A lo largo de mi existencia he visto muchos hechos históricos que, de contarlos, cualquiera pensaría que estoy hablando de un cuento de ficción. Desde el comienzo de mi creación en el Siglo II, hasta la reciente extinción de mis creadores en el Siglo XXI, gran parte de la historia humana reposa en mí y soy el único que la recuerda.
Se me ha dado el nombre de Panteón Romano, soy un monumento funerario creado por humanos con la función de conservar los restos de personas fallecidas. Función la cuál seguiré ejerciendo por la eternidad.
Con el tiempo, el objetivo principal de mi uso ha tenido cambios drásticos. Pasé de ser un monumento fúnebre a una atracción turística con la cual lucrarse.
Entre las personas que quedaron asombradas por mí, estuvo Miguel Ángel, quién fue, entre otras cosas, un arquitecto reconocido y una persona muy perspicaz, ¡llegó a catalogarme como un edificio angélico! Y no se equivocaba.
Déjenme decirles que mi fuerza se eleva por encima de lo que un humano puede comprender. La prueba de ello es que hoy esté aquí, solitario, pero firme.
La raza humana, a lo largo del siglo XXI se dedicó únicamente al consumo excesivo de recursos naturales, recursos que se agotarían con el tiempo dada la gran demanda. Consecuentemente, surgieron guerras... y más guerras... y más guerras.
A finales del siglo XXI la extinción humana era inminente, fueron realmente pocos los sobrevivientes a la guerra que yo nombré cómo El Final; los pocos afortunados que aguantaron al infierno de más de treinta años fueron cayendo de a poco por falta de recursos. La guerra había acabado con todo.
Casualmente, el destino me puso en el camino de un hombre de apariencia viejo. Estaba malherido, desordenado y su cara mostraba todo lo que ha tenido que soportar. El hombre, luego de caminar años, y años, sobreviviendo de las pocas sobras que la guerra dejó, quedó paralizado al verme. Todavía recuerdo su reacción, hizo un gesto de asombro, se golpeó varias veces el rostro como queriendo comprobar si estaba dentro de un sueño y, finalmente, cuándo comprendió que lo que veía era la realidad, comenzó en un largo llanto de emoción.
Se acercó poco a poco hasta mí, apreció detenidamente mi exterior y, finalmente, entró. Él no fue el único asombrado por mi interior, pero por alguna razón sentí que su reacción es la más hermosa que he visto. Sus ojos brillaban. Vio en mí esperanza. Luego de años de sufrimiento, sintió que podría volver a vivir en paz... Al menos los pocos años de vida que le quedaban...
La razón por la que sobreviví a El Final es divina. Pero en el sentido literal. Dentro de mí se encuentran varias estatuas de diversas divinidades, han estado allí durante muchos siglos y creo que ellos son la razón de mi resistencia. De otra forma, no pude haber quedado impune a la brutal guerra. También, por alguna razón nadie había podido entrar a mí en los treinta años que duró la guerra. Intentaron saquearme en varias ocasiones, pero es como si me hubiera vuelto impenetrable... Hasta el momento de cruzarme con John.
¿Por qué este hombre pudo entrar? Si yo tuviera que dar una razón, diría que John tuvo acceso a mí y sobrevivió a la guerra y la post guerra debido a que es un ángel. Una persona amable, sincera y pura. De alguna manera los dioses lo protegieron, así como a mí.
John era un hombre responsable, se dedicó a mantenerme ordenado durante toda su estancia en mí. Quizás lo hizo porque no tenía nada que hacer, pero yo creo que lo hizo por simple agradecimiento de haberme encontrado.
Me mantuvo al tanto de todo lo que sucedió. Soy una estructura estática y no puedo ver más allá del horizonte, por lo que presté suma atención a los monólogos de John.
La estancia de John fue realmente satisfactoria para mí, sin embargo, él no dejaba de ser humano. Se quedó conmigo muchos años, hasta que finalmente la vejez lo consumió.
Antes de morir, John, el hombre al que considero el último hombre, agradeció:
«Sabes... Creí que mi vida terminaría temprano, pero el destino tenía otros planes preparados para mí. Intenté cuidar de ti, así como tú cuidaste de mí, porque tú eres la prueba de lo que somos los humanos... Seres realmente tontos, que se derrumbaron solos; pero también seres maravillosos capaces de crear algo tan magnífico como tú. Algo hermoso. Doy gracias al destino por cruzarte en mi camino y doy gracias a ti por darle cobijo a este anciano sin un lugar a donde ir. Espero que sigas de pie hasta la eternidad, Panteón. Cuídate» Expresó como otros de sus monólogos y dio su último aliento con una sonrisa en el rostro.
Con el tiempo el cuerpo de John se fue desgastando y sucedió algo maravilloso. En el centro de mi Cella, dónde se encontraba el cuerpo de John, creció de una pequeña grieta una flor.
Luego de ser halagado durante tanto tiempo por John, debo decir sin duda alguna que hoy en día lo más hermoso que hay en mi interior es aquella flor. Una flor que florece pese a la tierra malograda, pese al clima extremo que la guerra dejó, una característica que, sin duda, representaba a John.

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El Último Vestigio de la Humanidad
Short StoryBreve historia redactada desde la perspectiva del Panteón Romano en un mundo post guerra. Trabajo para la clase de Historia del Arte cuya consigna era crear un texto que abarque una construcción específica (en este caso, el Panteón Romano).