Se quedó blanco como el papel y, durante unos instantes, le pareció que la habitación daba vueltas. ¿Cómo esposo? Sentía la imperiosa necesidad de sentarse, pero, si lo hacía, revelaría su vulnerabilidad. Y se negaba a darle semejante satisfacción. Pero no podía hacer nada para detener los acelerados latidos de su corazón al pensar en aquel cuerpo duro y musculoso entrelazado con el suyo, en un acto de posesión íntima, concediéndole un placer definitivo con su boca y sus manos, como había sucedido en los escasos días que duró su matrimonio, cuando él lo había introducido en los placeres de la carne y el joven aun había creído estar enamorado y ser amado. Todavía tenía sueños sensuales de los que se despertaba bañado en sudor y en deseo.
Nunew se limitó a mirarlo, consciente hasta sentir miedo de su fuerza de voluntad y su poder.
—¿Quieres vengarte Pruk?
—Todo tiene un precio —le dijo al cabo de unos segundos con una mirada tan negra como el pecado—. Esas son mis condiciones. O lo tomas o lo dejas.
Comprometerse con él, aceptarlo dentro de su cuerpo, jugar a ser su esposo…
—¿Durante cuánto tiempo?
—El que sea necesario.
¿Hasta que se cansara de el? ¿Vivir pendiendo de un hilo a la espera de que cayera un hacha imaginaria? No podía hacerlo. Pero ¿tenía elección? No.
Tuvo que resistir la tentación de salir de allí, de aquel despacho, de su vida. No era una ayuda que él lo supiera ni que tratara de jugar y lo manejara porque podía hacerlo.
—Te odio —susurró vengativo desde el fondo de su corazón.
—¿Por reclamarte como esposo?
—Por utilizarme como un objeto de garantía.
—Ten cuidado, cariño —advirtió con peligrosa suavidad que contradecía el término afectuoso.
Estuvo a punto de mandarlo al diablo. Sólo la vívida imagen de Net herido en el hospital, y la implicación de lo que vendría después sin una inyección económica, hicieron que se mordiera la lengua. Había únicamente un modo de salir de aquella situación y un único hombre que podía ayudarlo.
—¿Quieres que lo escriba con sangre?
—¿Qué aceptas?
—Sí, ¡maldito seas! —sus ojos relampaguearon.
Pruk se separó del escritorio con un movimiento grácil y se puso frente al menor.
—Me abruma tu gratitud.
—¿Qué esperabas? ¿Qué me arrodillara a tus pies?
—¡Qué pensamiento tan evocador! —exclamó con un cínico humor que consiguió que el se ruborizara.
Su sentido de la dignidad hizo que se contuviera. Retrocedió un paso con la cabeza bien alta.
—¿Has acabado? Tengo que ir a ver a Net y luego a trabajar —se dirigió a la puerta, pero se detuvo a medio camino—. Supongo que te pondrás en contacto conmigo cuando los aspectos legales estén resueltos.
Él no se había movido, pero Nunew tenía la impresión de que ese cuerpo musculoso estaba a punto de saltar sobre el.
—Una cosa más —añadió Pruk con una odiosa tranquilidad—. El trato entra en vigor inmediatamente.
—¿Qué dices?
—Llama al restaurante y di que dejas el empleo —sacó su celular y se lo ofreció—. Hazlo o lo haré yo —le dijo con una mirada dura cuando el se disponía a protestar.
Como Nunew se negó a tomar el teléfono, Pruk hizo dos llamadas que lo dejaron sin empleo. Sintió deseos de golpearlo al ver que sabía dónde trabajaba y a quién tenía que llamar.
—¡Canalla! —exclamó con voz ronca mientras él mayor se guardaba el teléfono en el bolsillo y avanzaba hacia el.
A Nunew le pilló desprevenido que le pasara los dedos por el cabello, lo agarrara por la nuca y, con la otra mano en su espalda, lo atrajera hacia él. Después llevó su boca a la suya, aprovechándose de su sorpresa para meter la lengua y comenzar a despertar sus sentidos, con un beso que expresaba y reclamaba desvergonzadamente sus derechos.
Durante unos instantes, a Nunew se le detuvo el corazón, olvidó quién era y dónde estaba. Lo único que había era aquel hombre, su energía sensual, el deseo recordado y la necesidad instintiva de satisfacerlo: el reconocimiento en su forma más primaria. Pero un rincón de su cerebro y de su corazón le indicaban otra cosa. Así habían sido las cosas antes, no en aquel momento.
Al darse cuenta, se soltó, lo cual le resultó mortificante porque él no intentó detenerlo. Mientras trataba de recuperar el control, sus ojos, el rubor de sus mejillas y su agitada respiración expresaban ira y rabia sin palabras.
—Ahora ya tienes algo por lo que maldecirme.
Abrió la boca para contestar, pero no pudo emitir sonido alguno. Deseaba y necesitaba atacarlo física y emocional mente. Pruk observó sus expresivos rasgos, definió las emociones que transmitían y se resistió a la tentación de domar un poco aquel carácter, aunque sabía que podía hacerlo. Nunew se limitó a mirarlo. ¿Cómo podía estar tan tranquilo cuando el se hallaba en una situación caótica?
—¿Nos vamos?
Net, el hospital… Se sintió afligido durante unos segundos por haberse olvidado de él y salió al pasillo rápidamente. Pruk se puso a su altura y, al llegar a la recepción, dio las buenas noches a la recepcionista y llamó al ascensor.
Nunew quería decirle algo que lo hiriera, pues la rabia amenazaba con anular su raciocinio, hasta el punto de que, ya bajando en el ascensor, tuvo que contener el temblor de su cuerpo. Se dijo que debiera sentirse aliviado porque la pesadilla económica pronto terminaría. En lugar de eso, se puso tenso al darse cuenta de su situación real: la vida que había llevado en los últimos años estaba a punto de cambiar de forma radical.
El ascensor se detuvo en la planta del estacionamiento. El quería ir al vestíbulo, por lo que presionó el botón adecuado, pero Pruk extendió la mano y contrarrestó su acción.
—Vienes conmigo.
—Porque tú lo digas. Antes de mañana no me encadenaré a ti.
—Vamos al hospital —dijo con fría suavidad—. Después trasladaremos todo lo que hay en tu departamento a mi casa.
—¡Maldita sea! Yo…
—Puedes ir caminando o dejar que te lleve. Elige.
Estuvo a punto de desafiarlo porque sí. Pero comenzó a andar a su lado, se sentó en el asiento del copiloto de su Aston Martín y se mantuvo en un silencio gélido mientras él conducía por la ciudad.
No les encanta el Zee posesivo y autoritario a mi si😏😏😍😍😍🥴🥴🥴🥴🥴🥴🥴🥴🥴🥴
Nos leemos en el siguiente cap😘💋
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Sin elección || ZeeNunew
FanficTres años atrás, obligado por el ultimátum que le había dado su padre para que abandonara a Pruk Panich, Nunew se había quitado la alianza de boda sólo setenta y dos horas después de casarse... Ahora otras circunstancias igualmente desesperadas obli...