Lanza una moneda [One-Shot's]

Es mi hija

Pedido de Mintiland

Oc x Geralt

Cada día que pasaba el calor se hacía más insoportable, por lo que decidieron tomar un pequeño descanzo a las orillas de un lago que Geralt encontró. Se instalaron en la playa, disfrutando de la refrescante agua, pero sufriendo el calor cuando salían de la misma.

Una tarde, Geralt decidió ir a buscar algún trabajo que pudiese realizar mientras sus compañeros reponían fuerzas. A pesar de que Elaine le había casi suplicado que descansace, pues no hace mucho por poco y no salen con vida de una cacería de licántropos, no obstante, él era un brujo terco y le dijo que debía trabajar, porque de descanso no come nadie y tenía cinco bocas que alimentar contando la suya.

Antes que Geralt abandonase el campamento, Ciri corrió hacia él.

—Espera, te acompañaré— agarró su espada del suelo y la colocó nuevamente en su funda mientras caminaba hacia el brujo.

—Ciri, no irás a ningún lado— escuchó que Elaine la llamaba —. Tus heridas no ha terminado de sanar.

—Solo iré con Geralt al pueblo, no vamos a cazar, ¿cierto?— sonrió al brujo.

—De cualquier manera, no irás. Debo limpiar tus heridas y tienes que descansar

—Creo que estás exagerando

—Y tu herida se abrió nuevamente— con el lápiz que estaba utilizando, el bardo señaló el área de su abdomen que había vuelto a sangrar.

Elaine se acercó a ella a grandes pasos mientras Ciri le dirigía una mirada molesta a Jaskier. La sanadora tomó la mano de la menor para guiarla al interior de la tienda improvisada que habían construido. Ciri continuaba explicando que sus heridas no eran tan terribles como ella las percibía, que era de esa forma únicamente porque era sanadora y una pequeña herida la veía como si se le hubiese cortado la mitad del cuerpo. Elaine, por su parte, ignoró sus alegatos y la ayudó a recostarse en algunas mantas en el suelo.
La sanadora levantó la camiseta haciendo que Ciri se interrumpiera abruptamente e hizo una mueca.

—Si parece grave— comentó en voz baja mirando su herida sangrante.

Elaine suspiró rendida y comenzó a trabajar.

No sabía cuánto tiempo había transcurrido desde que Elaine la llevó a la tienda, pero oyó la voz de Yennefer en el exterior, quien discutía con el bardo sobre algo sin importancia, y esbozó una sonrisa a pesar de sentir ardor de los ungüentos que la contraria estaba utilizando.
Miró hacia el exterior de la tienda esperando ver a Geralt, pero tal parecía que no había regresado del pueblucho. Estaba segura que había encontrado algún contrato y que probablemente lo hubiese ido a cumplir, por lo que pasarían horas, si no es que días, hasta que lo pudiesen volver a ver. Si ella lo hubiese acompañado, el trabajo ya estaría concluido.

Elaine terminó de limpiar la herida de Ciri, luego la suturó nuevamente y le cambió las vendas.
Tardó varios minutos, porque ella era su paciente más importante y no permitiría que se desangrara por una costura tan mediocre como aparentemente había hecho antes. Se sintió culpable del sufrimiento de la niña. Ella le juró a la Leona de Cintra que protegería a su nieta por todos los medios y parecía que cada vez rompía más su promesa.
No ayuda el hecho que Cirilla fuese una persona terca, obstinada e impulsiva, por lo mismo ella terminó herida en la cacería anterior.

—Está listo— informó Elaine limpiando sus manos con una tela. Cirí sonrió feliz comenzando a levantarse cuando la sanadora la detuvo —. Quédate aquí y descansa. No tienes nada que estar haciendo afuera