque cuando viajamos había muchas ráfagas de viento. Alquilamos dos habitaciones en una posada y nos quedamos ahí el resto del día. Al día siguiente Ban dijo que iría a recorrer la ciudad, por mi parte yo también tenía ganas de ir pero siendo sincera me seguía dando un poco de miedo Ban, así que no dije nada hasta después de unas horas, cuando Damian y yo habíamos terminado de comer.
Damian accedió a darme el recorrido y me contó que desde hace cuatro años que no había vuelto a este lugar. En sí el pueblo era pequeño, Damian me dijo que en realidad en esta zona no existía ningún asentamiento más que el campamento, sin embargo había momentos en lo que los generales permitían salir del entrenamiento, pero muchos no salían debido a que era agotador viajar 6 horas hasta la ciudad más cercana. Así que los que fueron "listos" dejaron la ciudad y comenzaron a asentar sus negocios aquí para que los alumnos del campamento consumieran sus productos y servicios. En este pequeño pueblo solo había posadas, restaurantes, bares y una que otra casa de los dueños de los negocios.
- ¿Qué es eso? Se ve interesante – señalé hacia un negocio que tenía pinta de club nocturno
- Ah eso – Damian tartamudeó y se aclaró la garganta – Es un burdel – Casi me atraganto cuando me respondió, la verdad no creía que eso existiera aquí, pero bueno no es de sorprenderse, cerca de los asentamientos militares humanos también había muchos burdeles
En ese día terminamos de recorrer la mayor parte de aquel pueblo, como ya era muy de noche decidimos regresar a la posada, donde ya nos estaban esperando los demás.
- No nos dejaron pasar, esos malditos, ni siquiera nos dejaron hablar con el capitán
- Supongo que son nuevos, no conocen a los favoritos del viejo – Respondió Damian mientras se reía de Aylin. Según lo que me dijo Damian, Aylin y Asth eran cercanos al capitán, es por eso que ellos se encargarían de solicitar el permiso
- Te dije que solo debías ir tú. Esos imbéciles nos prohibieron ingresar cuando supieron quién soy – replicó Asth
- Tranquilos, igual mañana estén de guardia otros y ellos si los dejen pasar
Aylin tardó en tranquilizarse, pero después de que estuvo más relajada todos comenzaron a beber y a recordar sus tiempos de estudiantes en el cuartel, ahí me enteré de varias cosas, entre ellas que Ban se unió a su equipo hace apenas dos años, que había estudiado junto con ellos pero que nunca les dirigió la palabra y que fue difícil hacerlo parte de su equipo porque consideraban que era muy seco y callado. Nunca me imaginé ver a Ban riendo cuando contaron aquello, pero el hecho de que los cuatro estuvieran felices y divirtiéndose me ayudó a desestresarme con respecto a la rebelión, y por ese momento me hicieron olvidar de cualquier problema.
Esa vez decidí no beber demasiado, no quería terminar con lagunas mentales como la otra vez, así que me moderé y me limité a disfrutar ver como los demás se emborrachaban. Cuando Ban se emborrachó más de la cuenta comenzó a ser todo lo contrario de lo que era normalmente, era más hablador y sonreía de oreja a oreja, por otra parte Aylin se ponía más activa que nunca, brincaba de un lado a otro mientras contaba alguna anécdota, incluso cuando sonaba una de sus canciones favoritas se ponía a cantarla. Esto me pareció fascinante, pues era la primera vez que escuchaba música hecha en Ashkaly, la verdad no sonaba nada mal.
