Capítulo 35. La humana

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- ¿Ya la viste?

- ¿Qué rayos hace aquí? ¿No están conformes con destruir su mundo y ahora quieren venir aquí también?

Murmuraban y decían comentarios cuando iba cruzando los pasillos para llegar al salón que me habían asignado, aunque no todo lo que decían era desagradable. Me di cuenta que en Yiaxus había variedad de alumnos, y no lo decía por ser de diferentes especies, sino por las edades, ya que me pareció ver a algunos niños menores de quince años, ellos a diferencia de los mayores cuando me veían parecían curiosos y otros fascinados. Sin embargo los que parecían ser de mi edad o un poco más grandes me miraban con burla e incluso puedo decir que con asco. Suponía que quien se había encargado de esparcir el rumor de que una humana estaba en Yiaxus había sido el grupo de chicas que me había encontrado el día anterior.

Me detuve cuando encontré el aula marcada con el número 2, la estructura era igual al de una escuela normal, tomé el picaporte lista para abrir la puerta, sin embargo, alguien sujetó mi muñeca.

- Ey, hola ¿tú eres la chica de ayer no? – Aparté mi mano y miré al chico que me hablaba. Era el jugador de ayer, era muy alto como Ban y su piel pálida, tan blanca como si el chico fuese albino, incluso su cabello era casi plateado, y sus ojos eran muy hermosos de un azul claro que parecían irreales - ¿Es verdad que eres humana?

- ¿Puedo preguntar quién ha dicho eso?

- Mireya y su grupo de amigas – Corrigió su frase al darse cuenta que no sabía a quien se refería – Las chicas que te acorralaron ayer. Por cierto de nada

- Yo pude haberme defendido sola – solté una bocanada de aire – Como sea digamos que gracias – No añadí nada más y entré, en el instante que crucé la puerta recordé cuando iba a la escuela en el plano humano, ya que nuevamente todos se quedaron en silencio y me observaron fijamente, recorrí con mi vista toda el aula y vi una cara conocida, era la cambia formas de ayer, miré más a ver si no se encontraban sus otras amigas, pero no las vi. Esta vez no me iba a inmutar, así que caminé lo más segura que pude hasta una banca vacía que tenía escrito mi nombre y me senté.

Todo aquello era muy extraño, si estuviera en mi plano todos ahora mismo estuvieran de vuelta a lo suyo, pero aquí fue lo contrario, no me quitaban la vista. Traté de que no me importara pero después de unos segundos la puerta se volvió a abrir y vi a quien temía encontrarme, las chicas de ayer, y al parecer ellas me reconocieron, se sentaron cerca de la cambia formas y comenzaron a murmuran mientras miraban descaradamente en mi dirección. Así fue por unos minutos, hasta cuando sonó un timbre y de la nada apareció un profesor, por lo que todos lo miraron prestando atención, el profesor solo me miró y comenzó a dar su clase como si nada. A pesar que los libros que nos dieron eran muy explícitos en cuanto a algunos hechizos, sentía que no comprendía nada y era obvio, ellos ya iban casi a la mitad del libro, tendría que leer todo para entender.

- Así terminaremos la lección de hoy, recuerden que en dos semanas y media será la evaluación de todos los hechizos vistos – en ese momento alcé la mano

- Disculpe, recién acabo de llegar – El maestro me cortó antes de que terminara

- No hay excepciones, tendrás que ponerte al corriente. Ah y casi se me olvida tendrás que formar pareja con alguien, aunque creo que ya todos tienen. Pregunta quien quiere trabajar contigo

- Yo me ofrezco como voluntario – Alzó la mano el jugador de ayer

- Jake, tú eres mi pareja – La vampiro de ayer se quejó. Ayer no estaba segura de haber oído bien, pero ahora lo confirmé, ese chico se llamaba igual que Jake

- Puedo trabajar con ambas, no me importa

- Bien, está decido – Después de decir aquello el profesor se volvió a esfumar

Las clases pasaban eternas y aburridas, sobre todo porque no entendía nada, además que los maestros no ayudaban, no me hacían sentir bienvenida, parecía que pensaban lo mismo que los demás, que yo no debería estar ahí, y la verdad estaba de acuerdo con ellos, yo solo necesitaba saber defenderme, no era necesario saber toda la teoría.

