Dos semanas, llevaba dos semanas en aquel lugar. Había contado los ladrillos que conformaban las paredes una y otra vez. Pasaba hambre sí. pero Moss por alguna extraña razón siempre pasaba a llevarle más comida, más agua. Quizá por orden de Thomas eso, quería creer ella, que a pesar de que llevaba dos semanas en el pozo, él seguía desde afuera cuidandola, buscando el momento ideal para sacarla.
Las rejas se abrieron dando paso a una persona que bajaba. Moss al igual que otros días se acercaba, sin embargo esta vez era acompañado de un dos hombre más. Ropa desarreglada, un chaleco de lanilla, un pantalón de pana, y una pañoleta atada al cuello, cara manchada y un horrible olor a alcohol. Era un Lee y un hombre más que parecía haber visto en las fábricas de carbón.
— Buenos días Moss– dijo ella inspeccionando a los dos juegos prisioneros, que estaban más que furiosos uno con el otro.
— Hoy te traigo nuevos compañeros— dijo de mal humor, abandonandola con los otros dos hombres. Que se miraban cual perros rabiosos.
Gritos de dos hombre borrachos que medían su masculinidad a base de insultos absurdos, pataletas detrás de una reja y golpes amenazantes. Ella rió un rato ante el gratis y entretenido show que habían dado ambos, cuando cansada de escuchar el mismo grito de “gitano cobarde”, iba a interrumpir, cuando el guardia que estaba custodiando en las escaleras los silencio de un grito aún más grave.
— Gracias, ya me estaba cansando con su perorata— dijo ella irónica hacia el soldado. El hombre que la había reconocido guardó silencio y se fue a sentar al fondo de su celda. La forma en la que los ojos del hombre demostraron haberla conocido era impresionante. Demostrando una vez más el poder que tenían los Peaky Blinders. Poder, esa cosa por la cual todos perdían la cabeza, control y poder era la ambrosía del hombre sediento.
— Vaya, vaya… una sucia Peaky blinder está aquí con la demás mugre… Bienvenida al mundo princesita Shelby — dijo con sorna el Lee.
— No soy Shelby por si no sabías…
— No claro que no, ellos no aceptan a nadie más dentro de su círculo de ratas inmundas — respondió el gitano con rencor y enojo. — Esa podredumbre de robar, engañar, matar y fingir tener el poder de sentirse reyes, con las manos manchadas.
— Pero parece que te estás describiendo Lee — dijo ella tranquila sin caer en la provocación. Decir que lo que el sucio Lee decía era verdad no cambiaba nada. Ada siempre decía que un tal Maquiavelo, era la clara justificación de sus actos… El fin, sin importar los medios, castigar aquellos con quienes compartían penas, con el fin de quien castiga primero obtiene redención. Matar aquellas personas que te sostienen con el fin de asegurar sumisión. Simple, tal y como funcionan los Peaky Blinders. No era muy difícil de entender cómo funcionaba la escala jerárquica, la del poder… para ascender debías hacer cosas que moralmente no estaban correctas. Pero el poder en sí, ya era algo no moralmente correcto. Pero era adictivo, era preciso, necesario y salvador.
El poder que un arma te otorga, te salvaba. El poder del dinero, te imponía. El poder de la fuerza, hacía que te respetaran. Poder. Todo corría en torno al poder. La única diferencia, era que algunos trabajaban por el poder y otros lo obtenían robándole. Thomas ya había trabajado por años, por ser quien es hoy en día. Ahora debía seguir escalando y cuándo hay alguién que está por arriba tuyo. Hay que sacarlo del camino. Eso trataba de hacer el Shelby con Billy Kimber.
Victoria el tiempo que llevaba encerrada había tenido mucho tiempo para pensar qué cosas planeaba Thomas. Él no se reconocía como un salvaje, él era civilizado. No era de irse a los golpes. Y por más veces que habían insultado a su madre, el accionar de otra manera. Te hacía que poco a poco suplicaras personal y te arrepentiras realmente. Cuando terminó a los golpes y en esa pelea extraña con los Lee, Victoria pensó que fue por impulsividad, que quizá encontraba un punto débil de Thomas, su madre. Luego el caballo maldito, era la respuesta de esa guerra. Que Thomas no hubiera accionado ya era extraño. Era de las personas que debían hablar último, quien tenía el primer golpe para poder golpear dos veces. Y aún no había dado el segundo golpe… O quizá sí, y ella no lo sabía por estar encerrada. Pero el Lee boca suelta en la celda de enfrente sería su fuente de información.
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Pólvora. [Peaky Blinders]
FanficLa guerra y la muerte son dos cosas inseparables... y eso los Shelby lo sabían. Ver a los ojos de la muerte directamente, temer por tu vida y aún así darla, en una guerra. Cosas por las cuales se les tenía en cuenta a los soldados de la Primera Gue...