- ¡Oh! Amo esa canción, súbele Asth – Las canciones que sonaban eran tocadas por una especie de tocadiscos. Cuando Asth le subió al volumen Aylin comenzó a cantar a todo pulmón y ahí pude distinguir la canción - You're the greatest. But once you turn, they hate us – comenzó a cantar Aylin
- ¿Cómo es que conocen esa canción? – me acerqué más a Asth para que pudiera escucharme – Esa es una canción de mi dimensión
- Lo sabemos, aquí también son conocidas, principalmente por aquellos quienes han viajado al plano humano
Después de esa canción siguieron unas cuantas más que conocía, Aylin se veía muy entusiasmada así que también me uní con ella para cantar las canciones que me sabía. Poco a poco el ánimo fue subiendo entre todos, y llegó el punto en el que Ban, Aylin y Damian se levantaron a bailar canciones de Ashkaly, lo que me habían dicho es que una de las artistas famosas de aquí era una tal Lyndsay Starling. Si tuviera que describir su música diría que era una combinación entre los sonidos modernos de mi mundo y la época medieval. Me quedé un buen rato mirándolos como bailaban para tratar de recrear algunos pasos en la próxima canción, después de que me sentí segura y más ambientada me uní a ellos para bailar, o bueno al menos eso intentaba.
- Eres pésima bailando humana – Asth se burló de mí
- Al menos yo hago el intento, desde hace rato solo estás sentado – repliqué y Asth sonrió, Asth tenía una bonita sonrisa, era una lástima que casi no dejara verla más que cuando tenía unas copas encima. Asth se levantó de su lugar y se acercó a mí, di un paso hacia atrás cuando se acercó demasiado, pero Asth me tomó de la cintura y me acercó a él - ¿Qué haces?
- ¿No es obvio? Te enseñaré a bailar
Una nueva canción empezó y Asth me guió al ritmo de la música, al inicio me sentí muy apenada y con ganas de quitarme, pero él se ofreció a ayudarme, además no sabía cuándo tendría otra oportunidad de aprender a bailar, así que me tragué mi vergüenza y dejé que Asth se convirtiera en mi maestro. Nunca creí que Asth fuera un buen bailarín y sobre todo un buen maestro para enseñarme cómo bailar. Al parecer nadie se había dado cuenta que Asth me estaba enseñando, hasta que Aylin nos vio
- Ey Mili, conseguiste un buen maestro, todo lo que sabe yo se lo enseñé – dijo riendo a lo cual yo también reí. Miré a Asth y se veía de muy buen humor, parecía que le gustaba bailar y por primera vez me sentí muy cómoda con él, como si fuéramos amigos de hace años
Tras varias canciones comencé a agarrar el ritmo y Asth se dio cuenta, pues los cambios y las vueltas las hacía más seguido, le pisé varias veces los pies pero a él no pareció importarle es más, cuando lo hacía se echaba a reír, parecía que disfrutaba el momento. Llegó un momento en el que nuestros pies y nuestros cuerpos se acoplaron, en ese instante nos convertimos en una autentica pareja de baile.
- ¿Qué haces ahí parado? Anda, vamos a bailar – Miré a Aylin quien intentaba hacer que Damian volviera a bailar con ella, pero él no quitaba la vista de nosotros, creí que era mi imaginación o que no veía bien por las vueltas que estaba dando, pero cuando me detuve por unos segundos solo para iniciar otro cambio, me di cuenta que no era mi imaginación, Damian nos estaba viendo fijamente. En ese momento me distraje que casi caía al suelo pero Asth me sostuvo fuertemente.
Estaba por decirle a Asth que me había cansado de bailar solo para ir a hablar un poco con Damian, pero en ese momento Aylin tomó la mano a Damian y lo obligó a verla, tras eso él pareció reaccionar y continuó bailando.
- ¿Te encuentras bien? ¿Quieres que descansemos? – Me preguntó Asth mientras soltaba mi mano
- No, hay que seguir – le agarré la mano y continuamos bailando.
Esa noche me divertí como nunca.
ESTÁS LEYENDO
ASHKALY: en búsqueda de la verdad
RomanceMilena es una huérfana que a menudo se sentía como si no perteneciera a ningún lado. Sin embargo cuando conoce a un chico que la lleva a Ashkaly, una dimensión alterna donde viven seres míticos, se da cuenta que su lugar siempre fue ahí, y que tal v...