Un poco antes del mediodía, nos dieron una pausa para que almorzáramos, sin embargo me di cuenta que nadie de aquí iba a la cafetería o más bien no sabía si había una. Todo lo hacían mediante hechizos que hacían aparecer comida o algunos lo traían ya preparados en su mochila.

- Miren quién está aquí, la humana – La vampiro, quien se llamaba Mireya se acercó a mi lugar

- ¿Podrías dejar de llamarme así? No es como que yo te ande diciendo vampiro a cada rato - bufó

- Dime ¿Qué hace una humana en Ashkaly? Y sobre todo aquí, en Yiaxus – No tenía ganas de pelar, así que me puse de pie para irme, pero Mireya lo impidió – Una simple humana como tú no aguantará ni una semana aquí, no tienes condición ni siquiera el conocimiento

- ¿No es obvio? Es porque no soy humana – Mireya me miró con el ceño fruncido incrédula – Soy una híbrida – Cuando dije esto todos volvieron a mirarme, como si nadie pudiera creer eso, me preguntaba cómo reaccionarían al saber que era mitad elemental, por lo que me contó Damian, desde hace décadas que no se tenía registro de ninguno – Mi madre era una elemental – Todo pareció haberse quedado en silencio, más que hace un momento. La vampiro comenzó a reír a carcajadas

- ¿Crees que soy tonta? No hay híbridos en Ashkaly, todos se quedan en el plano humano. ¿Y dices elemental? Ellos se extinguieron hace años, al igual que los Daemon

- Pues vaya que si eres tonta, como puedes ver no estamos extintos. Y los Daemon tampoco, hay uno ahora mismo en Yiaxus – En ese mismo instante la puerta del aula se abrió y entró Damian seguido de Asth

- Es verdad, es un Daemon

- Creí que había muerto en la última expedición. Escuché que mató a algunos

- ¿Entonces la humana si es una elemental? – murmuraron

- ¡Mili! – Entró casi corriendo Aylin detrás de ellos, se acercó a toda prisa para abrazarme empujando a un lado a Mireya, quien de no haberse sostenido en la banca se habría caído al suelo

- ¿Qué diablos te sucede? – Gritó Mireya indignada

- Cuida tus palabras, le estás hablando a la capitán Aylin – Mireya se asustó cuando Ban le alzó la voz

- ¿Capitán Aylin? – repitió Mireya y abrió los ojos como si recordara algo

- ¿La princesa del mar del sur? – Naydeline, la amiga lobo de Mireya preguntó y nuevamente comenzaron a murmurar – Capitán, soy admiradora suya, leí en los diarios sobre las misiones a las que ha ido – Se levantó y se acercó a Aylin

- Gracias – sonrió Aylin y me miró – Mili, vamos a comer, se nos olvidó enseñarte el hechizo. Pero Damian te preparó algo, vamos

Cuando salimos de ahí les agradecí que me hayan sacado de ese pequeño infierno, además de que me hayan traído comida, me moría de hambre.

- No tienes por qué agradecernos, para eso están los amigos. Y más que eso, es como si fuéramos familia

Durante el descanso nos la pasamos sentados en unas tipo palapas cerca de mi salón. Ban y Asth estuvieron callados y simplemente escuchando, mientras que Damian y Aylin me preguntaban si todo iba bien. Les conté que todos pensaban que era humana lo cual me regañó Aylin diciéndome que me había dicho que no le dijera a nadie, además les conté que ya había hecho nuevas enemigas.

- Me lo imaginé. Leí la lista de tus compañeros y ahí vi el nombre de Mireya, cree que puede sobajar a quién sea por ser la hija del general de división, además de ser la prometida de quien heredará el cargo en el clan Bled. Que por cierto también queda contigo, se llama Jake. Te sugiero que te mantengas alejada de él y de los vampiros en general, suelen ser muy atractivos por naturaleza, solo así consiguen lo que quieren, son muy manipuladores

- Me lo hubieras dicho tres horas antes, él es mi pareja en la mayoría de las clases – Al escuchar esto, Asth y Damian me miraron, fue un poco extraño, pero no le tomé importancia

- Solo no te enamores, porque la verdad es muy guapo – rio Aylin - Siempre juega con las chicas, así que no te dejes. Y si sucede algo no dudes en decirme – sonrió

- Te lo agradezco, pero esta vez quiero cuidarme yo sola

ASHKALY: en búsqueda de la verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora