U n o.

87 10 0
                                    

Era dueña de sus metáforas y reina de los silencios.

Su corona era formada por emociones reprimidas y palabras calladas.

No hablaba por hablar, hablaba para comunicarse.

Nadie entendía su corazón inexistente ni el incesante bombeo de ideas que se generaba en su mente.

Su cabeza eran engranajes bien engrasados y sus manos las herramientas.

Pero la sociedad la detenía con cadenas de susurros indiscretos.

Y las dudas la mantenían a raya. Porque jamás logró deshacerse de las ideas que los otros tenían de ella.

Ilusiones Perdidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora