XVII | Adiós al toque amargo

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TAZ

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TAZ

Después de haber estado en la carrera ahora nos encontrábamos en la casa de Sophia, bebiendo y haciendo juegos para evitar que la aburrición se hiciera presente en la fiesta.

Mía estaba conmigo para hacernos compañía mutuamente, yo aún tenía duda en sí si me metería el cuadro de lsd, por la mañana me agite de más pero no ocurrió nada así que lo más probable es que no pasará nada sí lo hago, eso espero. El cuadro de lsd ya se encontraba dentro mí, recorriendo cada parte de mi cuerpo así que solo quedaba esperar un rato para que hiciera efecto.

Tenía un vaso con vodka y la combinación de no se que bebida, bebía de mi vaso mientras de fondo podía escucharse la canción de Midnight city una perfecta canción para el ambiente que nos rodeaba.

— ¿Ya te hizo efecto? — Me sonríe Mía mientras le daba una calada a su cigarro.

— Aún nada — Sonrió mirando a todos —. Solo estaré un rato y me iré, olvide la hoja de inscripción para la academia, tengo que regresar a la cafetería — Hago una mueca bebiendo de mi vaso.

— Te acompañaré, mi departamento queda a una calle de tu cafetería así podrás acompañarme tambien — Recarga su cabeza sobre mi hombro.

— De acuerdo — Le quitó el cigarro de sus dedos para ahora yo darle una calada a su cigarro, rodeo sus hombros con mi brazo y bebo todo el restante de mi vaso. Mía llevaba un vestido pegado a su cuerpo de color negro con unos tacones del mismo color, era claro que todos volteaban a verla pero ella estaba aquí conmigo.

Empezaba a sentir los efectos del lsd, la temperatura corporal en mi cuerpo empezaba a alterar el calor en mí, los colores en las cosas empezaban a cambiar, se sentía demasiado bien que tan solo quisiera estar así todo el tiempo. Me sentía inquieto, bebiendo alcohol cada vez que me llenaban el vaso, Mía de igual manera se encontraba alegre bailando frente a mí llamando completamente mi atención, hasta este punto no he visto a Sophia así que lo mejor será pasar el rato con Mia.

Mía rodea mi cuello con sus brazos y besa mis labios, hasta este punto siempre le había dejado claro que entre ella y no podía haber más allá de una cercanía de amistad, sentir sus labios era incómodo e incluso con esto ya quería irme, ni ella ni yo estábamos conscientes y era claro que no agarraría ventaja con eso. Me sentía ebrio, drogado y con un ritmo cardíaco intenso, mi corazón latía tan rápido que incluso podría salirse en cualquier momento.

— Mía, vámonos — Jalo su mano y ella asiente, llegó un momento en el que ella ya se estaba quedando dormida sobre mi brazo, supongo que a ella le pego de diferente manera el lsd.

Salimos de la casa de Sophia y empezamos a caminar entre las calles, no me encontraba en las mejores condiciones pero debía llevar a Mía a su departamento y yo todavía debía pasar por la inscripción, estaba a unos días de que tuviera inicio la academia. Llegamos al departamento de Mía y al asegurarme de que había entrado me dispongo a caminar hacia la cafetería, en efecto, Mía tenía razón ya que estábamos a menos de diez minutos de la cafetería.

El café de Hannah | Taz Skylar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora